Deportes
Tenía hambre de récords: Isinbáyeva
La rusa reconoció que la derrota en Berlín fue determinante para obtener en Suiza la nueva marca mundial
ZURCH, SIZA.- La rusa
Yelena Isinbáyeva, recuperada anímicamente de su fracaso en los
Mundiales de Berlín con una nueva plusmarca mundial de pértiga este viernes en Zúrich (5.06), afirmó que aquella derrota le produjo "hambre de récords" y se confesó sorprendida "por lo fácil que ha sido".
Desde el 18 de agosto del 2008, cuando saltó 5.05 en los Juegos Olímpicos de Pekín, Isinbáyeva no había batido ningún récord al aire libre, aunque sí dos en pista cubierta, el mismo día en Donetsk. Ahora su colección contiene 27 en total (15 al aire libre y 12 en pista cubierta).
"Me encontraba muy fresca, deseando batir el récord, pero me ha sorprendido que resultara tan fácil. Me siento fenomenal. Es increíble, después de un fracaso semejante en Berlín, pero en parte me alegro de haber sido derrotada allí porque de otra forma no hubiera tenido hambre de récords", explicó la atleta rusa.
Tenía tantas ganas de enterrar sus malos recuerdos de Berlín, que superó limpiamente el listón en 5.06 al primer salto, cuando la campeona mundial, la polaca Anna Rogowska, se había quedado en 4.76.
Isinbáyeva agradeció a su entrenador, Vitaly Petrov, el serio aviso que le dio después de su fracaso en el Mundial, donde no hizo un solo salto válido en la final.
"Era un problema que tenía que resolver yo misma. Era necesario reparar mi cerebro para ver el deporte por la otra cara, porque cuando estás siempre en la cima, es difícil de analizar. Por eso digo que la derrota fue muy útil para mí", explicó.
Junto a la recompensa moral, Isinbáyeva se embolsó por su vigésimo séptimo récord del mundo un total de 66 mil dólares (16 mil por la victoria y 50 mil por la plusmarca), además de un kilo de oro que aporta el patrocinador de la Golden League.
Desde el 18 de agosto del 2008, cuando saltó 5.05 en los Juegos Olímpicos de Pekín, Isinbáyeva no había batido ningún récord al aire libre, aunque sí dos en pista cubierta, el mismo día en Donetsk. Ahora su colección contiene 27 en total (15 al aire libre y 12 en pista cubierta).
"Me encontraba muy fresca, deseando batir el récord, pero me ha sorprendido que resultara tan fácil. Me siento fenomenal. Es increíble, después de un fracaso semejante en Berlín, pero en parte me alegro de haber sido derrotada allí porque de otra forma no hubiera tenido hambre de récords", explicó la atleta rusa.
Tenía tantas ganas de enterrar sus malos recuerdos de Berlín, que superó limpiamente el listón en 5.06 al primer salto, cuando la campeona mundial, la polaca Anna Rogowska, se había quedado en 4.76.
Isinbáyeva agradeció a su entrenador, Vitaly Petrov, el serio aviso que le dio después de su fracaso en el Mundial, donde no hizo un solo salto válido en la final.
"Era un problema que tenía que resolver yo misma. Era necesario reparar mi cerebro para ver el deporte por la otra cara, porque cuando estás siempre en la cima, es difícil de analizar. Por eso digo que la derrota fue muy útil para mí", explicó.
Junto a la recompensa moral, Isinbáyeva se embolsó por su vigésimo séptimo récord del mundo un total de 66 mil dólares (16 mil por la victoria y 50 mil por la plusmarca), además de un kilo de oro que aporta el patrocinador de la Golden League.
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