Internacional

Morsi protesta en el tribunal mientras fuera se desata la violencia

La primera sesión del juicio contra el ex presidente Mohamed se aplaza hasta el 8 de enero, en tanto a las puertas se enfrentan sus detractores y partidarios

EL CAIRO, EGIPTO (04/NOV/2013).- Poco antes de que los relojes marcaran las 09:00 de la mañana aparecía en el cielo de la Academia de Policía el helicóptero que llevaba al depuesto presidente egipcio Mohamed Morsi. El lunes se celebraba la primera sesión de un juicio que incluye a otros 14 dirigentes de los Hermanos Musulmanes. Sobre el dirigente islamista pesan 10 cargos entre los que destaca la 'incitación a la violencia' con resultado de muerte contra manifestantes en su etapa de gobierno.

Y precisamente lo que ha predominado en la jornada ha sido la violencia y las protestas. En el interior del tribunal en la Academia de Policía, lugar donde se juzgó a Mubarak en 2011, el famoso acusado se ha autoproclamado 'único presidente legítimo del país', desechando el poder del tribunal que le juzga con una soberbia arenga: "Este tribunal no es competente para juzgar al presidente de la República. Yo soy el presidente de la República Árabe de Egipto".

Desafiante, Morsi ha ido interrumpiendo continuamente las palabras de los miembros del tribunal mientras que abogados de las víctimas e islamistas se han enzarzado en gritos y acusaciones, zapatos en mano incluidos.

Poco más ha transcendido. Interrumpido el juicio en dos ocasiones por los gritos e insultos de los acusados, la sesión se ha aplazado al próximo 8 de enero, ya que Morsi no iba vestido con el traje blanco que lucen todos los imputados. Además, el tribunal ha decidido revisar mejor los más de siete mil folios de los que consta el sumario.


Piedras e insultos a las puertas del tribunal

Así, mientras Morsi era trasladado vía aérea, tal y como había llegado, a la cárcel de Borj al Arab, cercana a Alejandría en el norte del país, la noticia se desarrollaba en los aledaños de la Academia de Policía, donde se desataba la violencia.

Mientras en muchos trabajos se colgaba el cartel de 'cerrado', por El Cairo se llevaban a cabo manifestaciones numerosas, aunque con poca gente en cada una. No sería el único punto, en total, 20 heridos a lo largo del país.

A las puertas del tribunal se congregaban cerca de 400 personas entre detractores y seguidores de la Hermandad. Y mientras jóvenes como Mohamed Ahmed, de 20 años, proclamaba que, "nosotros somos pacíficos y no entendemos este juicio, ¿de qué le acusan? ¿De tener relaciones con Hamas? Si es así es un honor, porque Hamas lucha contra los judíos. ¿De qué más? Son ellos los que nos han robado el país y todo el pueblo está con nosotros, pero no vienen muchos por miedo, pero somos pacíficos"; compañeros con las mismas fotos y el famoso símbolo de los cuatro dedos se dedicaban a golpear a gente, amenazar y destrozar todo el mobiliario urbano que hubiera en el camino.

Pocos han sido los coches aparcados en la zona que han salido ilesos de la ira de unos y otros, con especial saña en las furgonetas de los medios de comunicación, acusados por de 'jugar' para el enemigo.

Pero los cristales rotos se han olvidado cuando las víctimas eran las personas. Mientras saltaba la noticia de que uno de los corresponsales de Al Arabiya era golpeado por seguidores de los Hermanos Musulmanes, se conocía un poco más tarde los ataques a los periodistas egipcios de la cadena CBC y Sada el-Balad. Mientras, el resto de periodistas en la zona comprobábamos de primera mano la dificultad para informar.

Y así, mientras señoras mayores eran abofeteadas por apoyar a Al Sisi o un joven era rodeado y apedreado por proclamar con orgullo que era cristiano, a los periodistas nos amenazaban y golpeaban para que 'ni se nos ocurra sacar a un seguidor de los Hermanos pegando a nadie'.

Mohamed Atian, vestido de negro y con la mirada cansada de quien ha visto más de lo que quisiera, pasaba minutos después por la zona donde acababan de pegar al muchacho cristiano. "Yo no echo la culpa a los gobernadores, sino al pueblo, porque cuando han tenido la oportunidad de elegir se han dejado manipular. Los gobernadores nos sacrifican para dar al poder y no les importa que la violencia se desate", explicaba.

"Estoy aquí para ver si sé algo y pedir un juicio que sea público, para ver y escuchar a todas las partes, tanto el de Mubarak, que fastidió el país durante 30 años, como ahora con Morsi que lo sigue llevando a la ruina". Pero no era su única petición. La más importante es la que une a la gran mayoría del egipcio de a pie: "Egipto volverá a ser poderoso cuando los jóvenes se den la mano sin importar que sean laicos, liberales, salafistas, cristianos o musulmanes. Cuando se aparquen las diferencias y se piense por el país, Egipto volverá a levantar cabeza".

EL INFORMADOR / SILVIA R. TABERNÉ
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