Jalisco

—Caballo por colibrí

El sabor, sobre todo: un auténtico “boccato di cardinale” puesto que la dieta del colibrí, primordialmente, es el néctar de las flores

El plan de “rescate” —el enésimo, para ser exactos— de la zona del Parque Morelos que se sacó de la manga la Secretaría de Promoción Económica de Guadalajara la semana pasada, invita a recordar el cuento del restaurante especializado en colibrí en todas las presentaciones posibles: asado, frito, a la leña, deshuesado, a la mexicana, a la Valentina... Los meseros ponderaban a los potenciales comensales las excelencias gastronómicas del manjar: la suavidad, el valor nutricional, el sabor. El sabor, sobre todo: un auténtico “boccato di cardinale” puesto que la dieta del colibrí, primordialmente, es el néctar de las flores.

Un cliente quiso despejar algunas dudas, e interrogó al capitán de meseros...

—Que se trate de una suculencia propia de gourmets, lo entiendo. Lo que no entiendo es cómo consiguen la cantidad de colibríes necesaria para satisfacer la demanda.

—Bueno —admitió el camarero—, la verdad es que rebajamos la carne.

—¿Con qué?

—Con carne de caballo.

—¿En qué proporción?

—Mitad y mitad.

—¿Mitad de carne de colibrí y mitad de carne de caballo?

—No exactamente...: un caballo por cada colibrí.

—II—

No tiene caso volver a contar la película de la degradación de la antigua “Alameda”, ni echar alcohol en las heridas repasando el proyecto de la anterior administración municipal: construir en la zona las Villas Panamericanas y partir de ahí para devolver al Centro de la Ciudad la dignidad perdida...

El proyecto presentado la semana pasada comprende, por una parte, edificios de departamentos, oficinas, hoteles y centros culturales; por la otra, un puente peatonal para unir al Parque Morelos con la Plaza Tapatía. La primera parte implicaría, en efecto, la profunda transformación de la zona; la segunda sería un maquillaje, para que los turistas Panamericanos no se vayan tan desencantados de Guadalajara. Aquélla costaría —a valores actuales— alrededor de tres mil millones de pesos; éste (algo así como una escenografía de papel roca, como de festival de fin de curso en escuelita de barrio), 50 millones: es decir, la sexagésima parte. El Gobierno estaría en la mejor disposición de costear la segunda; la primera, en cambio, tendría que hacerla la iniciativa privada.

—III—

En la analogía de esta historia con el cuento del colibrí y el caballo, puede advertirse —seamos justos— que el Gobierno está dispuesto a correr con la parte más difícil: el colibrí... “¡’Ai que otros consigan el caballo!”.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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