Jalisco
- ''Pitazo''
El título, sobre todo, para efectos de este texto, es lo que cuenta, ya que se trata, en realidad, de una antología de textos periodísticos de uno de los más finos humoristas mexicanos del siglo XX...
Ahora que Jorge Ibargüengoitia y su novela “Los Relámpagos de Agosto” —sátira demoledora de la etapa final de la Revolución Mexicana— fueron elegidos para el maratón de lectura del Día del Libro, el próximo 23 de abril, viene al caso, por si casualmente cayeran en buena tierra algunas semillas de la prosa del escritor guanajuatense, fallecido en un accidente aéreo en el aeropuerto de Madrid en 1983, aludir a otra obra del mismo autor: “Instrucciones para vivir en México”...
—II—
El título, sobre todo, para efectos de este texto, es lo que cuenta, ya que se trata, en realidad, de una antología de textos periodísticos de uno de los más finos humoristas mexicanos del siglo XX...
Las agencias de viajes también disponen de instructivos que, llegado el caso, ponen en manos de sus clientes. Algunos de ellos son, valga la metáfora, ediciones para turistas del “Manual de los Pequeños Castores”, inmarcesible vademécum de los sobrinos del Pato Donald, que acompañaron la infancia de quienes ya son (o deberían ser) abuelos. Ahí, por ejemplo, se recomienda a quienes tienen que manejar en las carreteras de Estados Unidos o Alemania, que sean extremadamente respetuosos de las señales de tránsito y límites de velocidad porque —se les advierte— “las multas son caras, y los agentes viales, incorruptibles”.
En cambio, a los turistas que van a manejar en las carreteras mexicanas, se les informa que las multas son bajas... y quienes supuestamente deben aplicarlas, proclives a la corrupción.
—III—
Todo esto viene al caso porque, como quizá se recuerde, hace dos semanas se descargó esa cosa apantalladora a la que los boletines oficiales denominan “todo el peso de la ley”, a quienes se dedican al comercio ilícito de muestras médicas y demás fármacos apócrifos en la zona del Santuario, y después se hizo otro tanto con quienes venden “mercancía pirata”, y luego con quienes ejercen el comercio informal de automóviles en calles que han secuestrado a automovilistas y peatones.
Y ayer, sin ir más lejos, cuando la autoridad iba por la “réplica” del “golpe demoledor” a la piratería, el “pitazo” llegó a tiempo para que los pillos ocultaran su mercancía.
Por eso vale recordar a un Jefe de Tránsito —hoy sería secretario de Vialidad— que, al asumir el cargo, se comprometió públicamente a acabar con la corrupción:
—¿Y qué va a hacer —le preguntaron— repoblar Guadalajara con marcianos, o subir ángeles a las patrullas...?
—II—
El título, sobre todo, para efectos de este texto, es lo que cuenta, ya que se trata, en realidad, de una antología de textos periodísticos de uno de los más finos humoristas mexicanos del siglo XX...
Las agencias de viajes también disponen de instructivos que, llegado el caso, ponen en manos de sus clientes. Algunos de ellos son, valga la metáfora, ediciones para turistas del “Manual de los Pequeños Castores”, inmarcesible vademécum de los sobrinos del Pato Donald, que acompañaron la infancia de quienes ya son (o deberían ser) abuelos. Ahí, por ejemplo, se recomienda a quienes tienen que manejar en las carreteras de Estados Unidos o Alemania, que sean extremadamente respetuosos de las señales de tránsito y límites de velocidad porque —se les advierte— “las multas son caras, y los agentes viales, incorruptibles”.
En cambio, a los turistas que van a manejar en las carreteras mexicanas, se les informa que las multas son bajas... y quienes supuestamente deben aplicarlas, proclives a la corrupción.
—III—
Todo esto viene al caso porque, como quizá se recuerde, hace dos semanas se descargó esa cosa apantalladora a la que los boletines oficiales denominan “todo el peso de la ley”, a quienes se dedican al comercio ilícito de muestras médicas y demás fármacos apócrifos en la zona del Santuario, y después se hizo otro tanto con quienes venden “mercancía pirata”, y luego con quienes ejercen el comercio informal de automóviles en calles que han secuestrado a automovilistas y peatones.
Y ayer, sin ir más lejos, cuando la autoridad iba por la “réplica” del “golpe demoledor” a la piratería, el “pitazo” llegó a tiempo para que los pillos ocultaran su mercancía.
Por eso vale recordar a un Jefe de Tránsito —hoy sería secretario de Vialidad— que, al asumir el cargo, se comprometió públicamente a acabar con la corrupción:
—¿Y qué va a hacer —le preguntaron— repoblar Guadalajara con marcianos, o subir ángeles a las patrullas...?
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