Internacional
Colombia define el rumbo del proceso con las FARC
Analistas consideran esta elección como un voto de censura o apoyo al diálogo con la guerrilla
Un total de 32 millones 975 mil 158 electores colombianos están habilitados para sufragar en 89 mil 389 mesas instaladas en 10 mil 642 puestos de votación, según la Registraduría Nacional de Estado Civil, organismo encargado de la logística electoral.
Tras una campaña cargada de acusaciones mutuas de “guerra sucia”, Juan Manuel Santos y Óscar Zuluaga, aliados en el pasado, se perfilan según encuestas como los favoritos para ir a una segunda vuelta el 15 de junio. Las mediciones adelantaban hasta hace una semana un empate técnico entre ambos.
Zuluaga obtendría 29.5% y Santos 28.5%, según el sondeo publicado por la revista Semana, que tiene un margen de error de 2.3 por ciento.
Mientras que los otros candidatos se disputaban el tercer lugar: la izquierdista Clara López, del Polo Democrático Alternativo con 10.1% de los votos; la conservadora Marta Lucía Ramírez, del Partido Conservador con 9.7%; y el independiente Enrique Peñalosa, de la Alianza Verde con 9.4 por ciento.
Esta elección es considerada por varios analistas como un voto de censura o apoyo al proceso de diálogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) antes que a toda la gestión de Santos, quien reivindica varios logros económicos pese al descontento popular por el servicio de salud, el alto índice de informalidad laboral y las protestas campesinas por la importación de alimentos y los costos de producción.
Los cinco candidatos presidenciales dijeron estar dispuestos a mantener el proceso pero, con excepción de Santos, los demás plantean la necesidad de hacer cambios en las condiciones en que se negocia, que van desde el cese el fuego bilateral que propone López hasta el fin de toda acción criminal por parte de las FARC que exigen Zuluaga y Ramírez.
PERFILES
Juan Manuel Santos (PSUN)
Nació el 10 de agosto de 1951 en Bogotá en el seno de una de las familias más poderosas de Colombia, perteneciente ala oligarquía capitalina. Frío, poco carismático, calculador y abiertamente neoliberal en materia económica, Santos ha hecho la gran apuesta personal y política de su vida: buscar la paz con la guerrilla comunista más antigua de América, las FARC.
El aspirante a la reelección llegó a la Presidencia de Colombia en 2010.
Óscar Zuluaga (Centro Democrático)
Nacido en Pensilvania, en el departamento de Caldas, desde niño quiso ser presidente. El economista, empresario y político colombiano se desempeñó como ministro de Hacienda durante el segundo periodo de gobierno (2006-2010) de Álvaro Uribe, predecesor de Santos.
En la campaña destacó su férrea oposición al proceso de paz con las FARC. Entre sus propuestas está proteger la vida, fomentar el pluralismo y la inclusión de afrocolombianos e indígenas
EL ANÁLISIS
Santos, Uribe y Tolstoi
Mtro. Orestes Enrique Díaz Rodríguez, internacionalista.
En un análisis importa sobremanera hacerse la pregunta correcta, y con relación a los comicios, la interrogante es, ¿puede perder un presidente en funciones que se presenta a su reelección?
Desde que Daniel Ortega perdió en 1990, ningún presidente latinoamericano en funciones que optó por reelegirse fracasó en el propósito. Para que suceda es necesario que el mandato resultara una catástrofe o que durante la campaña cometiera graves errores. El mandato de Juan Manuel Santos, sin dejar de tener tropiezos, ha estado lejos de resultar catastrófico. Sin embargo, las encuestas previas a las elecciones daban como ganador al opositor Óscar Zuluaga. ¿Puede perder Santos?
Las encuestas son el último instrumento sobre el que debe descansar el análisis. Pero tampoco el mandatario tiene asegurada la victoria. Ni una cosa ni la otra. Santos puede estar sujeto a una decisión reñida, incluso desfavorable en primera vuelta, debido al peso específico del principal adversario y la tendencia del comportamiento del votante.
Las dificultades tienen que ver con que su adversario genuino es un peso pesado. Óscar Zuluaga, es un recurso. En la lid actual la verdadera pugna es contra un ex presidente exitoso, el político con mejor imagen en Colombia, Álvaro Uribe.
Es de esperar que, en primera vuelta, Santos y Uribe sumen la mayor cantidad de votos, sin descartar un triunfo preliminar del segundo cuyos apoyos deben expandirse nutriéndose de los insatisfechos con la gestión del actual mandatario.
La segunda vuelta también promete ser sui generis. Así ocurre en contadas ocasiones, cuando como eje de la contienda deviene de forma natural el respaldo o no a una temática central que divide al electorado entre partidarios del “sí” y del “no” pasando sus portavoces a un segundo plano.
Se ha señalado que temas como salud e infraestructura constituyen los más preocupantes, pero pocos se engañan, el eventual manejo de las riendas por Uribe significaría la cancelación de las negociaciones de paz. En cambio, la victoria de Santos es la apuesta por la culminación del proceso.
La mayoría abrumadora desconfía de que el proceso de La Habana alcance tierra firme. Pero una cosa es que la perspectiva se cancele por sí misma, a tomar la decisión de vetarla. En ello radicaría la oportunidad de Santos. Guerra y paz. Otra reedición latinoamericana de la más famosa temática de Tolstoi.
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