Cultura
Sigue siendo Rosario Castellanos un imprescindible referente literario
Su obra no se concentró en un tema en específico, sin embargo, los indígenas y las mujeres ocuparon parte importante
De acuerdo con un comunicado de la institución, en la actualidad Rosario Castellanos es un punto de partida importante dentro de la literatura mexicana y sus libros siguen cautivando a las nuevas generaciones, en especial 'Balún-Canán', primera novela de la mexicana en ser publicada hace ya más de 50 años.
Su obra no se concentró en un tema en específico, sin embargo, los indígenas y las mujeres ocuparon parte importante de su pensamiento en un contexto histórico y social en el que se trataba de sectores marginados.
Situación que la llevó en reiteradas ocasiones a considerar que la mujer ha sido fundamentalmente un mito, un proceso mitificador, en el que ha sido víctima y cómplice.
'Nos han dado imágenes falsas de la mujer que impiden la contemplación libre y directa de ese ser que han sustituido; tenemos entonces, una visión distorsionada de lo que es la mujer, su naturaleza verdadera. Hasta el punto que para conocerse a sí misma, la mujer ha de enfrentarse a esas falsas imágenes, rechazarlas y empezar a crear su verdadero rostro', afirmó la escritora en una entrevista.
Otra de las reflexiones que en su momento compartió esta celebre activista fue sobre la motivación de su actividad literaria a lo que dijo 'Por qué y para qué escribo?. Es obvio. Escribo porque yo, un día, adolescente, me incliné ante un espejo y no había nadie. ¿Se da cuenta? El vacío'.
Oriunda de la Ciudad de México, Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925; disfrutó de una infancia y adolescencia tranquila en Comitán, Chiapas, lugar que marcaría su trabajo literario al explorar aspectos del mundo indígena y su relación con lo no indígena, como en su novela 'Balún-Canán' (1957), que del maya al español significa 'nueve estrellas' y que es considerada integrante de la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana del siglo XX.
Además de los cuentos 'Ciudad real' (1960), 'Los convidados de agosto' (1964), y 'Oficio de tinieblas' (1962), que aborda el levantamiento de los chamulas en 1865, y los ensayos 'Mujer que sabe latín' (1973).
Parte de su obra también es reconocida como símbolo del feminismo latinoamericano, pues fue una de las iniciadoras de la defensa de los derechos de las mujeres, y muestra de ello son las puestas en escena 'Tablero de damas' (1952) y 'El eterno femenino', esta última publicada póstumamente en 1975.
Cabe recordar que desde 1948 y hasta 1957 Castellanos sólo escribió poesía y entre los títulos que destacan se encuentran: 'Trayectoria del polvo' (1948), 'De la vigilia estéril' (1950), 'Dos poemas' (1950), 'El rescate del mundo' (1952), 'Lívida Luz' (1960).
Vasta obra poética que fue elogiada por Octavio Paz al decir que su 'lenguaje es llano y sentencioso', 'pasión y sentimiento'.
Su catálogo narrativo está compuesto por la novela 'El rescate del mundo' (1952); los ensayos 'La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial' (1966), 'El uso de la palabra' (1974), 'El mar y sus pescaditos' (1975) y el libro 'Cartas a Ricardo' editado por Conaculta en 1994, conformado por 77 cartas dirigidas a su más grande amor, Ricardo Guerra (destacado filósofo ya fallecido), con quien tuvo un hijo, Gabriel Guerra Castellanos.
Durante el estudió de su maestría, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tuvo oportunidad de relacionarse con escritores como Ernesto Cardenal, Dolores Castro, Jaime Sabines y Augusto Monterroso.
También estudió en la Universidad de Madrid, gracias a una beca del Instituto de Cultura Hispánica. Fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y de las universidades Wisconsin, la Estatal de Colorado y la de Indiana, además de ser promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura y del Instituto Nacional Indigenista, así como secretaria del PEN Club.
En 1954 obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller en el Centro Mexicano de Escritores y para 1958 recibió el Premio Chiapas por 'Balún-Canán'.
Tres años más tarde, en 1961 ganó el Premio Xavier Villaurrutia por 'Ciudad Real', mientras que en 1962 le fue otorgado el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, así como también el Premio Carlos Trouyet de Letras (1967) y el Premio Elías Sourasky de Letras (1972).
En el ámbito periodístico Rosario trabajó como directora general de Información y Prensa de 1960 a 1966 en la UNAM, aunque también mantuvo una activa participación en un diario capitalino.
Como promotora cultural trabajó en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez y dirigió el Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil auspiciado por Instituto Nacional Indígenista.
Radicó en Israel a partir de 1971 luego de su nombramiento como embajadora de México en ese país, donde destacó también como catedrática de la Universidad Hebrea de Jerusalén, hasta su muerte, ocurrida en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974 a la edad de 49 años.
Sus restos permanecen sepultados en la Rotonda de las Personas Ilustres, del Panteón Divil de Dolores, en la Ciudad de México.
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