Entretenimiento
Llevan 'El Maracanazo' al teatro artistas mexicanos
Celebrado en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario se trata de una obra escrita por Ernesto Anaya
CIUDAD DE MÉXICO (18/MAY/2012).- Con la escenificación de lo que fue la victoria de la selección de balompié de Uruguay, en el último partido de la Copa Mundial de Fútbol de 1950, frente a su similar de de Brasil, ocurrida en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro, un evento conocido como "El Maracanazo", el Centro Universitario de Teatro (CUT) festejo anoche 50 años de su creación.
Celebrado en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario (CUU), se trata de una obra escrita por Ernesto Anaya, bajo la dirección de Mario Espinosa, que gira en torno a la tragedia de lo que fue El Maracanazo, en Brasil, a partir de lo que le sucedió al portero Moacir Barbosa y rodeado de dioses griegos.
El montaje cuenta que cansados y hartos de la Guerra del Peloponeso, los dioses griegos deciden abandonar la Hélade y probar suerte en Brasil.
Ahí descubren una tierra rica e interminable, la cual tiene sus propios dioses; aprovechando esa abundancia y vitalidad, el dios Dioniso decide utilizar el mundial de futbol de 1950, con sede en Brasil, para emplear sus poderes divinos, llevar a la final al país anfitrión y celebrar la victoria dionisíaca más grande jamás vista hasta ese momento.
Sin embargo, Afrodita y Artemisa, indignadas por la violación que hace Dioniso del Kanun griego, se coluden para urdir el plan que arruinará las intenciones de que la selección brasileña se alce con la victoria final, y de esta manera estropear la dionisíaca esperada.
"Es la historia de un sacrificio, de 'un chivo expiatorio', pues se supone que los dioses griegos por las guerras europeas están acogidos en Brasil y uno de ellos se acopla bien a la zona y desea hacer una vida nueva, y otros quieren hacer lo que solían en Europa, y al final, chocan.
"Entre lo que es la revancha de uno contra el otro, tiene como sacrificio la pérdida de un hombre: el portero Barbosa", dijo Mario Espinosa.
La obra en la que participan cinco y 15 actores, quienes a su vez personifican a 36 personajes, fue el examen de diplomado de una generación de alumnos del CUT.
Artemisa, Dionisio, Afrodita, Urano, Ninfas, Orión y Sátiro, son los dioses griegos que participan en la contienda y quienes provocan El Maracanazo.
Parte de la obra se desarrolla a finales de los 40 y principios de los 50 del siglo XX, haciendo énfasis en 1993, año en el que el portero Moacir Barbosa, fue relegado al olvido de por vida.
"Tuvo una vida infernal, castigado por todos sus paisanos, en ese año 1993, fue a visitar a los jugadores de la selección brasileña que preparaban el Mundial de Estados Unidos a las órdenes de Mario Zagallo, pero el cuerpo técnico le negó la entrada al campo porque creían que daría mala suerte.
"En referencia al partido, Barbosa declaró que la pena máxima en Brasil por un delito son 30 años de cárcel, pero yo he cumplido condena durante toda mi vida por lo que hice", comentó Espinosa.
De esta manera, en el montaje, el portero Barbosa es la persona, el sujeto y el objeto del sacrificio.
"Esto quiere decir que cuando los grandes se pelean, los chicos son los sacrificados, en este caso el portero fue la víctima", explicó Espinosa.
En la obra, que estará en temporada hasta el 1 de julio, participan Pamela Almanza, José Antonio Becerril Hernández, David Bernal, Zabdi Blanco, Verónica Bravo, Luis Arturo García, Gabriela Leguizamo, Irakere Lima, Fabiola Mata, José Luis Pérez, José Pescina, Alberto Santiago, Alejandro Toledo, Isabel Toledo y Patricia Yáñez.
Celebrado en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario (CUU), se trata de una obra escrita por Ernesto Anaya, bajo la dirección de Mario Espinosa, que gira en torno a la tragedia de lo que fue El Maracanazo, en Brasil, a partir de lo que le sucedió al portero Moacir Barbosa y rodeado de dioses griegos.
El montaje cuenta que cansados y hartos de la Guerra del Peloponeso, los dioses griegos deciden abandonar la Hélade y probar suerte en Brasil.
Ahí descubren una tierra rica e interminable, la cual tiene sus propios dioses; aprovechando esa abundancia y vitalidad, el dios Dioniso decide utilizar el mundial de futbol de 1950, con sede en Brasil, para emplear sus poderes divinos, llevar a la final al país anfitrión y celebrar la victoria dionisíaca más grande jamás vista hasta ese momento.
Sin embargo, Afrodita y Artemisa, indignadas por la violación que hace Dioniso del Kanun griego, se coluden para urdir el plan que arruinará las intenciones de que la selección brasileña se alce con la victoria final, y de esta manera estropear la dionisíaca esperada.
"Es la historia de un sacrificio, de 'un chivo expiatorio', pues se supone que los dioses griegos por las guerras europeas están acogidos en Brasil y uno de ellos se acopla bien a la zona y desea hacer una vida nueva, y otros quieren hacer lo que solían en Europa, y al final, chocan.
"Entre lo que es la revancha de uno contra el otro, tiene como sacrificio la pérdida de un hombre: el portero Barbosa", dijo Mario Espinosa.
La obra en la que participan cinco y 15 actores, quienes a su vez personifican a 36 personajes, fue el examen de diplomado de una generación de alumnos del CUT.
Artemisa, Dionisio, Afrodita, Urano, Ninfas, Orión y Sátiro, son los dioses griegos que participan en la contienda y quienes provocan El Maracanazo.
Parte de la obra se desarrolla a finales de los 40 y principios de los 50 del siglo XX, haciendo énfasis en 1993, año en el que el portero Moacir Barbosa, fue relegado al olvido de por vida.
"Tuvo una vida infernal, castigado por todos sus paisanos, en ese año 1993, fue a visitar a los jugadores de la selección brasileña que preparaban el Mundial de Estados Unidos a las órdenes de Mario Zagallo, pero el cuerpo técnico le negó la entrada al campo porque creían que daría mala suerte.
"En referencia al partido, Barbosa declaró que la pena máxima en Brasil por un delito son 30 años de cárcel, pero yo he cumplido condena durante toda mi vida por lo que hice", comentó Espinosa.
De esta manera, en el montaje, el portero Barbosa es la persona, el sujeto y el objeto del sacrificio.
"Esto quiere decir que cuando los grandes se pelean, los chicos son los sacrificados, en este caso el portero fue la víctima", explicó Espinosa.
En la obra, que estará en temporada hasta el 1 de julio, participan Pamela Almanza, José Antonio Becerril Hernández, David Bernal, Zabdi Blanco, Verónica Bravo, Luis Arturo García, Gabriela Leguizamo, Irakere Lima, Fabiola Mata, José Luis Pérez, José Pescina, Alberto Santiago, Alejandro Toledo, Isabel Toledo y Patricia Yáñez.