Entretenimiento

Los mandamientos de Marco Pérez

El actor tapatío, que vio nacer la vocación artística en el teatro, encuentra en el escenario la libertad creativa

GUADALAJARA, JALISCO (09/DIC/2011).- Hace 13 años, más o menos, Marco Pérez se presentaba en el Teatro Experimental de Jalisco como Jonás, un personaje entrañable escrito por la talentosa pluma de Hernán Galindo. En aquel entonces el director de esa obra, titulada Los niños de sal, era Moisés Orozco (quien hoy participa en la Muestra Estatal de Teatro) y Pérez, como le dicen sus amigos, interpretaba de manera magistral un personaje que era más bien un fantasma exquisito. Muchos recordamos ese momento, porque marcó un hito en la historia del teatro en esta ciudad.

Pues bien, ese actor con alma poética, se subió a un autobús y se fue al Distrito Federal a trabajar con toda su garra (y es bastante) con Martín Acosta, uno de los más destacados directores de teatro de este país y quien por cierto, dirigió a Herta Müller y Arturo Ríos en la pasada FIL en una lectura dramatizada en el Teatro Diana. Un buen día, pues, Marco cayó en manos de un director desconocido, llamado Alejandro González Iñárritu, quien andaba por aquellos entonces queriendo filmar su primera película. Filme que, como todos sabemos, cambió la historia del cine mexicano.

Con Amores perros a Marco le pasó, como le pasó a todos los actores de esa película; vinieron los flashes, las cámaras, las propuestas de hacerla de maldito, y bueno, digamos que fue exactamente lo que hizo en Capadocia y lo que está haciendo básicamente en El octavo mandamiento, pero también, está por terminar su proyecto El saxofonista, una obra en pequeño formato que él mismo escribió, dirigió y metió a beca aquí en Jalisco.

Marco Pérez es una locura, de pronto es brillante y parece adorar el anonimato. Hay quienes lo catalogan como un tipo con suerte, otros como un animal escénico y otros como uno de los actores más destacados de su generación. Es un poeta, un trotamundos, un piscis hedonista y fugado, y un tipo que nos ha regalado grandes actuaciones en el teatro y en el cine. El actor de Amores perros, el de Traspatio, el actor que escribe, que gusta de Cortázar y de Bukowski, también de Arthur Rimbaud.

— “El octavo mandamiento” se ha perfilado como un proyecto de serie importante en la televisión ¿qué te parece esta forma de contar historias en México?

— Bien valiosa por el ritmo que lleva, por meterse a las entrañas de un ritmo de escenas con todas sus situaciones tan ligadas a una intimidad humana, emocional, sumamente real… se requiere también, pienso yo, de una especial sensibilidad para hablar de asuntos que tienen que ver con un México total, de personajes que se mueven en un mosaico cultural tan influyente en la psicología de nuestro país como lo es el político… esto la vuelve aún más universal.

— ¿Cómo fue tu experiencia en “Capadocia”?

— Muy grata. Hasta ahora he participado en tres proyectos con Argos y si algo me ha dejado es una sensación de absoluta libertad y de muchísima confianza de parte de sus producciones para con mis interpretaciones; siempre son intensos los procesos creativos, sea en teatro, sea en cine, sea en televisión; arduos. Y cada proyecto implica plasmarte a ti mismo, es decir, creo, o al menos así lo vivo, se trata de procesos de creación en los que requiero mucha disciplina espiritual para estar ahí, para proyectar con toda nitidez al personaje. A mí mismo… Capadocia fue mi primer proyecto en televisión y el ritmo de la misma es siempre vertiginoso, lo que implica estar en total alerta, entonces me agrada bastante.

— En ambas series se abordan temas sumamente sensibles de nuestra sociedad; tales como el poder, el dinero, el narco... ¿es pertinente estar contando esto?

— Claro que es pertinente, como es pertinente hablar de la vida, del ser humano en todas sus expresiones psicológicas, sociales, físicas, emocionales… tan pertinente es hablar de estos temas como de cualquier otro que nos relaje, nos divierta, nos conmueva y nos de la luz de la reflexión.

— El Patio de tu casa es México ¿cómo esta ese patio?

— Muy desorganizado pero con una extraña extravagancia visual que a veces cautiva las miradas de los visitantes y los hace suspirar.

— ¿Quien sí para la silla presidencial? Ari Brickman decía que Reyes Heroles; De Ita que Jodorowsky y Busto que Bauche... ¿quién podría gobernarnos?

— Un indígena muy humilde.

— Si tuvieras que armar una campaña de alfabetización exprés... ¿qué nos pondrías a hacer?

— Que en todas las iglesias se lean, a la par de los rezos de cada misa, las vocales.

— ¿Cuáles son los personajes de nuestro México? ¿Sicilia? ¿Peña Nieto?

— Damián Alcázar, López Obrador, Norberto Rivera, Epigmenio Ibarra, Lila Downs, Elba Esther Gordillo…muchos más.

— Las lecturas que todo mexicano debe hacer…

— La santa mágica, de José Vasconcelos; El laberinto de la soledad, de Paz; Los sonetos, de Shakespeare; Diccionario de la estupidez humana, de Rius; El mil chistes…

— ¿Qué sueñas hacer?, ¿qué guión?, ¿con qué director?

— Me gustaría muchísimo trabajar una vez más con Iñárritu.

— Me da la impresión que has huído de la fama ¿es cierto?

— Huir no, la fama representa prestigio y reconocimiento a tu trabajo, me queda claro que la carrera del actor se basa mucho en los personajes que eliges. No hay nada despreciable en cuanto al trabajo en cine y en televisión en la capital, sin embargo el haberme encontrado con la dramaturgia y la dirección escénica me ha dado este cierto toque de posible alejamiento de la fama.

— Sé que tienes en puerta “El saxofonista” que antes era “El contrabajista”, ¿qué nos cuentas ahí?

— Ahora mismo está becada por el Programa de Estímulo al Desarrollo Artístico por parte de la Secretaría de Cultura de Jalisco. Debo confesar que estoy ya en el límite de entrega de la obra, pues en toda beca se paga con la obra… y bueno, resulta que ya estoy en el cierre de ciclo de grabaciones en México, (...), la obra la escribí para llevármela a viajar a los pueblos de Jalisco.

— Guadalajara es una ciudad que siempre te trae de regreso... ¿por qué?

— Allá encontré mi casa desde muy joven, fue y sigue siendo mi casa espiritual; allá recibí mis primeras lecciones en el ámbito actoral, allá entendí y experimenté un profundo respeto por el teatro, por el cine, por la actuación en sí misma, y allá están mis amigos, mi casa teatro, mis calles inolvidables de toda mi vida, allá están escritas mis historias primeras como autor.

— ¿Dónde te ves en 10 años?

— Me encantaría estar en mi escuela de Arte Actoral en Guadalajara, formando generaciones de actores y actrices brillantes.

— ¿ Para qué nos sirve el cine ?

— Quizá no a todos ni en todo momento nos sirva el cine, pero está claro que se trata de uno de los inventos magistrales en la vida humana; se conjuga el milagro tecnológico en virtud de contarle historias al hombre, historias de la vida misma.

— El poder de la televisión en este país... ¿cómo influye en nuestro día a día?

— Es parte del juego de la vida y de las relaciones humanas en todo el mundo. Es una ventana de conocimiento y reflexión, poderosa como arma de doble filo en que a veces se convierte en enajenante y vicioso medio de expresión humana, pública.

Dolores Tapia

Temas

Sigue navegando