Jalisco

Allá en la fuente

Ya no era sino la “cruda” del trienio en la Cuna Alfarera, que se le ocurre a Tomás Coronado hablar de “sospechas”...

El pleito del “procu”

— ... Y cuando pensé que las aguas “amainaban” en Tonalá, y que la gente ya ni la hacía de tos por tener a Vizcarra como alcalde, e incluso que la salida de los otros dos que mataron, pero que no mataron a Romo Guízar, ya no era sino la “cruda” del trienio en la Cuna Alfarera, que se le ocurre a Tomás Coronado hablar de “sospechas”.

— Ah caray, ¡pues claro que hay sospechas! ¿O qué, el crimen siempre no pasó?, ¿el señor ese se murió solo y los judiciales nomás llegaron a ponerle balas al cuerpo? Y otra cosa... ¿dónde quedan los testigos? Hay como cinco que aseguran haber visto a los que estaban en la cárcel cuando le dispararon.

— Pues sí, hombre, yo no discuto eso, nomás hablo por lo que salió ayer en las noticias, que el “procu” dijo que la libertad que les dio el juez a Ricardo Sigala y Omar Melquiades era sospechosa, y que si seguía su apelación, se los iba a refundir otra vez a la cárcel. Además, también habló de Vizcarra, y ya ves cómo el “presi” se enojó ahora; ya hasta le pidió que renuncie, y aclaró con mucha “enjundia” que no le tiene miedo.

— Sí, fíjate que si es cierto, ya hasta le echó pleito a Emilio y le exigió que se disculpara con él... imagínate, si a los miles que se ofendieron con la “mentada” no los peló, cuál será su respuesta con la exigencia de uno solo.

— Cierto... pero a lo que iba es a lo siguiente: Tonalá estaba relativamente en paz, con un adeudo bien canijo, pero en paz... y ahora, Vizcarra con su “muina”, el “procu” con sus sospechas, el juez con sus testigos fabricados... ¿y la sociedad?

— Pues la sociedad ni al caso, mejor dicho, la familia de Carlos Romo, ¿cómo se sentirá? Primero que les dicen que ya se esclareció su caso, y luego que salen tres de los que estaban involucrados... ¿a poco no se les hará muy extraño?

— ¡Por supuesto! De hecho, son ellos quienes primero formularon la pregunta que todos nos hacemos en este momento.

— ¿Qué pregunta?

— Pues, ¿quién mató a Romo Guízar?

— Mira, eso sí que está medio difícil, pero lo que sí te puedo asegurar es que ¡yo no!

— No pues no, ¡ni yo tampoco!
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