Cultura

''Siempre he tratado de experimentar''

Originario de San José de Gracia, Jalisco, este maestro ceramista obtuvo un reconocimiento por su trayectoria en el Premio Nacional de la especialidad entregado recientemente

GUADALAJARA, JALISCO (17/JUL/2013).- Yo llegué aquí a Tonalá más o menos como en el 83. Es un poquito de mi historia. Yo soy originario de un pueblo que se llama San José de Gracia, en el municipio Tepatitlán de Morelos, Jalisco. A mí me trajeron como de unos seis meses, mis padres tuvieron que mudarse a Guadalajara, llegamos a San Andrés.

Nos cambiamos y estuvimos viviendo un tiempo en Tetlán, yo para ese entonces tenía unos catorce años, más o menos. Trabajaba para una empresa de máquinas de inyección, donde se hacía filamento, todo lo que se utiliza para cepillería. Estuve trabajando ahí aproximadamente tres años. En el transcurso de eso llegamos a Tonalá: fue donde tuve mi primer contacto con la cerámica.

A los 22 años comencé a tener el contacto directo donde quise aprender. Conocí a Arnulfo Vázquez, que era mi cuñado. Conocí a su familia, ellos tienen toda la vida haciendo barro bruñido. Con ellos estuve unos cuatro o cinco años, no como trabajador, sino como aprendiz, haciendo cosas e intentando venderlas.

En ese tiempo  renuncié en la fábrica en la que estaba, porque realmente no veía un futuro a donde brincar. Yo realmente buscaba otras cosas. Cuando llegué aquí me llamó mucho la atención esto. Lo primero que vi fue que estaban pintando un platón grande y veía cómo agarraban un simple pincel, lo llenaban con pintura y empezaban a hacer trazos. Y eso fue lo que me llamó mucho la atención, lo que lo me jaló.

Les pedí que si me daban chance de aprender

Me fui involucrando. Les pedí que si me daban chance de aprender. Me dijeron que sí. Me quedé con la familia de Salvador Vázquez alrededor de cinco años.

Lo primero que empecé a hacer fueron unas cajitas que a mí me parecía que era lo más sencillo. A mí me interesaba aprender desde cómo amasar el barro, conocer todo el procedimiento al cien por ciento. Y el conocer el procedimiento te lleva bastante tiempo porque hay que saber identificar el barro, cómo amasarlo y así sucesivamente hasta que ya tienes la pieza terminada, una pieza lista para decorar.

De ahí comienza otro proceso donde hay que saber cómo preparar colores, porque lleva un proceso en el que el color no se mezcla únicamente con agua, son polvos y óxidos los que utilizamos. Aquí en Tonalá se conoce al engobe como el baño de la pieza. Antes se bañaban con un color. El engobe, prácticamente, es el fondo.

Yo creo que a partir de los sesenta empezaron a entrar más colores por la cerámica de alta temperatura que se empezó a manejar en Tonalá. Ahorita ya encuentras los cobalto, los verdes...

Se puede vivir de esto


A mí me gustó la cerámica desde el primer momento en que la vi, por eso me quedé. Conforme fue pasando el tiempo pensé que se podía vivir de esto. En mi experiencia, lo que he visto es que mucha de la gente que viene y compra aquí siempre se ha dirigido a comprar con la gente grande, porque son los que han tenido mayor reconocimiento. El problema que yo veo es que en estos momentos es que la gente joven se está haciendo a un lado. No hay un incentivo para que los jóvenes piensen que ellos también pueden hacerla.

Si tú ves una pieza de bruñido hecha en los años cincuenta y ves una hecha recientemente, verás un cambio fuerte sin necesidad de dejar a un lado lo tradicional. Ha tenido evolución en la decoración. A mí me tocó un tiempo donde que varias personas iban a vender a Tlaquepaque, por la necesidad. Siempre se ha manejado esa misma forma de venta. En ese tiempo me invitaron. Yo no estaba acostumbrado a que me trataran así. La forma de tratar a la gente de Tonalá me parecía una burla. Tú llevabas una pieza que tenía un costo de cien pesos y la gente de ahí te decía: “Te voy a dar 20 pesos, y si quieres, y si no llévatelas y dale de mordidas pa’ que comas”. Lo escuché en varias ocasiones. Me dio mucho coraje.

La cerámica, para mí, no es algo mecánico. Todo el tiempo hay que estar modificando piezas. Nunca quedarte con el clásico jarroncito o el botellón. Siempre he tratado de experimentar con las piezas.

Participar en concursos

Esta es una pieza que está en proceso, yo le llamo churumbela. No sé por qué le puse churumbela, porque no parece. Una persona un día me preguntó: “Oye, ¿qué esto?”, y le dije que era una churumbela y se quedó. Prácticamente es una vasija estilo prehispánico por la forma de trípode. Tiene cierta forma prehispánica por el ovoide que tiene. Esta pieza yo tengo haciéndola como cinco o seis años. No sé, yo la veo como una especie de amuleto. Todas estas piezas me han traído buenos recuerdos porque he participado en premios y he ganado.

Siempre he sido de la idea de participar, gane o no. El hecho es estar. A mí siempre me gustó el hecho de estar participando para empezar a relacionarme con la gente de fuera, porque son premios nacionales. Y eso te ayuda mucho a autoalimentarte en tu trabajo, no a copiar. Yo veía unas piezas de Michoacán y dije: “Hey, qué poca este trabajo”. De verdad me gustaba mucho. Eran una piezas vidriadas con un esmalte, pero tenían un punteado, lo veías y punto por punto y era exactamente igual y eso se logra con un pincel, no hay una maquinita que te esté punteando. A mí no me sale igual como a ellos.

Creo que las cosas todos las hacemos igual, o al menos yo. Algunas personas me han dicho que haga mi trabajo con menos calidad para que las venda a un precio más bajo, pero ya está uno acostumbrado a trabajar de esa forma, aunque la dé más barata, de todos modos no disminuye el trabajo.

Yo creo que sí somos artistas


Yo creo que sí somos artistas porque no te pones a hacer una pieza toda la vida. Sí debes considerarte porque creas, echas a andar tu imaginación como cualquier pintor o artista plástico. Lo que trata uno es de preservar algo que nos dejaron los antepasados y seguirlo manteniendo. A lo mejor un artista plástico lo que hace es crear algo de su mente, en ese momento saca su paleta y sale. Nosotros sí tratamos de preservar algo de la historia del municipio, porque es un pueblo que siempre se ha caracterizado por la cerámica.

Ahora sí de que se le llamó arte menor al arte popular, que no se comparaba con el arte que hacía un pintor, un escultor... siempre ha habido esas diferencias. Si las hay yo no tengo ese problema. A mí no me preocupa mucho.

Lo único que ha cambiado en mi trabajo es el manejo del tipo de color que se maneja hoy en día. Antes la gente tenía que ir a cierto zanjón y ver las vetitas de color negro, blanco o algún rojo. Ahora  hay una gama de lugares donde te venden colores cerámicos. La preparación de un color cerámico es diferente. No se prepara para una temperatura alta, porque aquí estamos manejando una temperatura de 650 grados.

Al taller llega todo tipo de gente. Un 80 por ciento de extranjeros y el resto nacional, que mucho de ese nacional lo lleva al extranjero. Hay intermediarios. Yo no tengo nada en contra de ellos, consiguen el lugar en donde vender más caro.

He hecho dos exposiciones, una aquí en Tonalá, me tardé un año para armar esa exposición, y otra en la Ciudad de México y, en lo colectivo, pertenezco a un grupo que llama Herencia Milenaria, soy su presidente en este momento. Iniciamos hace como unos seis años y medio. Iniciamos en Nueva York hace cinco años. Tuvimos dos exposiciones.

Herencia Milenaria

Herencia Milenaria es un grupo conformado por 20 integrantes, unos dedicados al barro bruñido, otros al petatillo, bandera, canelo, betus, alta temperatura. Tenemos la mayoría de las técnicas tradicionales. Antes ya habíamos conformado un grupo que se llamó Tradición Tonalteca, que se conformó para participar en el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que se otorga en la Ciudad de México. Obtuvimos el primer lugar. Se tenían planes pero siempre hay diferencias y siempre hay ego. Yo creo que lo más preocupante es el ego. Todavía no entiendo por qué. Es grupo pudo haber sido algo fuerte y se nos pudieron abrir muchas puertas, porque había muchas posibilidades de hacer algo. La idea siempre fue la preservación de lo que estamos haciendo, la divulgación y la comercialización entre las técnicas de aquí de Tonalá.

El bruñido es el más viejo

El bruñido es la técnica más vieja. Es complicado decirlo. Esta técnica ya se hacía antes de la llegada de los españoles. Todas las técnicas son similares al inicio. Todo empieza a cambiar al momento que empiezas a utilizar los colores y los terminados, eso es lo que determina la técnica.

Hubo un tiempo en que algunas personas en vez de bruñir las piezas le daban un buen baño de laca y vámonos. La diferencia de una laca a una pieza bruñida es el tiempo de elaboración, para darle el brillo. Para laquear una pieza, en dos o tres minutos ya lo hiciste, y para bruñir la mitad de esa pieza toma más de tres horas. Con el tiempo, la laca va a perder su brillo; y para que el bruñido se desvanezca tendrán que pasar muchos años.

EL DATO
Premiado

Durante la entrega del XXXVII Premio Nacional de la Cerámica, que se llevó a cabo el 4 de julio pasado, José Luis Cortéz obtuvo un reconocimiento de mejor trayectoria a nivel estatal de manos del presidente Enrique Peña Nieto.

PARA SABER
El barro bruñido


De acuerdo con el libro Linajes terrenales: las artes populares de Jalisco (Secretaría de Cultura-Gobierno del Estado de Jalisco, 2011), escrito por Arturo Camacho, “el barro bruñido es la técnica más antigua que se realiza en Tonalá. Su origen se remonta a la época prehispánica y su nombre se debe a que se utiliza una piedra de pirita para bruñir la pieza y darle un acabado brillante. Otra teoría señala que fue traída de España y sus modelos son reminiscencias de los del siglo XVI en Talavera de la Reyna, España. Se hace de la mezcla de barros negro y blanco, se forma la pieza una vez seca, se le aplica el barniz que va ligado a la flor; se pinta (se palmea porque se dibujan palmas) en crudo y se pule la superficie con bruñidores de pirita, de acuerdo a la explicación de José Rogelio Álvarez”...

Sus temas van del naturalismo representado con exuberantes paisajes poblados de tigres, nahuales (animales con forma humana), flores y aves. Otros son paisajes poblados del campo, algún pasaje histórico: Santo Santiago conquista Nueva Galicia. De este reportorio ornamental, de su naturalismo proviene la flor de girasol a la que el Doctor Atl llamó “Flor de Tonalá” motivo para escribir su ensayo “Los maestros decoradores de Tonalá”.
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