Entretenimiento
Juan Carlos Bonet concibe el arte como esencial
Al actor que no le atraen las telenovelas pero sí la creatividad, señala que implementar brigadas culturales sería bueno para México
— ¿Cómo recibiste este enero 2012? ¿Trabajando? ¿Esperanzado? ¿Desencantado? ¿Un año especial?
— Insólitamente trabajando y con esperanza. Sí, percibo un año especial.
— El Patio de tu casa es México, ¿cómo está ese patio?
— El patio está sucio y sin barrer. Con telarañas en las esquinas, ladrones acechando.
— Sé que entre tus labores actorales y literarias te dedicas a la producción, ¿qué es ser productor en México?
— Lo dijo Orson Welles hace varios años: Dedicarse al teatro en México es como dedicarse a los toros en Manhattan.
— ¿Por qué no más novelas?
— Varias razones: Primero porque no me llaman, yo creo que les caigo mal; y dos, porque si me llaman no les contesto. Ya no me gustan, las hacen cada vez peor.
— ¿Arte? ¿Hoy? Con problemas tan emergentes, ¿para qué?
— Para poder respirar. Para señalarnos el origen. Para construirnos una identidad hecha pedazos, o para juntar los pedazos de la que se nos ha roto. Para que reine la imaginación.
— Tienes raíces y sangre española. ¿Qué nos une y qué nos separa como pueblos?
— “Qué hilo tan fino / qué delgado junco de acero fiel nos une...” de Pedro Garfias. Lo que nos une es tan débil. Lo que nos separa tan poderoso.
— ¿Qué piensas del 15-M, indignados? ¿Quiénes?
— Me conmueve, me gusta, me da esperanza. Indignados, todos. Aún quienes no “ocupan” y quienes se sienten ajenos.
— ¿Para qué nos sirven los poetas muertos, como Shakespeare, como Lorca?
— También para respirar. Son el pequeño espacio de aire que nos libera de ahogarnos.
— Dime un secreto ¿qué es lo que te da España y sólo España?
— Los bares, las calles, los gritos, las discusiones, los viejos, El Prado... y un largo etcétera.
— Bien. Cine Mexicano. ¿Hay cine mexicano? ¿Qué pasa cuando se apagan estrellas como Pedro Armendáriz?
— Hay cine mexicano. Lo que no hay son distribuidores mexicanos, ni salas mexicanas. Los monopolios de la exhibición lo asfixian. Paradojas que sólo tenemos en México. El Estado estimula fiscalmente la producción, pero no tiene los arrestos para obligar a los exhibidores y distribuidores a mostrar lo que con tanto esfuerzo se produce. No lo entiendo.
— Cuéntanos una historia que nos haga felices. Una historia corta, que te guste mucho.
— No soy buen contador de historias. Perdón. Mis historias acaban en poemas, siempre.
— El amor. ¿Qué tanto nos importa?
— Poco. Demasiado poco.
— No lo pienses mucho, ¿quiénes son las mejores voces de este país y las mejores voces en el cine de este país?
— Ofelia Guilmain, Aurora Molina, Germán Robles, Emilio Ebergenyi (q.e.p.d.) y en el cine... Narciso Busquets, David Reynoso, Tin Tan.
— Referencias culturales... Tom Waits, Martin Scorsese, ¿quiénes más y por qué?
— Bueno, en mi caso ni uno ni otro. Pero sí Vasconcelos, Paz, Siqueiros, Gorostiza.
— ¿Las grandes mujeres de este país?
— Los millones de mujeres anónimas que sostienen su casa y sus hijos entre trabajos mal pagados, larguísimos trayectos en peseros, metros, asaltos e hijos enfermos. Pero también Lydia Cacho, Carmen Aristegui, Isabel Miranda, Marisela Escobedo, las hermanas Olga y Marisela Reyes.
— Lo mejor de México... qué te hace feliz de la ciudad dónde vives, de los lugares donde ves a tus amigos, de los parques que caminas...
— Eso, mis amigos. Los que no se dejan, los que luchan, los que marchan, los que escriben... y también los que ríen y enloquecen. Me gustan los bares vacíos, las tintorerías, las ferreterías, los cerrajeros, los plomeros a pie de calle, las vulcanizadoras.
— ¿Nunca quisiste ser como tu padre y como tu abuela?
— Siempre.
— Si tuvieras que armar una campaña de alfabetización exprés ¿qué harías?
— Brigadas de emergencia hacia los puntos más marginados, en campañas permanentes. Pondría a todos los trabajadores de la cultura (escritores, directores de teatro, dramaturgos, sociólogos, catedráticos, investigadores, músicos, pintores, normalistas, filósofos) a trabajar en dichas brigadas. Cada una ocupándose durante un año completo a instalar talleres en cada comunidad del país. O sea, dejar las aulas y los teatros urbanos durante un año y llevarlo a las calles, a las plazas, a las rancherías, a los pueblos, como si se tratase de un programa de desarrollo social. Importaría el modelo venezolano del doctor Abreu de orquestas populares en cada Estado del país. En fin, muchas cosas... tantas que me abruma. Lo peor, es que sí hay dinero... pero preferimos gastarlo en desfiles, monigotes y estelas de luz.
— ¿Tienes esperanza, qué es?
— Tengo; pasan cosas y ya no tengo. Luego pasan otras y renace. Esencialmente la tengo. ¿Qué es? no sé... es certeza de que la razón y la decencia eventualmente se impondrán.
Dolores Tapia
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