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Salvadoreños reconstruyen zonas afectadas por lluvias

Ida dejó al menos 160 muertos en El Salvador

Salvadoreños reconstruyen zonas afectadas por lluvias
APULO, EL SALVADOR.- Las escenas de luto, dolor y destrucción se repiten por diferentes lugares de El Salvador, donde los habitantes se aferran a reconstruir zonas devastadas por las recientes lluvias, que dejaron por los menos 160 muertos.

La Comisión Nacional de Protección Civil informó el jueves que 60 personas aún están desaparecidas y más de 14 mil 96 quedaron damnificadas tras cuatro días de intensas lluvias que concluyeron el martes pasado.

La mayoría de los afectados son atendidos en 132 albergues de siete de los 14 departamentos del país afectados, incluida la capital.

"Escuché (la voz de) un hombre que me dijo que le diera la mano. Después llegaron otros y me sacaron'', declaró a la AP Tania Jovel, una niña de 10 años arrastrada antes de la medianoche del sábado tras el desbordamiento del río Huilapa que inundó la pequeña localidad de Apulo.

Apulo es un centro turístico en las riberas del lago de Ilopango, en la periferia este de la capital salvadoreña.

La niña fue encontrada al menos unas cuatro horas después a la orilla del lago y en medio de varios vehículos que formaban una especie de muro y que habían sido arrastrados por una correntada de lodo y piedra. "Me dio mucho miedo, es como un sueño feo'', agregó la menor que tenía rasguños y moretones en brazos y piernas.

"El agua me llegó hasta el pecho y ella se me desprendió. Le grité a todos que me la buscaran y de milagro de Dios la encontramos'', agregó su madre Ada Jovel, de 32 años, que limpiaba escombros en su vivienda a la orilla del que fuera río y quedó cubierto por unos dos metros de lodo, piedras y pedazos de frondosos árboles.

La correntada se extendió por toda la localidad, donde residen unas tres mil personas, arrancando casas y otras sepultándolas por completo con lodo. Una anciana fue reportada como la única fallecida en la zona, según los lugareños.

Las calles de Apulo están cubiertas por montañas de escombros, inundadas o llenas de basura.

"Lo que nos queda ahora es limpiar y seguir adelante. No tenemos otro camino'', agregó Walter Ramos, de 38 años, dueño del restaurante The Lake Beer (La cerveza del lago), mientras sacaba arena y piedras de su local frente a la orilla del lago.

"Va a costar levantar esto de nuevo, pero no perdemos la esperanza de hacerlo lo más rápido posible'', agregó.

A unas pocas metros del lugar, Medarda Romero, de 43 años, cocinaba arroz, frijoles, huevos y tortillas para unas mil personas de la zona. "No hemos parado de cocinar desde el fin de semana, pero sabemos que todos unidos vamos a salir adelante'', señaló junto a un grupo de mujeres que cocinaban y atendían a damnificados.

"La lluvia destruyó las casas y las pertenencias de todos. Viene la ayuda de comida, pero no nos alcanza porque son muchas personas e incluso se llevan comida para otros cantones cercanos también afectados. Necesitamos comida, platos desechables y agua sobretodo'', apuntó Romero.

La casa comunal de la localidad es uno de los albergues improvisados de la zona, donde los damnificados eran también atendidos por médicos del Instituto salvadoreño del Seguro Social.

El viceministro de Gobernación, Ernesto Zelayandía informó que un frente frío que azota el país desde el martes representa una nueva amenaza de enfermedades respiratorias para los damnificados a quienes se aceleraba la entrega de frazadas y ropa en comunidades afectadas, sobretodo en la región central del país.

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