Deportes

Edoardo Mangiarotti, elegancia clásica

Una herencia de familia lo llevó a convertirse en una leyenda del sable

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUL/2016).- Las primeras grandes leyendas en la historia de los Juegos Olímpicos quizá no hayan llegado en los deportes más espectaculares, pero desde sus primeras competencias estaban destinados a convertirse en aquellas figuras que establecieran los cimientos del deporte moderno.

Tal es el caso del italiano Edoardo Mangiarotti, un hombre nacido para convertirse en una leyenda de la esgrima olímpica en las modalidad de espada y sable, pues a lo largo de cinco participaciones en Juegos Olímpicos, entre las justas de Berlín en 1936 y Roma en 1960, sumaría 13 medallas para ser el italiano con más metales ganados en esta clase de competencias.

El dominio de la esgrima es algo que Mangiarotti tenía en los genes. Nacido en 1919 cerca de Milán, la familia Mangiarotti siempre estuvo involucrada en la práctica de la esgrima. El padre, Giuseppe, participó en los Juegos Olímpicos de Londres 1908, además, sus hermanos Mario y Darío también hicieron una carrera en esta disciplina, con el segundo ganando tres medallas olímpicas y nueve de Campeonatos Mundiales.

Pero fue Edoardo el esgrimista más dotado. Apenas a los 17 años de edad se hizo de su primer oro olímpico, en la prueba de espada por equipos de los Juegos de Berlín en 1936. Tras una pausa por la Segunda Guerra Mundial, Mangiarotti afinó su técnica para convertirse en un esgrimista que se caracterizara por atacar rápido y conseguir puntos.

Por ello, en Londres 1948 cosechó tres medallas más, ninguna de ellas de oro, aunque daba muestras de la calidad que desplegaría en futuras ediciones de los Juegos Olímpicos. Fue así que, cuatro años después en Helsinki, el italiano sumara dos medallas de oro más, una de ellas individual en la espada y la segunda en la misma modalidad por equipos; saldría de la capital finlandesa con dos metales más, plata tanto individual como por equipos en el sable.

La cosecha no terminaría ahí para Mangiarotti, quien en los Juegos de Melbourne 1956 llegaría a cinco medallas de oro sumadas en la justa veraniega, pues tanto en espada como en sable por equipos, el italiano conquistó el primer sitio, además del bronce en la espada individual.

En casa, en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, el esgrimista italiano lograría sus últimas dos medallas olímpicas, una de ellas de oro, en la prueba por equipos en la modalidad de espada, mientras que en los equipos en la modalidad de sable, lograría el segundo sitio, para llegar a un total de 13 medallas y ser el esgrimista que más metales ha conquistado en la historia de los Juegos Olímpicos.

Pero no sólo Edoardo se limitó al éxito olímpico, pues a la par de sus competencias en la justa más importante del orbe, el esgrimista italiano conquistaba 26 podios de Campeonato Mundial entre 1937 y 1958, 14 de ellos logrando el primer sitio, para establecerse como el deportista más dominante de esta disciplina.

Al retirarse del deporte en 1961, Edoardo Mangiarotti ocupó puestos directivos siempre relacionados al esgrima, además de ser delegado de este deporte en los Juegos Olímpicos, siendo la edición de Beijing 2008 la última en estar ocupando dicho puesto, pues fallecería a los 93 años a meses de realizarse la justa en Londres, en el año 2012.
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