Entretenimiento
Mónica Huarte y un país enajenado
Afianzada en la comedia pero ahora instalada en el drama, la actriz de Cansada de besar sapos abre sus alas
— ¿Cómo termina Mónica Huarte este 2011?
— Termino satisfecha, contenta y muy enfocada. Este fue un año en el que hice muchas cosas por primera vez. Por primera vez hice una película de época: Chiapas el corazón del café, cumplí el sueño de hacer seis personajes en teatro en la obra Casi un pueblo, conduje una ceremonia de inauguración en el Festival de Cine de Monterrey, recibí un reconocimiento por mi carrera en el Festival Rakk Focus en Tabasco, y por primera vez estoy haciendo una telenovela: El octavo mandamiento... Ha sido un año de buscar retos y he tenido la fortuna de que las puertas se han abierto para que suceda.
— Sabemos que estuviste participando en proyectos en Los Ángeles ¿por qué irte a Los Ángeles con una carrera acertada en Distrito Federal?
— En realidad lo que sucedió en Los Ángeles fue algo totalmente inesperado. Mi único objetivo al irme era regresar a la escuela para reinventarme como actriz, llevaba mucho tiempo haciendo comedia y quería salir del encasillamiento en el que me sentía atrapada, así que empaqué y me fui. Fue lo mejor que pude haber hecho porque volví a nacer, me volví a sorprender y volví a hacer drama, que era algo que extrañaba. Después de hacer tantos amigos y tener tanta fortuna por allá decidí quedarme el año entero para sembrar semillas que espero florezcan pronto en un nuevo territorio, aunque honestamente extiendo mis alas a nuevos horizontes confirmo todo el tiempo que mi corazón y mi crecimiento están en mi país.
— “Mentiras” fue algo importante para tu carrera ¿qué te dejó ese proyecto?
— Mentiras (un musical montado en el Distrito Federal, basado en temas que fueron exitosos en los años ochenta) fue un regalo en todos los aspectos, un fenómeno que no esperábamos. Crecí...pero también fue un proyecto que me confrontó de manera muy profunda sobre lo que busco como actriz, y fue justo en Mentiras, en la cima de un proyecto muy exitoso que decidí, después de un año de estar ahí, que necesitaba volver a la escuela para reinventarme. Mentiras de alguna manera fue un parteaguas, fue el motor que me impulsó a buscar algo más y por eso es importante para mí y lo guardo en mi corazón con mucho cariño.
— Sales del espectro de la comedia y te inmiscuyes en proyectos de tono serio... ¿qué estás buscando?
— Amo la comedia con todo mi corazón, me hace inmensamente feliz provocar las carcajadas de la gente y es un género en el que me siento muy cómoda, pero justo en cuanto empecé a sentir que me resultaba sencillo hacer comedia fue cuando sentí la necesidad de volver a sorprenderme, es por eso que ahora estoy en la búsqueda de otro tipo de proyectos sin descartar nunca el humor que es fundamental. Busco retos, busco crecer como actriz, busco personajes que no tengan que ver con lo que he hecho, busco decir cosas importantes de todas las formas posibles, busco que mi trabajo actoral se extienda y resuene de manera más profunda, busco provocar, exponer, cuestionar, denunciar y levantar la voz a través del arte.
— ¿Para qué actuar?
— En mi caso es una pulsión de vida, es lo que me da sentido, es lo que ocupa mi mente, mi corazón las 24 horas del día. Soy de las idealistas que cree fervientemente que en la ficción puede abrir la conciencia, es un espacio para reflexionar sobre el devenir del ser humano, es la oportunidad para transformar. Soy actriz para decir lo que la filosofía, la ciencia y la religión no pueden decir.
— ¿Qué tan importante puede ser la comedia en un país como México?
— No concibo la comedia si no surge del dolor, es de la herida que reímos para no llorar. Nuestro país tiene la tradición de usar el humor para sobrellevar las grandes tragedias, la comedia es esa válvula de escape que nos permite liberarnos. Hoy, el México que vivimos es tan doloroso que la comedia es la catarsis, es lo que nos puede calmar y al mismo tiempo nos puede hacer abrir los ojos. Proyectos como El Infierno son para mí el perfecto ejemplo del humor que surge del dolor.
— El Patio de tu casa es México ¿cómo está nuestro patio?
— Es un patio que tiene el piso de barro color rojo sangre, tiene todo tipo de plantas y flores que mueren de sed y algunas se están secando, da la impresión de que fue el patio majestuoso pero por lo visto los dueños del patio lo han descuidado por estar más preocupados en hacer de sus casas un palacio, pero este patio tiene también un Sol brillante, una fuente con mucha agua y trabajadores dispuestos a cambiar el color del piso por un piso blanco. Es cuestión de que encuentren la puerta para entrar y empezar a trabajar.
— Si tuvieras que armar una campaña de sensibilización exprés ¿qué harías?
— El teatro es el arma más poderosa que conozco para sensibilizar. Mi campaña consistiría en llevar teatro a todos los rincones del planeta.
— ¿Quién sí para la silla presidencial?
— Si lo que ha hecho María Rojo por los actores y por la cultura lo pudiera hacer por el país sería una excelente candidata. Ella es un claro ejemplo para mí de un político que sí lucha por los intereses de los que representa.
— ¿Crees que México necesita una mujer como gobernante?
— No importa si es hombre o mujer, lo que necesita México es un gobernante honesto que vea por los intereses de sus gobernados y no por los propios.
— ¿Qué somos? ¿tragedia? ¿comedia? ¿melodrama?
— Somos un país enajenado de melodrama que vive una tragedia como si fuera comedia.
— ¿Y el amor? ¿Para qué nos sirve en un país con temas tan emergentes?
— Sin amor no le encuentro sentido a nada, es la semilla de la cual debería partir el sentido de la existencia. Siempre he pensado que nos entretenemos en nuestras profesiones, en ser periodistas, actores, políticos... pero que lo que realmente venimos a hacer a este mundo es a amar.
— ¿Qué puedes hacer como actriz para transformar?
— Mientras el arte siga siendo una trinchera de resguardo incorruptible para el espíritu de la humanidad hay mucho por hacer. Como actriz puedo poner la lupa en lo que realidad esconde, puedo provocar la risa de aquel que perdió el sentido de la existencia, puedo hacer llorar al que evade, puedo retratar al ser humano que es ejemplo y al que nos avergüenza. El simple hecho de mostrar la vida en un escenario transforma a aquel que lo puede presenciar, lo invita a convertirse en un mejor ser humano, lo desafía a pensar, lo reta a vivir.
— ¿Quiénes son, para ti, los mejores actores de este país?
— No voy a mencionar a los obvios porque para todos son evidentes pero hay actores mexicanos que no son tan conocidos que admiro profundamente: Laura Almela, Enrique Arreola, Haydee Boetto, Jorge Zárate, Julieta Ortiz, Rodrigo Vázquez, Erika de la Llave, Karina Gidi, Roberto Sosa...
— Tienes la oportunidad de incidir en nuestro imaginario colectivo ¿qué historia nos contarías?
— Contaría historias que a pesar de la tristeza y el dolor resignifiquen la vida y apuesten por el amor, serían seguramente historias divertidas, esperanzadoras, donde la gente liberaría unas cuantas carcajadas para descubrir que detrás de la risa hay una lágrima a punto de salir.
— Para ti quienes son: Javier Sicilia, Enrique Peña Nieto, Diego Luna, Adriana Barraza...
— Javier Sicilia es un padre que desde el dolor de perder a su hijo se convierte en la voz de los que son víctimas de la violencia en nuestro país, ha sido angustiante ser testigos de la cantidad de muertos que tiene México por las luchas del narco pero ha resultado verdaderamente vergonzoso que maten impunemente a los padres de familia que reclaman la muerte de sus hijos, al frente de un movimiento que necesita levantar la voz Sicilia, incansable, perseverante y pacífico buscando un cambio. Enrique Peña Nieto es el candidato del PRI a la presidencia, por mucho tiempo reconocido por ser el puntero y hoy el objeto de burlas por declaraciones que demuestran su ignorancia. Diego Luna me parece que es un ejemplo en muchos aspectos, es alguien con la ambición suficiente para buscar nuevos retos como actor, director y productor, y me gusta de él que siempre regresa a nuestro país a seguir haciendo teatro, produciendo cine, a seguir alimentando nuestro país de propuestas interesantes. Adriana Barraza es una actriz generosa, divertida, sencilla, admirable. Tuve la fortuna de trabajar con ella en Te presento a Laura y me confirmó la teoría de que un buen actor debe ser un buen ser humano. La adoro.
— ¿Qué te falta por hacer?
— Uy, me falta darle vida a más personajes, me falta escribir más obras de teatro, actuar con más actores de los cuales puedo aprender, directores con los cuales puedo crecer, pero si pienso en eso dejo de darme cuenta de que hoy, en este momento, contestando esta entrevista, no me falta nada.
— ¿A quiénes admiras?
— A Kate Winslet, a Javier Bardem, a Eliseo Diego, a Tomas Eloy Martínez, a Remedios Varo, a Diana Cardozo...
— ¿A quién le darías el Nobel?
— A Wajdi Mouawad autor de Incendios, Litoral y Bosques (entre otras), le daría el Nobel de Literatura, y el de la paz se lo daría a la persona que logre detener la sangre que corre en nuestro país.
Dolores Tapia
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