Internacional
En Pascua habrá nuevo Papa
Benedicto XVI sorprende al mundo con su renuncia; a mediados de marzo un Cónclave elegirá al nuevo jerarca católico
CIUDAD DEL VATICANO (12/FEB/2013).- Con unas cuantas palabras en latín, el Papa Benedicto XVI anunció su decisión de renunciar a la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, medida que toma vigencia a partir de las 20:00 horas de Roma (13:00 de México) del próximo 28 de febrero. El último Papa que renunció fue Gregorio XII, quien lo hizo en 1415.
Y su declaración abrió en la Iglesia Católica, en una época turbulenta, un proceso complejo y agitado para reemplazar al Pontífice antes de la Pascua. La decisión sentó las bases para un cónclave —un encuentro secreto donde los cardenales votan para elegir a un nuevo Papa— antes de la Pascua, dado que no tendrían que observarse los nueve días de duelo que son una obligación cuando un pontífice fallece.
Además, la medida permitiría a Benedicto tener influencia sobre quién será su sucesor, aunque él no votaría en el cónclave. Benedicto ha elegido ya a buena parte del Colegio de Cardenales, los príncipes de la Iglesia que elegirán al próximo Jefe del Vaticano, lo que protegería su legado conservador.
La elección será en la Capilla Sixtina, ahí se reunirá el Colegio conformado por 209 cardenales; sólo los menores de 80 años pueden votar, que son 117. De los 117 “electores”, 50 fueron nombrados como cardenales por Juan Pablo II, mientras 67 recibieron el birrete púrpura de manos de Benedicto XVI.
De ellos, 61 pertenecen a Europa, 33 a América, 11 son africanos, 11 asiáticos y uno de Oceanía. Con estos números la “delegación europea” supera 50% de los votos del Cónclave, aunque no alcanza los dos tercios que se requieren para la elección de un nuevo Sumo Pontífice.
Los nombres que suenan fuerte para suceder al Papa son: el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone; el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, de Ghana; Angelo Scola, arzobispo de Milán; Christoph Schoenborn, arzobispo de Viena y Marc Ouellet, el director canadiense de la oficina del Vaticano para los obispos.
Los purpurados mexicanos que pueden votar y con derecho a ser elegibles son: Norberto Rivera Carrera, de 70 años y arzobispo de la Ciudad de México; Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, de 63 años, y, Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, de 79 años.
Desde su elección, Benedicto ha adoptado una serie de decisiones conservadoras en la Iglesia, al tratar de revivir el catolicismo en Europa.
Pero sus esfuerzos fueron eclipsados por un escándalo mundial de abusos sexuales imputados a clérigos —en marzo de 2010 pidió perdón por los errores de la Iglesia, pero no cedió a los tribunales a los abusadores—, por problemas de comunicación que irritaron a judíos y musulmanes, y más recientemente por un escándalo que siguió a la filtración de documentos por parte de su mayordomo.
Y su declaración abrió en la Iglesia Católica, en una época turbulenta, un proceso complejo y agitado para reemplazar al Pontífice antes de la Pascua. La decisión sentó las bases para un cónclave —un encuentro secreto donde los cardenales votan para elegir a un nuevo Papa— antes de la Pascua, dado que no tendrían que observarse los nueve días de duelo que son una obligación cuando un pontífice fallece.
Además, la medida permitiría a Benedicto tener influencia sobre quién será su sucesor, aunque él no votaría en el cónclave. Benedicto ha elegido ya a buena parte del Colegio de Cardenales, los príncipes de la Iglesia que elegirán al próximo Jefe del Vaticano, lo que protegería su legado conservador.
La elección será en la Capilla Sixtina, ahí se reunirá el Colegio conformado por 209 cardenales; sólo los menores de 80 años pueden votar, que son 117. De los 117 “electores”, 50 fueron nombrados como cardenales por Juan Pablo II, mientras 67 recibieron el birrete púrpura de manos de Benedicto XVI.
De ellos, 61 pertenecen a Europa, 33 a América, 11 son africanos, 11 asiáticos y uno de Oceanía. Con estos números la “delegación europea” supera 50% de los votos del Cónclave, aunque no alcanza los dos tercios que se requieren para la elección de un nuevo Sumo Pontífice.
Los nombres que suenan fuerte para suceder al Papa son: el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone; el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, de Ghana; Angelo Scola, arzobispo de Milán; Christoph Schoenborn, arzobispo de Viena y Marc Ouellet, el director canadiense de la oficina del Vaticano para los obispos.
Los purpurados mexicanos que pueden votar y con derecho a ser elegibles son: Norberto Rivera Carrera, de 70 años y arzobispo de la Ciudad de México; Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, de 63 años, y, Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara, de 79 años.
Desde su elección, Benedicto ha adoptado una serie de decisiones conservadoras en la Iglesia, al tratar de revivir el catolicismo en Europa.
Pero sus esfuerzos fueron eclipsados por un escándalo mundial de abusos sexuales imputados a clérigos —en marzo de 2010 pidió perdón por los errores de la Iglesia, pero no cedió a los tribunales a los abusadores—, por problemas de comunicación que irritaron a judíos y musulmanes, y más recientemente por un escándalo que siguió a la filtración de documentos por parte de su mayordomo.
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