Economía

El fraude de Stanford afecta a mexicanos

El grupo financiero no ha querido dar la cara a sus inversionistas en el país

El fraude de Stanford afecta a mexicanos
CIUDAD DE MÉXICO. El multimillonario fraude de Stanford Financial Group tocó a México. En el país hay por lo menos 200 afectados que invirtieron su dinero en esa institución, a través de Stanford International Bank, que llevó los recursos a paraísos fiscales como Antigua.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores ( CNBV) aclaró que supervisa a Stanford, empresa distribuidora de fondos de inversión, no al banco.

Directivos de la dependencia se negaron a precisar si ya se inició una investigación por violaciones a las leyes financieras.

Las oficinas de Stanford, que se ubican en la colonia Polanco de la ciudad de México, no abrieron ayer al público. Desde la mañana por lo menos 50 depositantes buscaban hablar con algún ejecutivo. Nadie les contestó.

Los guardias de seguridad del edificio Forum, en donde se encuentra el grupo financiero, se negaron a abrir sus puertas. “Nadie puede pasar”, insistían los guardias, pese a las amenazas, llanto y desperación de los inversionistas.

Los afectados revelaron que su dinero se canalizó en certificados de depósito a plazo fijo que les pagaba una tasa de interés de entre 8% y 9% anual. Los ahorros eran en dólares.

Los inversionistas defraudados aseguraron que las autoridades internacionales ya congelaron las cuentas de Stanford International Bank.

Una señora de 67 años de edad y en muletas que pidió no citar su nombre reveló que invirtió 800 mil pesos en Stanford. “Fue la herencia de mi padre, de mi esposo muerto. Me convencieron de llevar mi dinero a Antigua, y ahora me dejan en la calle”, dijo entre llantos.

Otros, como Elba, lanzaban infundios a los ejecutivos del corporativo financiero. “Son unos ladrones, me hicieron sacar mi dinero de Bancomer, en donde sí estaba seguro. Era el ahorro de toda mi vida para mis hijos y nietos”, gritaba.

LA TÉCNICA


WASHINGTON. R. Allen Stanford seducía a sus inversionistas en el mundo mayormente de dos maneras: halagando y engañándolos.
Su empresa servía a una clientela acaudalada. Contaba con empleados de categoría y se ufanaba de ser “una institución de capital privado que tiene toda la libertad para dedicarse a su mayor prioridad: usted, el cliente”, dicen documentos del banco, que prometen “ganancias sin par”.

Pero esas ganancias al parecer nunca existieron. Aunque la compañía aseguraba haber logrado réditos de dos dígitos entre 1993 y 2005, en realidad no alcanzaban 10% desde 1994, según documentos judiciales.

Las autoridades financieras estadounidenses encontraron al multimillonario texano Stanford en Virginia, donde le entregaron documentos legales sobre investigación. Por el momento, permanece libre.
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