Cultura

William Turner 'el pintor de la luz' se da a conocer en España

El controvertido paisajista británico exhibe sus obras en una muestra en el Museo del Prado de Madrid

MADRID, ESPAÑA (18/JUN/2010).- William Turner, el controvertido paisajista británico apodado "el pintor de la luz", podrá saldar la deuda que tenía con España, país en el que no es muy familiar, y darse a conocer de la mano de sus maestros, en una muestra que podrá verse en el Museo del Prado de Madrid, desde hoy y hasta septiembre.

Tras pasar por la Tate Britain de Londres y el Grand Palais de París, "Turner y los maestros" llega a España para mostrar el modo del británico de interpretar las distintas tradiciones pictóricas, enfrentando cuarenta obras suyas a las de los maestros del pasado que más le influyeron, así como a los coetáneos con los que compitió.

La muestra, con una llamativa composición expositiva, recoge el culto de Turner por plasmar, en algunos casos con pequeñas variables, lienzos de renombrados artistas como Rubens, Rembrandt, Claudio de Lorena, Canaleto o Van de Velde.

Con el fin de poner el énfasis en las obras importantes de Turner, el Prado introduce novedades respecto a las exposiciones de Londres y París, al incluir en la muestra óleos como "Naufragio de un carguero", "Tormenta de nieve", "Aníbal y su ejército cruzando los Alpes", "La tarde del diluvio" o "Moisés escribiendo el libro del Génesis", entre otros.

En cuanto a las obras de otros artistas incluidas en la exposición, nunca antes expuestas en España, destacan "Muchacha en la ventana", de Rembrandt, y "Les plaisirs du Bal", de Watteau, así como los lienzos "Puerto con el embarque de Santa Úrsula", de Claudio de Lorena; "Paisaje con una carreta al atardecer", de Rubens; o "Un barco inglés en un temporal", del holandés Van de Velde el Joven.

Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación del Museo del Prado, afirmó que aunque Turner fue un gran viajero, "nunca llegó a España", por lo que la exposición supone "la tarjeta de visita" del pintor en nuestro país, "donde su figura es muy poco familiar".

"Turner (1775-1851) forjó su propia genealogía artística apropiándose del ADN de los artistas a los que pretendía emular; quiso ser más 'claudio' que Claudio de Lorena", subrayó Finaldi, quien afirmó que la muestra, abierta hasta el 19 de septiembre, viene a dar idea del "estímulo y la ambición" que provocaban en él la rivalidad con sus contemporáneos.

De su estudio de los maestros antiguos se desprende su modernización del paisaje y su dominio de la luz, influenciado notablemente por la gran pintura veneciana del siglo XVI (Tiziano o Veronés) y sobre todo por el paisaje clasicista francés tan bien representado por Claudio de Lorena y Poussin.

A estas influencias se unieron las de la escuela holandesa (Rembrandt y Ruysdael); la flamenca (Rubens o Teniers) y de Watteau y otros pintores británicos ya próximos, como Gainsborough o Wilkie.

David Solkin, comisario de la exposición en la Tate Britain, definió a Turner como "un gigante que usa el paisaje como vehículo para enfrentar temas como la mitología o bíblicos", algo "paradójico" (dijo)  si se tiene en cuenta que el pintor era ateo y sólo creía en el poder supremo de la naturaleza.

Para Javier Barón, comisario de la muestra, en pocas exposiciones se pueden ver con un acercamiento tan preciso el carácter "de asimilación" del arte del pasado y el carácter "de emulación" del arte del presente.

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