Jalisco
Democracia mexicana, acechada por todos los flancos: Woldenberg
El analista político presentó la cátedra 'Democracia y desencanto' en el CUCEI
GUADALAJARA, JALISCO (17/MAY/2016).- Para José Woldenberg, México fue capaz de construir una democracia germinal a la que le falta "todo lo demás" y que actualmente se ve acechada por todos los flancos.
Durante la presentación de la cátedra "Democracia y desencanto", que se llevó a cabo en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), el analista político dijo que hace unas décadas no existían partidos equilibrados, ni elecciones competidas, ni un Poder Ejecutivo acotado por otros poderes constitucionales, ni un Congreso en el que ninguna fuerza política podía hacer su voluntad, ni una clara ampliación del ejercicio de las libertades.
Sin embargo, el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (ahora Instituto Nacional Electoral) afirmó que basta con salir a la calle y hablar con los amigos o conocidos para darse cuenta de que el fastidio acompaña a los recientes logros en el terreno de la política.
"Ante este malestar se puede responder que la democracia no es ni pretende ser una varita mágica ni un sombrero de mago y que la misma no puede resolverlo todo. Los sistemas democráticos están diseñados para lograr dos objetivos fundamentales: la coexistencia y competencia pacífica de la diversidad política y posibilitar el cambio de los gobernantes sin el costoso expediente de la sangre, como diría Karl Popper".
Woldenberg argumentó que los puntos que nutren el enojo de los ciudadanos son el antipluralismo, la infravaloración del tránsito democrático, la gobernabilidad complicada de los gobiernos de minoría, el déficit del orden democrático, las complejidades genéticas de la democracia, el déficit de la ciudadanía y de la sociedad civil, el lenguaje y el comportamiento de los partidos políticos, los medios y el discurso antipolítico, la pobreza, la desigualdad y la frágil cohesión social, el estancamiento económico y sus secuelas, la corrupción, la impunidad y la violencia.
"La democracia es una fórmula de gobierno que se fortalece cuando los ciudadanos aprecian no sólo que pueden ejercer sus libertades, concurrir elecciones, cambiar gobiernos, construir representaciones equilibradas, sino cuando perciben que sus condiciones materiales de vida mejoran. Se sienten integrantes de un nosotros que los incluye y son capaces de discernir lo que se juega en el terreno de la política".
EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI
Durante la presentación de la cátedra "Democracia y desencanto", que se llevó a cabo en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), el analista político dijo que hace unas décadas no existían partidos equilibrados, ni elecciones competidas, ni un Poder Ejecutivo acotado por otros poderes constitucionales, ni un Congreso en el que ninguna fuerza política podía hacer su voluntad, ni una clara ampliación del ejercicio de las libertades.
Sin embargo, el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (ahora Instituto Nacional Electoral) afirmó que basta con salir a la calle y hablar con los amigos o conocidos para darse cuenta de que el fastidio acompaña a los recientes logros en el terreno de la política.
"Ante este malestar se puede responder que la democracia no es ni pretende ser una varita mágica ni un sombrero de mago y que la misma no puede resolverlo todo. Los sistemas democráticos están diseñados para lograr dos objetivos fundamentales: la coexistencia y competencia pacífica de la diversidad política y posibilitar el cambio de los gobernantes sin el costoso expediente de la sangre, como diría Karl Popper".
Woldenberg argumentó que los puntos que nutren el enojo de los ciudadanos son el antipluralismo, la infravaloración del tránsito democrático, la gobernabilidad complicada de los gobiernos de minoría, el déficit del orden democrático, las complejidades genéticas de la democracia, el déficit de la ciudadanía y de la sociedad civil, el lenguaje y el comportamiento de los partidos políticos, los medios y el discurso antipolítico, la pobreza, la desigualdad y la frágil cohesión social, el estancamiento económico y sus secuelas, la corrupción, la impunidad y la violencia.
"La democracia es una fórmula de gobierno que se fortalece cuando los ciudadanos aprecian no sólo que pueden ejercer sus libertades, concurrir elecciones, cambiar gobiernos, construir representaciones equilibradas, sino cuando perciben que sus condiciones materiales de vida mejoran. Se sienten integrantes de un nosotros que los incluye y son capaces de discernir lo que se juega en el terreno de la política".
EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI
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