Internacional
Primer ministro irlandés pide apoyo a matrimonios gay
Enda Kenny insta al electorado a ''hacer historia'' votando a favor de la iniciativa
irlandés, el democristiano Enda Kenny, instó al electorado a "hacer historia" votando a favor del "matrimonio gay" en el referéndum de este viernes, tan solo 22 años después de que este país, aún mayoritariamente católico, despenalizara la homosexualidad.
Kenny efectuó esas declaraciones en el último acto de la campaña de un plebiscito que, en caso de victoria del "sí", convertirá a la República de Irlanda en el primer país del mundo que aprueba el matrimonio entre parejas del mismo sexo a través de una consulta popular.
El jefe del Gobierno del Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas, reiteró que el voto positivo es "un sí a la inclusión, a los derechos, al amor y a la igualdad, en general, y, en particular, a la igualdad en el matrimonio".
Poco más de tres millones de irlandeses están llamados mañana a las urnas para decidir si aceptan o rechazan que un "matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo".
Esa es la frase que el Ejecutivo, que cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas nacionales, ha propuesto añadir al artículo 41 de la Carta Magna para proteger constitucionalmente los derechos de la parejas del mismo sexo y equiparlos a los de los matrimonios convencionales.
Las encuestas siguen otorgando una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno, si bien el rechazo ha ganado terreno en las últimas semanas y aún hay un significativo porcentaje de indecisos.
"El 'sí' no solo quedará escrito en la Constitución, sino también en las vidas de los gays, lesbianas o transexuales. El 'sí' destruirá las barreras de los prejuicios y el miedo irracional del 'ellos' contra 'nosotros'", dijo Kenny, católico practicante que ha reconocido que él mismo ha tenido que efectuar un viaje de descubrimiento personal para llegar a aceptar este asunto.
El "Taoiseach" (primer ministro) también insistió en que la reforma de la Constitución solo afecta a la definición de matrimonio en cuanto a que especifica "quién puede casarse con quién" y que, en consecuencia, no altera la legalidad vigente sobre otras cuestiones, como la adopción o los derechos del menor.
Por no modificar no modifica ni siquiera algunas de las definiciones más obsoletas que aún se encuentran en artículos de una Constitución redactada en 1937, como la que establece que el lugar de una mujer es el hogar y que debe ser mantenida (por un esposo, se supone) para que pueda permanecer en casa.
Sea como fuere, los detractores de la propuesta del Gobierno, entre los que figuran grupos antiabortistas, ultraconservadores y la aún poderosa Iglesia Católica, sostienen que el matrimonio entre homosexuales atenta contra los valores de la familia tradicional y que modificará radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionará los derechos del menor.
En un último llamamiento al "no", el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, pidió al electorado que "evalúe las consecuencias" que traerá la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo.
"El matrimonio consiste en la unión de un hombre con una mujer, que se convierten en padre y madre, lo cual ya dice mucho. Si cambiamos eso mucha gente va sentirse insegura", declaró el religioso a la cadena pública RTE.
Martin no quiso aclarar qué consecuencias traerá la legalización del matrimonio homosexual para la adopción o la subrogación, "porque no soy un profeta o adivino", pero estas cuestiones, dijo, "tendrán que ser interpretadas por la Justicia en algún momento y de una manera que no podemos predecir".
La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la Ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de "matrimonio" y carecía de protección constitucional.
En otro referéndum que también se celebra el viernes, el electorado irlandés deberá decidir si se rebaja desde los 35 hasta los 21 años la edad mínima para ser presidente de la República, un cargo principalmente representativo.
Los centros de votación abrirán mañana sus puertas a las 06.00 GMT y cerrarán a las 21.00, si bien el recuento de las papeletas no comenzará hasta el sábado a las 08.00 y se prevé que el resultado final podría anunciarse entre las 15.00 y las 17.00 horas de ese día.
DUBLÍN, IRLANDA (21/MAY/2015).- El primer ministro
Kenny efectuó esas declaraciones en el último acto de la campaña de un plebiscito que, en caso de victoria del "sí", convertirá a la República de Irlanda en el primer país del mundo que aprueba el matrimonio entre parejas del mismo sexo a través de una consulta popular.
El jefe del Gobierno del Dublín, de coalición entre conservadores y laboristas, reiteró que el voto positivo es "un sí a la inclusión, a los derechos, al amor y a la igualdad, en general, y, en particular, a la igualdad en el matrimonio".
Poco más de tres millones de irlandeses están llamados mañana a las urnas para decidir si aceptan o rechazan que un "matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo".
Esa es la frase que el Ejecutivo, que cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas nacionales, ha propuesto añadir al artículo 41 de la Carta Magna para proteger constitucionalmente los derechos de la parejas del mismo sexo y equiparlos a los de los matrimonios convencionales.
Las encuestas siguen otorgando una cómoda ventaja a la ratificación de la propuesta del Gobierno, si bien el rechazo ha ganado terreno en las últimas semanas y aún hay un significativo porcentaje de indecisos.
"El 'sí' no solo quedará escrito en la Constitución, sino también en las vidas de los gays, lesbianas o transexuales. El 'sí' destruirá las barreras de los prejuicios y el miedo irracional del 'ellos' contra 'nosotros'", dijo Kenny, católico practicante que ha reconocido que él mismo ha tenido que efectuar un viaje de descubrimiento personal para llegar a aceptar este asunto.
El "Taoiseach" (primer ministro) también insistió en que la reforma de la Constitución solo afecta a la definición de matrimonio en cuanto a que especifica "quién puede casarse con quién" y que, en consecuencia, no altera la legalidad vigente sobre otras cuestiones, como la adopción o los derechos del menor.
Por no modificar no modifica ni siquiera algunas de las definiciones más obsoletas que aún se encuentran en artículos de una Constitución redactada en 1937, como la que establece que el lugar de una mujer es el hogar y que debe ser mantenida (por un esposo, se supone) para que pueda permanecer en casa.
Sea como fuere, los detractores de la propuesta del Gobierno, entre los que figuran grupos antiabortistas, ultraconservadores y la aún poderosa Iglesia Católica, sostienen que el matrimonio entre homosexuales atenta contra los valores de la familia tradicional y que modificará radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionará los derechos del menor.
En un último llamamiento al "no", el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, pidió al electorado que "evalúe las consecuencias" que traerá la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo.
"El matrimonio consiste en la unión de un hombre con una mujer, que se convierten en padre y madre, lo cual ya dice mucho. Si cambiamos eso mucha gente va sentirse insegura", declaró el religioso a la cadena pública RTE.
Martin no quiso aclarar qué consecuencias traerá la legalización del matrimonio homosexual para la adopción o la subrogación, "porque no soy un profeta o adivino", pero estas cuestiones, dijo, "tendrán que ser interpretadas por la Justicia en algún momento y de una manera que no podemos predecir".
La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la Ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de "matrimonio" y carecía de protección constitucional.
En otro referéndum que también se celebra el viernes, el electorado irlandés deberá decidir si se rebaja desde los 35 hasta los 21 años la edad mínima para ser presidente de la República, un cargo principalmente representativo.
Los centros de votación abrirán mañana sus puertas a las 06.00 GMT y cerrarán a las 21.00, si bien el recuento de las papeletas no comenzará hasta el sábado a las 08.00 y se prevé que el resultado final podría anunciarse entre las 15.00 y las 17.00 horas de ese día.
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