Entretenimiento
Contemplaciones contra el tedio
David Negro Guerrero
"Hace algún tiempo viví en un lago, no en la superficie, en la orilla". Así inicia El lago, narración del doctor Emilio Segovia ("él en realidad es un doctor", reafirma en la presentación Marco Vinicio Félix Lerma, otro doctor de los que le entran, bien y bonito, a las ciencias duras) y que forma parte de su muy agradable compendio de Relatos no latos, editado en 2008 por el Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara (CULagos). La frase dibuja perfectamente a un singular personaje que tiene la sabia virtud de mirar, con un sarcasmo ácido e irrepetible, el suceder diario de los hechos cotidianos. Y en este pequeño librito, de poco más de 70 páginas, corre divertida y atinadamente la ironía de la mano del cálido vaho del erotismo, que nos confirma lo que siempre hemos pensado de ese pícaro provocador que es el doctor Emilio Segovia: que es un hombre generoso, inteligente, noble, enamorado y encantadoramente cabrón.
II
Estos Relatos no latos se suman a Circe, cuentos cortos escritos por la también pintora (y a la que hay que seguirle la pista en su producción plástica) Beatriz Ortiz Wario; a La ciudad del rosal, poemario bucólico de Dante Alejandro Velázquez; y a Voces del presidio, envidiable trabajo que reúne el resultado producido por los internos del Centro Integral de Justicia Regional Altos Norte, de Lagos de Moreno, a partir de un taller literario coordinado, además, por el doctor Emilio Segovia "entre septiembre de 2005 y junio de 2006", con el apoyo precisamente del CULagos. Lagos, su gente y su comercio (1946-1962), de María del Refugio Hernández Martín con la colaboración de Lina Cruz, perteneciente a la colección "Voces de los Lagos", y los dos números más recientes (el seis y siete) de la revista Huso Crítico, que dirige el escritor y periodista Fernando Solana Olivares, completan el valioso paquete que me pude traer de Lagos de Moreno, mientras el doctor Roberto Castelán me mostraba su "pequeña galería del Horror" -de la que un día les hablaré-, el pasado viernes durante una visita rapidísima que hice hacia esa entrañable tierra que se distingue, entre muchas cosas, por el paciente silencio de sus jueves vespertinos.
III
Ya he señalado aquí -y acullá- que de entre los centros universitarios de la UdeG que destaca por sus proyectos y actividades de extensión a favor de la ciencia y la cultura está el CULagos. Atrás de ese empuje está el rector de ese centro (el doctor "cabecita de algodón" Castelán) y su decidida y comprometida convicción de que el papel de una universidad pública no se circunscribe únicamente a las aulas o laboratorios. La dinámica del CULagos ha venido a cambiar y sacudir la sensibilidad de esa región de nuestro Estado, que no se limita únicamente a Lagos de Moreno, sino a toda esa zona en donde está Unión de San Antonio, San Diego de Alejandría, San Juan de los Lagos, San Julián, Teocaltiche, Encarnación de Díaz o hasta Jalostotitlán, sin olvidar a los estudiantes que llegan de Aguascalientes, Zacatecas o Guanajuato, además de uno que otro extranjero que quién sabe por qué caprichos de la mecatrónica y la nanotecnología aterriza en esa parte de Jalisco.
IV
El trabajo, claro, no ha sido nada fácil. No han faltado las voces censoras y represoras que han intentado descalificar, con una facilidad que dibuja su ignorancia, los resultados alcanzados, particularmente cuando hacía mucho no se sacudía el polvo conservador de la bien ganada fama de la llamada "Atenas de Jalisco". Este paquete que me traje dibuja a la perfección la producción cultural que se realiza, muchas veces sin el reflector que jodidamente se debería esperar del centro (en este caso, de Tapatilandia), en el interior de nuestro Estado. En este caso se trata de la producción editorial de un centro universitario que abona a la necesaria bibliografía de autores que crean y trabajan más allá de los límites de la capital jalisquilla y sus municipios conurbados. Lo que falta es un empuje más decidido no de quienes ya hicieron su trabajo, sino de quienes tienen la responsabilidad de difundir y colocar en aparadores más amplios lo que se hace en una de las sedes que tienen como responsabilidad detonar beneficios, en todos los órdenes, para la población que ha crecido con la idea de que "de Lagos a Guadalajara se hacen dos horas, pero de Guadalajara a Lagos es una eternidad". Y es que, nomás por decir algo, ya quisiéramos por acá una revista como Huso Crítico (pese a sus ligeras, pero reales erratas). Ojalá y les puedan echar un ojo. Contacto en: www.lagos.udg.mx.
V
Otras novedades que llegaron y agradezco -mismas que ya me despaché- fueron Después de Babel, de Paula Zulaica; Si la pausa, de Jorge Orendáin; y Viento versal, de Angélica Maciel, editados por La Zonámbula, proyecto editorial que han sabido llevar adelante Francisco Enciso Cabral y el propio Jorge Orendáin. A la fecha llevan ya 18 títulos, lo que es de aplaudirse en un entorno que asusta ante los nubarrones de la economía, sobre todo cuando de publicar poesía se trata. Felicidades.
Comentarios, quejas y envío de novedades (de las que sean: urgen) a: davidguerrero.lemus@gmail.com.
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