Deportes

El escándalo de la década: los dopajes

La primera década del Siglo 21 se vio ensombrecida en el deporte con los escándalos de Marion Jones, Mark McWire, Floyd Landis, entre otros

GUADALAJARA, JALISCO.-  Marion Jones era una de las figuras doradas del deporte en los albores de la década: ganadora de cinco medallas olímpicas en Sydney 2000, la estadounidense de la sonrisa destellante representaba una nueva era de súper atletas para los que los récords parecían destinados a caer como fichas de dominó.

Casi 10 años después, Jones es una especie de paria, un ejemplo ideal de la plaga que en gran medida marcó el deporte mundial en la década: el dopaje.

El atletismo, ciclismo, beisbol y tenis fueron algunas de las disciplinas más afectadas por los escándalos de dopaje que tocaron -directa o indirectamente- a muchas de las figuras deportivas más destacadas de los últimos 10 años.

El Tour de Francia, la competencia de ciclismo más importante del mundo, perdió parte de su atractivo y numerosos patrocinadores por una serie de escándalos que incluyeron despojar por primera vez del título a un campeón cuando en 2006 el estadounidense Floyd Landis arrojó positivo a niveles elevados de testosterona artificial.

Jones, implicada en el escándalo de dopaje BALCO y en el cual también se vio involucrado el pelotero de Grandes Ligas, Barry Bonds, confesó en 2007 que había utilizado esteroides durante la olimpiada de Sydney. Hace unos meses el COI le quitó oficialmente las medallas que ganó esos juegos.

Su ex esposo y ex dueño del récord mundial de los 100 metros planos, Tim Montgomery también incurrió en dopaje, en una lista de atletas de pista y campo muy larga para enumerar.

Los escándalos fueron tan frecuentes, que la nube de la duda se cierne sobre deportistas que jamás arrojaron positivo.

Lance Armstrong, ganador del Tour de Francia en siete ocasiones, ha tenido que defenderse una y otra vez de las acusaciones de dopaje, mientras que el jamaiquino Usain Bolt, el hombre más rápido del planeta, llegó a reconocer que posiblemente siempre existirá la duda sobre sus logros.

“Tan pronto empiezas a correr rápido y surgen los problemas”, indicó el velocista caribeño. “Se necesitan un par de años para que la gente empiece a creer que de verdad estás limpio”.

Tan pronto las organismos reguladores, encabezados por la Agencia Mundial Antidopaje, crearon pruebas para detectar ciertas sustancias, los tramposos se las ingeniaron para inventar nuevas drogas.

A los esteroides comunes y corrientes le siguieron drogas más avanzadas como la hormona de crecimiento humano (HGH, por sus siglas en inglés). Y después que se creó una prueba para detectar EPO -una hormona que aumenta la producción de glóbulos rojos en la sangre y mejora el rendimiento-, nació una versión avanzada llamada CERA.

Una mención aparte para el beisbol estadounidense, un deporte que al comienzo de la década ni siquiera contaba con un programa antidopaje.

Una vez que se estableció el programa, en medio de gran presión de la arraigada afición al deporte y de agencias internacionales, los casos de uso de esteroides y otras sustancias para mejorar el rendimiento salpicaron a sus principales estrellas.

Dos de los mejores jugadores de esta generación, el bateador Barry Bonds y el lanzador Roger Clemens, fueron acusados de utilizar sustancias para mejorar el rendimiento. Ambos lo han negado, pero encaran juicios por supuestamente mentir a las autoridades al respecto.

Alex Rodríguez, Sammy Sosa, Rafael Palmeiro, Manny Ramírez, Mark McGwire, José Canseco... todas súper estrellas de la pelota caliente que de una forma u otra se vieron involucradas en escándalos de dopaje.

“Es horrible para el béisbol”, comentó en mayo el jugador de los Yanquis de Nueva York, Johnny Damon. “Basta con ver la cantidad de súper estrellas vinculadas, o alegadamente vinculadas. Definitivamente esta era está empañada”.

Por supuesto, el uso de sustancias prohibidas para mejorar el desempeño no se inventó en los 2000. Sólo hay que remontarse a la década de los 70 y 80 para recordar el dopaje sistemático de atletas en el bloque soviético, especialmente en Alemania Oriental, y al famoso caso del velocista Ben Johnson en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.

Pero una nueva era de telecomunicaciones, la implementación de mayores controles antidopaje y los casos de grandes figuras del deporte provocaron que cualquier logro deportivo que parezca extraordinario sea visto con sospecha por el público.

No todo fue negativo en la década, y ciertos logros individuales y colectivos hicieron olvidar los escándalos:


- La generación dorada de Emanuel Ginóbili, Andrés Nocioni y compañía consiguió el bronce dos años después en el mundial de Japón, y las cosas volvieron a la normalidad en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 donde con astros como LeBron James y Kobe Bryant, Estados Unidos reconquistó el sitial de honor.

- Bolt cerró la década con broche de oro con sus cinco impresionantes muestras de velocidad en la olimpiada de 2008,q ue le valieron cinco medallas de oro y el mundial de atletismo de Berlín en 2009.


- Roger Federer se convirtió quizás en el mejor tenista de la historia al romper el récord de Pete Sampras con 15 títulos de Grand Slam, el más reciente a mediados de 2009 en Wimbledon.

- Michael Schumacher consiguió cinco de sus siete títulos mundiales de la Fórmula Uno a partir de 2000 (2000, 2001, 2002, 2003, 2004), todos con Ferrari. El piloto alemán fue uno de los deportistas mejor pagados de la década y logró una fama internacional difícil de igualar.


-El nadador Michael Phelps eclipsó la marca de Mark Spitz de medallas de oro en una olimpiada al ganar ocho en los Juegos Olímpicos de Beijing.
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