Jalisco

La Navidad se ha convertido en un negocio

El escritor de La Navidad en Guadalajara afirma que los símbolos de esta tradición se han perdido debido al crecimiento de la población y al comercio

GUADALAJARA, JALISCO (23/DIC/2014).- En el libro La Navidad en Guadalajara (Ayuntamiento de Guadalajara, 1993), escrito por Ramón Mata Torres, el autor describe que hace tiempo la Navidad convertía a la ciudad en un afable tianguis. Las calles principales del Centro se adornaban con flores de Nochebuena, ángeles o estrellas. Se intensificaba el alumbrado y los focos de colores lucían sus cuerpos brillantes. Las banquetas de algunas calles se obstruían con vendimias y el aire se llenaba de voces mercantiles. En las plazas se escuchaban los villancicos. Diciembre era el mes de la alegría y de la amistad, del regalo y del recuerdo.

Pero eso ha cambiado, afirma el autor. Ahora la Navidad se ha convertido en un negocio. Ya casi no se realizan nacimientos en las casas de los tapatíos, las pastorelas se han perdido y las posadas ahora son expresiones sociales de convivencia que dejaron a un lado su espíritu religioso.

– ¿Qué ha pasado con la Navidad en Guadalajara?


– Se ha convertido en un negocio.

– ¿Se ha empobrecido esta tradición entre los tapatíos?

– Sí y no. Muchas cosas han cambiado. Yo me acuerdo que muchos de nosotros, cuando éramos chicos, celebrábamos la Navidad de otra manera, más sencilla, más simple. Ahora hay más comercio, más negocio.

– En el libro La Navidad en Guadalajara usted señaló varios símbolos de esta tradición en Guadalajara, entre ellos, las pastorelas, los nacimientos y las posadas. ¿Considera que estos símbolos se conservan?

– Un poco. Antes se hacían más nacimientos en casa, en familia. Y eso es lo que se ha venido perdiendo. Y es que ha venido mucha gente a Guadalajara. Es más complicado.

– ¿Y las pastorelas?

– Se han acabado. Las pastorelas las celebraba mucha gente en los pueblos, en lugares pequeños. Ahora nos ha llegado mucho la propaganda gringa. Por ejemplo, el árbol de Navidad, que apareció en Europa, luego llegó a Estados Unidos y de allí pasó a México.

– ¿Considera que la ciudad sigue siendo “un tianguis en Navidad”; en qué quedó el Centro?

– Simplemente se acabó. Ahora hay más comercio, más imagen. Las costumbres se han perdido. Sí se sigue hablando de eso, pero muy poco.

– Pero se sigue conservando el convivio familiar…

– Se conserva en familia, lo tradicional, lo que no se toca.

– ¿Y lo otro?

– Se ha perdido. Yo llegué a ver, por Vallarta, cómo mucha gente rica daba regalos a los niños o a los pobres. Era costumbre. La gente pobre sabía qué familias daban regalos a los pobres y se formaban, hacían cola. Eso uno lo veía cuando pasaba. Eran tiempos de Navidad.

– ¿Qué es lo que más extraña de la Navidad en Guadalajara?

– El espíritu navideño. La gente tomaba mucho en cuenta esta fecha. Los ricos tomaban en cuenta a los pobres. Yo estuve en la Ciudad de los Niños del Padre Cuéllar. Nos daban muchos regalos en Navidad. Nueve días antes, había celebraciones. Había cena, rosario, piñatas y lotería. Como había gente rica que daba comida, a veces uno se iba a dormir todo empanzado de tanto que había comido.

VOCES
Explican el sentido de la temporada

“Sea cual sea el modo como celebramos Navidad, si es del modo tradicional, como estaba en el siglo pasado, con las posadas, las letanías, las piñatas y todo eso que está alrededor; si es del modo litúrgico o del modo más social-familiar, lo importante sería no perder de vista los valores que están detrás”.

Arturo Navarro, jefe del Centro Universitario Ignaciano del ITESO.

“Esta Navidad que estamos viviendo ahora es una Navidad de tipo globalizado, es decir, vemos tradiciones que las hacen todas las familias de Guadalajara, tradiciones que no son de nosotros: el árbol de Navidad, las coronas de adviento. Han ido llegando a través de esa influencia y de esa relación globalizada de Guadalajara con el resto del mundo”.

Juan Toscano García de Quevedo, cronista.

“La Navidad de los tapatíos, desde luego que ha ido adquiriendo matices que antaño no tenía, pero que lejos de perderse, se han enriquecido con formas del pluralismo cultural, que es tan abigarrado. Se conservan los aspectos tradicionales en el ámbito religioso. En los ambientes sociales y familiares se van secularizando a tal grado de perder toda connotación religiosa, pero de conservar en último término fraternidad y convivencia”.

Padre Tomás de Híjar.


“Ahora estamos llenos de santacloses y santaclosas. Yo viví un tiempo por allá por los Arcos, por 1940, y veía y decía ‘¿qué mitote hay aquí en esta esquina?’ Y el mitote era que se estaba celebrando una pastorela en un barrio de Guadalajara. Actualmente casi no se celebran, sobre todo, en familia, en casa. Se ha perdido la costumbre. Claro, hay árboles de Navidad, pero hay muchas cosas de Navidad que han venido de otras partes”.

Ramón Mata Torres, autor del libro La Navidad en Guadalajara.

CRÓNICA
Por Gonzalo Jáuregui

Las posadas ayudan a crear comunidad


En la procesión que sale del domicilio ubicado en la calle Francisco Sarabia 117, en la Colonia Progreso, hay mujeres y niños. A las ocho de la noche, mientras se disponen a caminar por las calles anchas y oscuras del Oriente de Guadalajara, el resplandor de las velas que cargan en las manos y cuyos pabilos están protegidos por vasos transparentes de plástico, les iluminan las caras.

Antes de salir, se encomiendan a Dios para que los resguarde durante el recorrido. Invocan tres veces a la Virgen María para que el enemigo se aleje. Los adultos dicen a los niños que no crucen la banqueta al salir, que se fijen en los coches que afluyen por la calle.

El grupo, compacto y lento, discurre de tres en tres, de modo que puedan caber en la banqueta sin estorbar a otros caminantes. Los niños y las mujeres dejan atrás autos, vecinos distraídos y fachadas levemente adornadas con motivos navideños. Untándose a las paredes de las casas, los peregrinos cantan y agitan los cascabeles. De la calle y de las casas les responden los claxonazos, los mugidos de los camiones y los diálogos de las telenovelas.

Luego de pasar por la calle Gómez de Mendiola, los peregrinos se aglutinan frente al domicilio ubicado en Ventura Anaya 148. Del interior de la casa apenas se percibe un delgado haz de voces, pero el canto de los que están afuera se impone. Después de varios minutos, se abre la puerta. Adentro hay un árbol de Navidad que brilla con pequeñas luces. Hay música de la temporada. Los habitantes de la casa invitan a pasar a todo el grupo, que llena todos los rincones de la sala.

Los niños se sientan en el suelo y miran el árbol y el nacimiento. Los adultos les explican que el festejo se realiza porque el Niño Jesús está por nacer. Les dicen que los niños que oran se convierten en ángeles. Los peregrinos oran por la familia que habita la casa, pero también por todas las personas de la colonia y del mundo. Se persigan, meditan y rezan el rosario. Al final se reparten bolos y se organizan para la siguiente posada.

Se conocen y unen contra la delincuencia

Mercedes Sánchez, vecina de la colonia y una de las organizadoras de las nueve posadas, comenta que estas celebraciones, que comenzaron a realizar en 2013, permitieron que los vecinos se conocieran. Destaca que durante la última posada llevarán a cabo una cena en la que cada quien llevará lo que pueda. Valeria, habitante de esta comunidad, resalta que para los vecinos estas posadas les sirven para celebrar la llegada del Niño Jesús, pero también para que los miembros de la colonia conozcan sus necesidades y se unan ya que, en ocasiones, la delincuencia en el barrio los separa “y lo malo es no conocerse por el miedo y la inseguridad”.

El Nacimiento

Es la expresión plástica, popular e íntima del misterio de la Redención del hombre. Un nacimiento se compone del pesebre o lugar que hace recordar el sitio de pobreza en el que nació el Divino Redentor; el Niño recién nacido, María, José, el Ángel, la Estrella, los tres Reyes Magos, el burro, el buey y los pastores. Ramón Mata Torres, autor de La Navidad en Guadalajara explica que mientras una pastorela se centra en la venida del Señor, en la expresión de su nacimiento, un nacimiento expresa la misma idea, pero en forma plástica, estática y constante. Fue San Francisco de Asís, en 1223, quien hizo por primera vez una réplica de lo sucedido en el pesebre de Belén. En La Experiencia, Zapopan, agrega Mata Torres, había un nacimiento con abundancia de pasajes bíblicos; en El Santuario se instalaba uno de piezas finas, y en Analco había uno con bandas giratorias y caídas de agua.

Las pastorelas

“Una pastorela es como una cápsula de doctrina, psicológicamente bien manejada, discretamente perdida entre el aspecto festivo de la representación. Es como un estuche de regalos o, más bien, como un cofre que encierra las verdades que se quieren transmitir al indígena”, destaca Mata Torres. Durante la Reforma, el espíritu original de las pastorelas se fue perdiendo, pero se convirtió en una expresión popular. La pastorela fue llevada al teatro y en Guadalajara se presentaron algunas en el teatro principal y en el teatro Cuauhtémoc. “Las pastorelas se presentaban en los atrios de las iglesias, en las vecindades, en las calles cerradas, en los mesones y en las casas de algunos que solicitaban ‘la cantada’ a cambio de alguna ‘tamalada’ o ‘pozolada’. Las pastorelas vinieron a menos en Guadalajara cuando hicieron su aparición, primero la radio, luego el cine. Esto afectó de inmediato en la ciudad a las pastorelas, pero no en los pueblos donde se siguieron representando”.

Santa Claus

Santa Claus, Papá Noel, nació en 1822 en Estados Unidos, bajo la pluma del poeta norteamericano Clement Clark Moore. El antecesor más viejo conocido hasta ahora de Papá Noel perteneció a la mitología pagana. Se trata de Gargán, hijo del dios celta Bel y llevaba ya un cesto para distribuir los regalos. Era un gran gigante gordo. La leyenda dice que era demasiado gordo para pasar por las chimeneas. En Santa Claus más que ser un personaje asociado a una idea religiosa, está asociado a la comercialización y a la influencia estadounidense. “Actualmente ya no distinguimos lo gringo de lo mexicano. Los y las Santa Claus pululan en plazas y frente a tiendas comerciales desde los primeros días de diciembre. Los hay en vivo y en toda forma de publicidad. Aparecen en los anuncios de los periódicos y en las tarjetas de Navidad, en la televisión o como animadores en una fiesta de niños”, escribe Mata Torres.

El árbol

“La costumbre de poner arbolitos de Navidad es antigua, germánica, extendida por Europa a mediados del siglo XIX. De Sajonia —Coburgo— su tierra nativa, el príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria, lo introdujo en Inglaterra en 1850. De ahí pasó a otros países europeos y posteriormente a los Estados Unidos, de donde, ya en la última década del siglo pasado, pasó a México. Esta costumbre se intensificó en nuestro país después de la Primera Guerra Mundial. Así como en los países anglosajones, el deslumbrante árbol de Navidad es el punto de referencia de la fiesta, en España todo gira en torno de los nacimientos. De debajo de los troncos de encino que se van consumiendo lentamente, salen el turrón y los regalos, los dulces, las frutas y los vinos”, destaca Ramón Mata Torres.

FUENTE: La Navidad en Guadalajara.
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