Waldo Saavedra: de la estirpe condenada a la imaginación
La pieza 'Cien años' será la encargada de abrir la exposición 'Equinos 100', en el Instituto Cultural Cabañas, el próximo 3 de agosto
GUADALAJARA, JALISCO (04/JUL/2017).- Muchos años después, frente a la exhibición de “Equinos100”, el pintor Waldo Saavedra había de recordar aquella tarde remota en que decidió comenzar a pintar “Cien años”. La pieza, que desbordará el marco, se unirá a la celebración del primer centenario de EL INFORMADOR tratando de mostrar que tanto el periodismo como el arte no se detiene con el paso del tiempo y es sólo un proceso con una cadencia eterna.
Inspirada en la mítica obra de Gabriel García Márquez, antes periodista que literato, lleva el nombre de “Cien años”, los mismos que la novela y los que cumplirá este diario el próximo 5 de octubre. En entrevista, con el cuadro como telón de fondo, Waldo Saavedra rememora a intención original al comenzar a pintar la pieza. “La intención que yo tenía con esta pieza era convencer al Gabo, por aquello que me había dicho que se había puesto pintar, que él la firmara; y yo pensaba escribir en la parte de arriba: ‘las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra’, esa era la idea original, el asunto es que nada es eterno, o pocas cosas lo son. Aquí radica lo siguiente: un mes antes de que el Gabo muriera, nos vimos en su cumpleaños, y sucede lo que tenía que suceder porque ya estaba muy malito, y lo que pensé al respecto es que la mejor manera de hacerle una loa a alguien que fue importante para mí, es mostrar el cuadro, hacer que la gente lo lea, y una de estas formas es poner la idea en 100 centros culturales de toda América, y que la gente lea ‘Cien años de soledad’”.
Amigo íntimo del escritor colombiano, Waldo ahonda en el proceso, circular y con destello de realismo mágico como la novela, que inició en el 2013 y aún no concluye, surge de una charla. “Había hecho una que otra ilustración dedicada al Gabo, dedicada a su obra, pero asumir una pieza de este tamaño nunca lo había pensado, sale a partir de una especie de apuesta en una comida en la que el Gabo me dijo: ‘Waldito, me puse a pintar’, y yo en broma le dije que yo me iba a poner a escribir”.
Y como personaje de Macondo, el cuadro se convirtió en una obsesión, en un lienzo inabarcable lleno de referencias culturales e históricas de Latinoamérica y el mundo. La pieza está poblada dictadores, músicos, escritores, presidentes y personajes vitales en el devenir del mundo.
“La cuestión radica en que salió este intenso proyecto y no hallaba la manera de empezarlo; empecé a hacer anotaciones, a hacer apuntes, soñaba imágenes, pero ninguna me cuajaba. Un día viendo ‘El circo’, de Chaplin, se me ocurre cómo hacer ‘Cien años’. Me acordaba perfectamente que un día le había preguntado al Gabo que si hacía esto cuál personaje le hubiera gustado ser, me dijo que el Coronel Aureliano Buendía, lo chistoso es que viendo ‘El circo’ de Chaplin, me acordé que el coronel llega justo cuando pasa el circo por Macondo, y a partir de ahí comienzo a tejer esto, tomando en cuenta que los personaje que yo podría utilizar en ‘Cien años’, podrían ser personajes reales, de la historia latinoamericana, de la historia universal y de mi propia historia”.
Cien años dentro de cien años
De gran formato, mide dos metros y medio por un metro con 95 centímetros, y con una apuesta para que el espectador regrese a la obra de Gabriel García Márquez, la pintura de Waldo Saavedra reconstruye, a placer y capricho del pintor, la historia fundacional del mundo y particularmente de América Latina. No es un reflejo exacto de la novela, acaso ésta funciona como punto de fuga, inspiración para debatir el proceso histórico de los países bajo el río Bravo.
“El cuadro lo empecé con los papás del Gabo que están en la parte inferior izquierda, parafraseando el ‘Génesis’ y Adán y Eva, donde la Eva está embarazada y está rodeada de elementos, como un manzano, pero a la serpiente del manzano le llama más la atención un mamey colorado que una insípida manzana, hago un poco tropicalizar el fenómeno del ‘Génesis’. Empecé por ahí, con ese río de aguas diáfanas por el cual navega desde Shakespeare, navega Cervantes y personaje que me van marcando este baile realista mágico que llevo con la pieza. Lo curioso es que cuando lo empecé, de izquierda a derecha, desde abajo, me di cuenta que cuando llegué al otro extremo, con eso del fusilamiento reflejado en el hielo, que en este caso es el de Goya en Madrid en los acontecimientos de mayo, me doy cuenta que estoy haciendo algo parecido a la novela, que lo puedes leer tanto de derecha a izquierda como de izquierda a derecha porque se van mezclando los sucesos. Está lleno de vasos comunicantes, de canales que te llevan a otras historias, y cuando metes eso en un lienzo estamos hablando de lo mismo: de cosas que se repiten”.
Esos puentes de los que habla Waldo Saavedra, se muestran de manera clara en el cuadro, que si bien es una alegoría respeta ciertos criterios éticos y estéticos. “Es algo que lo he llevado así, en vez de hacer esa guerra sobre el lienzo, dividí a la izquierda los liberales, a la derecha los conservadores, y en el centro lo que sucede en cualquier pueblo de Latinoamérica: ahí está el templo. A partir de esa relación voy contando está anécdota de un modo más onírico, de un modo más metafórico”.
ASISTE
“Equinos 100”, exposición para celebrar el primer centenario de EL INFORMADOR, se inaugura el 3 de agosto a las 20:00 horas, en el Instituto Cultural Cabañas. Ocupará las salas 1, 2,3 y 4.