Existe un país en Europa que es especialmente conocido por su rigurosidad con las leyes, así como tener una ciudadanía con carácter “frío”, rígido y poco flexible. De hecho, hasta su idioma es objeto de burla en muchas ocasiones, pues los extranjeros aseguran que su sonido es agresivo. En efecto, Alemania es una nación particularmente estricta con sus leyes. Sin embargo, esto también es positivo para los ciudadanos, pues así como son disciplinados para el trabajo, respetan de la misma forma los espacios, días y horas de descanso. En este sentido, Alemania tiene leyes de “Ruhezeit”, que se traduce como “tiempo de descanso”. Según estas normas, de lunes a sábado los ciudadanos deben evitar hacer ruidos fuertes en su dormitorio y en las calles a partir de las 10:00 de la noche y hasta las 6:00 de la mañana, esto con el propósito de que la población obtenga un buen descanso y calidad de sueño. Del mismo modo, las restricciones se aplican en todos los domingos y días festivos. Es decir que, en estos días no se permite hacer actividades ruidosas como fiestas, construcciones, mudanzas, etc. sin tener antes la autorización de los vecinos. De no ser así, los vecinos pueden llamar a la policía y ésta acudirá al lugar para dar un llamado de atención a los causantes de los disturbios, e incluso aplicar una multa. Alemania es un país muy cuidadoso con los tiempos de descanso y convivencia de la ciudadanía. De hecho, la mayoría de tiendas, supermercados y comercios permanecen cerrados los domingos, con excepción de algunas cafeterías, restaurantes y museos. También, en algunas residencias de estudiantes, los contratos incluyen un apartado donde se estipula tener una hora de descanso al mediodía, todos los días, en el cual se deben evitar ruidos fuertes como usar la aspiradora, lavadoras, licuadoras, etc. CM