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Hwang Sok-Yong eleva el canto coreano

El autor con más de 40 años de trayectoria, dijo que, después de siete años en la cárcel, ahora se presenta como “un escritor joven”

GUADALAJARA, JALISCO.- Con la mirada gris atravesada por la guerra en Vietnam y la tragedia humana, vestido del color de la penumbra de siete años de prisión en Corea, Hwang Sok-Yong arrancó ayer el Salón Literario de la Feria Internacional del Libro con la lectura del último capítulo de su obra El huésped, subiendo y bajando un volumen estrujante, como si en él se guardaran las voces de las aves o de manifestantes, obreros, disidentes políticos, campesinos o militares con los que ha compartido su lucha por la razón.

Luego, habló de su vida y obra, en compañía de Luis Plasencia Ñol, quien después de traducir la obra del autor coreano vivo más importante, asoció su obra con la de Juan Rulfo y el barón Alexander von Bach, porque “en sus mundos siempre habitan los muertos, aunque ellos no lo saben; además de su densidad poética y complejidad estructural que marcan el tono y la polifonía coral que se entremezcla y desaparece l punto de vista del narrador”.

Hwang Sok-yong, quien comenzó a escribir desde su adolescencia cuando obtuvo el premio a nuevo escritor literario, ha registrado con su palabra las heridas de su experiencia personal y de su pueblo en obras como La tierra forastera (1974), La sombra de las armas (1988) La tierra forastera (1971), Una crónica del señor Han (1972), El cabo de Changsan (1981) y la novela histórica Chang Guilsan (1984).

A pesar de su trayectoria, afirmó con melodía unidireccional y ademanes geométricos: “Me presento como un escritor joven para despedirme de lo viejo”, pues después de haber salido de la cárcel en el 2000, comenzó a escribir El jardín viejo, novela con la que intentó deconstruir la prosa y abandonar el método de realista, pero sobre todo “con la que fui de paseo por el fin de una época de dictadura y con la que reestructure mi vida y la acumulación de tiempos perdidos”.

Luis Plasencia Ñol resaltó cómo su activismo ha engendrado obras de valor cívico que se combinan con una propuesta estilística. Sin embargo, dijo no es literatura política ni planfetaria, sino que solo calca su preocupación política y social , com olas invasiones que ha sufrido su país, en especial la guerra civil que lo dividió en 1950.

Con el humor escondido en el gesto, expresó que cada que le preguntaban porqué escribía se ponía nervioso. "Ahora digo que de izquierda a derecha, pero ahora diría que escribo con el culo; este es el fundamento tan poco refinado para escribir una novela".

Durante la lectura de su autobiografía titulada Desplazamiento o cruzando la frontera, el autor originario de Sinkyong (ahora Jangchun), Manchuria, contó que contó que en el este asiático escribir asiático es “malo”, por lo que su madre le pegaba en la mano por ser zurdo. “Aprendí a ser diestro, y sobre todo lo utilicé cuando descubrí que la literatura es un mundo de ambas manos”.

Con el rostro anguloso y tres premios como si fueran su apellido (Manhae Literature, 1989; Danjae, 2000; y Daesan, 2001), el coreano reflexionó sobre la narrativa de cada una de sus obras, analizó el contexto actual del mundo globalizado y concluyó: “Espero que mi trabajo se relacione con las aves, que primero vuelan para después posarse”.

Corea y México se unen
Este lunes, a las 17:00 horas, Hwang Sok-yong participará en la actividad “Corea y México, un encuentro literario”, en el salón Agustín Yáñez. El Salón Literario será clausurado por el poeta Juan Gelman, el 7 de diciembre, a las 12:00 horas, en el salón Juan Rulfo

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