Entretenimiento
Retan a comer los chilaquiles más picosos
''El que se enchila pierde'' es el reto que lanza un restaurante a los turistas que vienen a la celebración de la justa deportiva
El restaurante reta a los turistas que visitan la ciudad para asistir a los XVI Juegos Panamericanos a superar el desafío "El que se enchila pierde" que consiste en comer el platillo en menos de 30 minutos, auxiliados sólo con alguna bebida.
Los chilaquiles es un platillo típico que se prepara con trozos de tortilla de maíz dorada conocidos como "totopos", sazonados con una salsa de tomate y chile seco, acompañados de queso, cebolla y crema ácida de vaca.
El guiso es comúnmente utilizado para curar la resaca después de una noche de fiesta, por el nivel de picor que puede llegar a tener su salsa.
Antonio Sánchez, dueño del restaurante se dio a la tarea de buscar una receta que distinguiera a su negocio y que de paso, complaciera a los paladares más conocedores en el arte de sufrir con el picante.
"A pesar de que hay chilaquiles muy picantes, hay mucha gente que tiene un rango de tolerancia al chile muy alto y nos dimos a la tarea de crear la mezcla para hacerlos más fuertes", declaró el empresario.
El jefe de cocina, Roberto Noriega, diseñó una receta con tres salsas elaboradas con chile habanero, verde, seco y piquín en polvo que bañan los trozos de tortilla y con la que busca imponer el Récord Guiness de los chilaquiles más picantes del mundo.
El comensal encontrará en su plato una porción dividida en salsas con tres niveles de picor, adornado con dos chiles verdes y un habanero, que deben ser ingeridos también por el cliente si es que quiere superar el desafío.
Apenas llega el olor agridulce de la salsa y los nervios empiezan a alborotarse. El primer bocado y el ardor se sube de inmediato a la cabeza. Se suda, se llora y hasta se afloja la nariz. Ni el agua ni la cerveza pueden redimir ese placer tortuoso.
Raúl Cruz, de 28 años, logró comer solo la mitad de su porción. Las lágrimas y el sudor se hicieron presentes en el primer bocado.
"Enchilan demasiado, no pude", dijo mientras el camarero se llevaba el plato
A decir de Sánchez, sólo uno de cada diez de los cientos de valientes que han querido superar el reto, lo logran. En la entrada del lugar un mural de "Los machos y las machas" muestra orgulloso apenas a una veintena de comensales cuyos estómagos han resistido el ardor.
Observar a quienes sufren gozando con el picante, le ha dado a Sánchez una cadena de anécdotas que contar como aquella en la que un padre de familia golpeaba la mesa para aguantar y terminar su platillo o la quinceañera que no paraba de llorar mientras su cara tomaba muchos tonos de rojo.
El lugar ha sido visitado por varias figuras como Bono, vocalista del grupo U2, los españoles David Bisbal y Enrique Bunbury, el mexicano Alejandro Fernández y el actor Edward James Olmos, pero ninguno de ellos se ha atrevido a probar el famoso platillo.
Según Sánchez el secreto para terminar con éxito el reto es comer primero la porción más picante para que el paladar se adapte a lo más fuerte y luego pueda ingerir la que tiene menos chile.
Al final, quienes dejan el plato vacío y reluciente se hacen acreedores a un año de comidas gratis en el restaurante "Los chilaquiles". Y si. Muchos regresan por "los chilaquiles más picosos del mundo", por el solo gusto de enchilarse.
Síguenos en