Cultura
Sigue en escena 'El filósofo declara', de Juan Villoro
La puesta en escena, bajo la dirección de Antonio Castro, está basada en el texto de Juan Villo que se centran en un filósofo de forma idealizada
CIUDAD DE MÉXICO (14/MAR/2012).- La compleja historia de un pensador inteligente, pero terriblemente limitado en emociones, es abordada por el escritor Juan Villoro en la puesta en escena "El filósofo declara", que bajo la dirección de Antonio Castro, iniciará temporada el próximo 23 de marzo en el Foro Shakespeare, de esta capital.
En entrevista con Notimex, realizada hoy en la capital mexicana, Antonio Castro mencionó que desde que leyó el texto del maestro Villoro le entusiasmo mucho, porque "creo que hay pocos textos de la dramaturgia mexicana que se centran en un filósofo, y cuando sucede, lo hacen de manera idealizada".
Apuntó que la idea es "criticar al crítico, detenernos un momento para ver qué esperamos de un persona que está obligada a pensar, eso fue lo que me resultó más atractivo".
Agregó que es una puesta en escena que plasma los afectos sobre los límites de la inteligencia sobre cómo de repente gente muy inteligente puede ser muy limitada en lo emocional.
"Examinar ese mundo del profesor y del intelectual en el contexto mexicano contemporáneo es algo muy interesante y un tema del que se habla poco", dijo Antonio Castro.
Al referirse al escritor Juan Villoro, Castro, expresó que ha empezado a escribir teatro y tiene un sentido del diálogo muy fino, divertido y muy lúcido.
"La obra habla sobre de un mundo que Juan Villoro conoce muy bien, pues su padre es un filósofo muy distinguido de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, entonces sabe de lo que escribe y es muy divertida, no es necesario que uno tenga conocimientos de filosofía para entender la obra", apuntó Castro.
La puesta en escena, que cuenta con las actuaciones de Arturo Ríos, Pilar Ixquic Mata, Emilio Echeverría, Sophie Alexander Katz y Edgar Parra, es una historia en que el filósofo declara y pone en escena un duelo largamente aguardado. Dos filósofos, que han sido compañeros de estudios, fatigas y desafíos, se reúnen por última vez.
Su intensa amistad es una forma de la enemistad. Se han necesitado, se han querido, se han odiado. La mujer del protagonista conoce demasiado bien a los dos y puede influir en el careo final.
Uno de ellos se ha apartado de la realidad para filosofar, el otro ha sacrificado la filosofía para desempeñar cargos de política universitaria. Sin embargo, están más unidos de lo que parece.
En entrevista con Notimex, realizada hoy en la capital mexicana, Antonio Castro mencionó que desde que leyó el texto del maestro Villoro le entusiasmo mucho, porque "creo que hay pocos textos de la dramaturgia mexicana que se centran en un filósofo, y cuando sucede, lo hacen de manera idealizada".
Apuntó que la idea es "criticar al crítico, detenernos un momento para ver qué esperamos de un persona que está obligada a pensar, eso fue lo que me resultó más atractivo".
Agregó que es una puesta en escena que plasma los afectos sobre los límites de la inteligencia sobre cómo de repente gente muy inteligente puede ser muy limitada en lo emocional.
"Examinar ese mundo del profesor y del intelectual en el contexto mexicano contemporáneo es algo muy interesante y un tema del que se habla poco", dijo Antonio Castro.
Al referirse al escritor Juan Villoro, Castro, expresó que ha empezado a escribir teatro y tiene un sentido del diálogo muy fino, divertido y muy lúcido.
"La obra habla sobre de un mundo que Juan Villoro conoce muy bien, pues su padre es un filósofo muy distinguido de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, entonces sabe de lo que escribe y es muy divertida, no es necesario que uno tenga conocimientos de filosofía para entender la obra", apuntó Castro.
La puesta en escena, que cuenta con las actuaciones de Arturo Ríos, Pilar Ixquic Mata, Emilio Echeverría, Sophie Alexander Katz y Edgar Parra, es una historia en que el filósofo declara y pone en escena un duelo largamente aguardado. Dos filósofos, que han sido compañeros de estudios, fatigas y desafíos, se reúnen por última vez.
Su intensa amistad es una forma de la enemistad. Se han necesitado, se han querido, se han odiado. La mujer del protagonista conoce demasiado bien a los dos y puede influir en el careo final.
Uno de ellos se ha apartado de la realidad para filosofar, el otro ha sacrificado la filosofía para desempeñar cargos de política universitaria. Sin embargo, están más unidos de lo que parece.
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