Jalisco
— Herbert
Debido a la premura de la renuncia del secratario, pudo haberse tomado como un chiste
La premura de la decisión impidió, incluso, que a la susodicha Coordinación se le aplicara la unción de los enfermos. Simplemente, como Cleto —el de la canción de Chava Flores—, la famosa Coordinación (“A la que tantos deben tanto”, hubiera dicho Churchill) “murió, murió, murió...”.
—II—
A los jaliscienses, anonadados, la noticia les llegó un poco a la manera del chiste que algún socarrón acuñó hará medio siglo, cuando comenzaron a circular los primeros automóviles Volkswagen —que, al paso del tiempo, se volverían casi una plaga— por las calles de México...
Un tipo se baja de la banqueta, e inopinadamente lo arrolla un perrazo San Bernardo. Apenas empieza a levantarse, todo maltrecho, cuando, ahí mismo, un Volkswagen lo atropella. Con el auxilio de varias almas caritativas que pasaban por el lugar, se consigue reunir el cuerpo y el alma del pobre infeliz. Cuando estuvo, al rato, en condiciones de responder a la pregunta obligada —“pues, ¿qué le pasó...?”— ésta fue su respuesta:
—Lo del perro fue tremendo... pero lo que casi me mata es la lata que traía amarrada en la cola.
—III—
(El perro, para efectos del chiste, sería la derrota del “Tri” ante Argentina; el Volkswagen..., la renuncia de Herbert).
Pero Jalisco es fuerte. Es probable que sobreviva.
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