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Conservadores, favoritos en los comicios irlandeses

Isleños sufragan para castigar en las urnas al actual Gobierno que lo identifican como el responsable de la crisis económica

Conservadores, favoritos en los comicios irlandeses
DUBLÍN, IRLANDA (26/ENE/2011).- Irlanda fue ayer a las urnas y todo indica que el partido dirigido por Enda Kenny, el Fine Gael (FG) sustituirá al Fianna Fáil (FF) al frente del Gobierno. Pero eso no se sabrá hasta mañana domingo, o quizá el lunes, dada la lentitud del escrutinio en Irlanda.

Tanto el Fianna Fáil como el Fine Gael serían definidos como de centro-derecha en la Europa continental. Sus similitudes se reflejan en los aspectos centrales de sus programas electorales.

Ambos coinciden en el objetivo de reducir el déficit público a 3% para 2014, en contraste con la posición laborista de hacerlo en 2016.

Sus posiciones son algo diferentes en la manera de aplicar el ajuste: el FG cree que 75% ha de llegar a través de recortes de gasto público y 25% por subidas fiscales; el FF defiende una proporción de 2 a 1, y los laboristas, 50/50.

Lo que sí es verdad es que la población se encuentra herida por la inmensa crisis financiera en la que el país está sumido.
 
La crisis se remonta al 25 de septiembre de 2008 cuando Irlanda se convirtió en el primer país de la Zona Euro en reaccionar ante el hundimiento del banco de inversión estadounidense Lemanh Brothers, al aprobar una garantía de crédito por valor de 400 mil millones de euros para los bancos irlandeses.

Para finales de 2008 el primer ministro Brian Cowen acuerda inyectar cinco mil 500 millones de euros en sus tres mayores bancos, nacionalizando el Anglo Irish Bank.

Para abril de 2009 el ministro de Economía irlandés, Brian Lenihan, desvela que habrá que reducir 10 mil 600 millones de euros en gasto público entre 2010 y 2011, y avanza que en ese periodo deberán recaudarse tres mil 250 millones de euros adicionales vía impuestos. Se trató del segundo presupuesto de emergencia elaborado en menos de seis meses por Irlanda.

La crisis afectó tanto la economía de Irlanda —que tres veces rechazó la ayuda internacional por parte de la UE como lo aceptaron otros países europeos como Grecia e Italia— que para mediados de 2010 el Producto Interno Bruto (PIB) de Irlanda alcanzaba 32 por ciento.

Crónica
Sin futuro en el país


Kate Meredith contiene difícilmente el llanto al mirar por última vez a su hijo Darragh cuando éste se adentra en la zona de embarques del aeropuerto de Dublín. Como él, miles de irlandeses abandonan cada año la isla, huyendo de la crisis rumbo a horizontes más clementes.

Darragh, de 22 años, eligió Corea del Sur, donde encontró el puesto de profesor que no obtuvo en su patria. Su hermano, Conor, está ya instalado en Australia, y otro hermano, Bryan, mira hacia Canadá.

“No hay nada para ellos aquí”, reconoce su madre, enjugándose las lágrimas.  “Darragh no podía ni siquiera encontrar un trabajo voluntario. Es terrible.  Estoy muy enojada con este país”.

Un millar de personas dejan Irlanda cada semana, según el Instituto de Investigación Económica y Social (ESRI). Muchos son inmigrantes de Europa central y oriental que fueron atraídos por el espectacular crecimiento que forjó la reputación del “Tigre Celta” y a los que ahora la crisis fuerza a regresar a casa.

Pero otros son irlandeses de pura cepa que se marchan a Nueva Zelanda, Australia o Canadá, entre otros destinos.
Irlanda creía haber superado la época en que sus hijos debían huir de la miseria, como durante la trágica hambruna de mediados del siglo XIX. Entonces, un millón de irlandeses se embarcaron en los “coffin ships” (barcos ataúd), llamados así por la tasa de mortalidad de 30% que se registraba a bordo.
El fuerte crecimiento de la década de 1990 invirtió la tendencia. Irlanda pasó a ser un país de inmigración. Pero la recesión histórica que sufrió el país en 2008 disparó el desempleo (casi 14 por ciento).

Bobby Prendeville, de 24 años, decidió probar suerte en Alemania, donde le espera un trabajo. “Soy el último. Todos mis amigos se han ido ya”, la mayoría a Australia y Canadá, explicó. “Es un paso muy importante para mí,  pero no tengo otra opción. Aquí no hay nada”.
Hay tanta demanda que su sindicato, el Technical Engineering and Electrical Union (TEEU), ofrece seminarios con consejos para la partida. “Es una pena. Hay  demasiados que se marchan”, lamentó Brian Nolan, uno de sus responsables.
En Cork (Sur), uno de los últimos seminarios sobre emigración atrajo a 97  electricistas.

“No hay trabajo en Irlanda. Es así de sencillo”, explicó Jason Greene, director de la agencia Skill Shortage Solutions, que organizó el seminario.

“No hemos parado desde enero”, confirmó Kathleen Lucey, una consultora que ayuda a la gente a buscar trabajo en Australia. “Creo que todo el mundo se despertó después de Año Nuevo y decidió escapar”.

En el aeropuerto de Dublín, Brian Meredith, de 24 años, sopesa su futuro mientras se despide de su hermano Darragh. “Probablemente seré el próximo pronto”.

El joven, titular de un máster de Urbanismo, apunta hacia Canadá, Australia o Nueva Zelanda: “Allá tendré más oportunidades, eso es seguro”.
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