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Biógrafo se sorprende de que Paulo Coelho siga vivo después de tantos excesos
Drogas, sectas religiosas, psiquiátricos, sexo, traiciones, éxito internacional, persecución política, son la base de la biografía realizada por Fernando Morais
Morais ha seguido durante tres años al autor de "El alquimista", ha indagado en sus diarios íntimos y averiguado todo sobre su vida para plasmarlo en una sorprendente biografía que narra una vida en la que no falta de nada.
Drogas, sectas religiosas, psiquiátricos, sexo, traiciones, éxito internacional, persecución política, todos los elementos necesarios para una novela trepidante, son la base de esta biografía de más de seiscientas páginas que se presenta estos días en Argentina.
Morais confiesa que esperaba "una cosa dulce, normal", de la vida de Coelho, señaló que en un principio pensó titular "El sobreviviente" a la biografía, pero resultó ser un nombre largo y difícil de recordar.
"Nació medio muerto, en coma, tenía que haber muerto al nacer y después por las drogas, por los electroshocks, por las prácticas satánicas, por la represión política de la dictadura -brasileña-..., pero ha sobrevivido a todo", explicó.
En "El Mago", título definitivo, Morais cuenta desde los miedos del niño que se acomplejaba por su fealdad hasta la consecución del gran sueño de Paulo Coelho, ser un escritor leído en todo el mundo.
En medio, historias sorprendentes de una vida agitada: la adicción a todo tipo de drogas en la adolescencia, su internación en tres ocasiones en hospitales psiquiátricos con sesiones de electroshock incluidas, su afiliación a religiones satánicas, su éxito como compositor de rock o sus experiencias homosexuales.
"La historia de Paulo es un regalo para un biógrafo", agregó Morais, a quien le llamó la atención sobre todo "la obstinación por ser lo que es hoy".
"Paulo Coelho no soñaba con ser un buen escritor, él quería ser un escritor leído en todo el mundo", continuó, "podría haber sido periodista, músico, dramaturgo, ejecutivo de una discográfica, pero concentró todas sus energías en esto".
Para Morais todo fueron sorpresas desde la primera vez que se encontró con el escritor, porque esperaba a "un popstar" y sin embargo fue "una persona muy sencilla", "un curita de provincia" el que salió a su encuentro.
A partir de ahí, Morais se convirtió en la sombra de uno de los autores más leídos en la actualidad, con 35 millones de libros vendidos, cuya vida, pensaba en un principio, sería "sólo agua y azúcar" y finalmente resultó ser "todo lo contrario".
A pesar de haberle acompañado por todo el mundo, de horas de conversación con Coelho y sus conocidos -amigos y enemigos-, de haber leído hasta los diarios guardados bajo llave que Coelho quiere que se quemen cuando muera, Morais aún alberga algunas dudas sobre la vida del escritor.
En febrero de 1982, en pleno auge de su época de drogas y satanismo, Coelho fue al campo de concentración alemán de Dachau y dijo haber visto "algo o alguien" que le alentó a "cambiar el camino", un cambio cuyo primer paso sería encontrarse con alguien dos meses después.
"Yo no sé lo que pasó en Dachau, podría ser secuela de las drogas o de los electroshocks, pero sé que fue muy importante para producir transformaciones tan profundas en Paulo", apuntó Morais.
A partir de esa visita, Coelho abandonó las drogas y las sectas satánicas y dos meses después conoció al que todavía considera su "maestro", quien le animó a hacer el Camino de Santiago, un viaje del que nacería su célebre novela "El peregrino de Compostela (Diario de un mago)".
"Para el lector es mejor que la biografía la haya escrito un ateo que un creyente", consideró Morais, quien se mostró escéptico ante los episodios vitales de Coelho en los que confiesa ver, escuchar o sentir espíritus.
"Comprendí por qué no soy un fiel lector suyo, porque para eso hay que tener fe", añadió.
Coelho no tuvo acceso a los originales de su autobiografía y no pudo leerla hasta que fue publicada.
Fue entonces cuando aseguró que el libro refleja muy bien los hechos de su vida pero no su alma, algo con lo que no parece demasiado de acuerdo su autor, quien cabecea dubitativo y con expresión escéptica cuando se le pregunta sobre esas declaraciones.
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