Internacional
Legionarios de Cristo piden perdón por el daño hecho por el padre Maciel
La congregación católica reconoció que su fundador abusó sexualmente de seminaristas, tuvo una hija con una mujer y otros dos con otra
En un comunicado, los Legionarios de Cristo aseguran que "habíamos pensado y esperado que las acusaciones presentadas contra nuestro fundador fueran falsas o infundadas", pero no ha sido así, por lo que “no podemos mirar a su persona como modelo de vida cristiana o sacerdotal”.
“Estamos profundamente consternados y tenemos que reconocer que son ciertas las acusaciones contra el Padre Maciel, entre las que se incluían abusos sexuales a seminaristas menores”, manifestaron en el comunicado, hecho público diez días después de que concluyera la inspección ordenada por el Papa a esta congregación.
En un duro comunicado, en el que ya no le llaman simple “Padre”, los legionarios reconocen que el sacerdote mexicano, (nacido en 1920 y fallecido en 2008) tuvo una hija “de una relación estable y prolongada” con una mujer, “y otros graves comportamientos”, que no citan.
También señalan que otras dos personas afirman que son hijos del sacerdote y agregan: “condenamos estos actos contrarios al deber cristiano, religioso y sacerdotal de la vida del Padre Maciel y afirmamos que no corresponden a lo que nos esforzamos con vivir en la Legión y el Regnum Christi (los legionarios laicos)”.
“Expresamos una vez más nuestro dolor y pesar a todas y cada una de las personas que han sido dañadas por las acciones de nuestro fundador”, dice el comunicado, en el que también piden “perdón” a todas aquellas personas que le acusaron en el pasado "y no fueron creídas o no se supo escuchar porque en aquel momento no podíamos imaginar esos comportamientos".
Los Legionarios aseguran que tienen que expiar las faltas y el escándalo causado por Maciel y piden a sus miembros intensificar los rezos.
Ratzinger, otra vez acusado
El cardenal Joseph Ratzinger, hoy el Papa Benedicto XVI supo, cuando era arzobispo de Munich, del traslado a otra parroquia en 1979 de Peter Hullermann, un sacerdote acusado de pederastia en Alemania y que se sometió a tratamiento psiquiátrico, según denunció el diario “The New York Times”.
El Vaticano se apresuró a desmentir las acusaciones del diario.
Varias semanas más tarde, en enero de 1980, Joseph Ratzinger dirigió una reunión durante la cual se aprobó la transferencia del sacerdote de Essen a Munich, de acuerdo con el diario neoyorquino. Unos días después, el futuro Papa fue el destinatario de un informe en el cual se le informaba de que el padre Hullermann había retomado su actividad pastoral.
En 1986, el sacerdote fue declarado culpable de haber agredido sexualmente a niños en otra parroquia bávara, tras su transferencia a Munich.
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