Cultura
Rizomateatro presenta 'Soñé que éramos amigos'
La obra estará en el Ágora del Ex Convento del Carmen
GUADALAJARA, JALISCO (05/NOV/2014).- "Los desaparecidos nos faltan a todos", es uno de los diálogos de “Soñé que éramos amigos”, una obra de teatro que apela a la esperanza y que tendrá como hogar el Ágora del
Ex Convento del Carmen. La dramaturgia de esta puesta en escena es responsabilidad de Teófilo Guerrero, quien trabajó en conjunto con la directora Susana Romo.
En las actuaciones están Cristina Martínez, Rubí Pérez y Julieta Hernández. Al fondo del escenario se encuentra Clément Lavabre, quien musicaliza.
La obra de teatro tiene su base en “Hasta el viento puede cambiar de piel”, una novela Luis Armenta Malpica. Los jóvenes de Rizomateatro se acercaron con Romo y Guerrero para trabajar Soñé que éramos amigos, que toca el tema de las desapariciones de mujeres, un tema "Lamentablemente pertinente, nadie quisiera que en nuestro país se viviera lo que se está viviendo", comentó Gabriela Escatel, coordinadora de teatro de Secretaría de Cultura. La puesta contó con el apoyo de Proyecta.
Nano Cano (de Centro-Centro) fue el encargado del diseño de la escenografía, que en momentos incluye fotografías de las mujeres desaparecidas o que fueron asesinadas en crímenes catalogados como feminicidios. En la obra hay una constante fusión de recursos pasajes cantados, coreografías y sombras: "Buscamos encontrar el lenguaje adecuado para hablar al público al que nos dirigimos, jóvenes en este caso", comentó Susana Romo. El vestuario buscó una apariencia neutral para poder representar a los niños y al mismo tiempo tener otros discursos.
La historia sucede en un pueblo donde las mujeres desaparecen. Los niños son los que comienzan a hacer la investigación para resolver esa duda de en dónde están las mujeres que desaparecen. La puesta en escena es un híbrido en el lenguaje, que tiene guiños al teatro documental, el teatro de sombras. Las mujeres en la novela tienen ciertas capacidades especiales, como presagiar el futuro o leer la mente.
La pieza está enfocada para todo público, pero en especial para los adolescentes. El preestreno fue en la Preparatoria 6, con el objetivo de sensibilizar a los jóvenes sobre la situación de las desapariciones. Para la compañía fue grato que los preparatorianos ya tenían conocimiento de la materia, además de la preocupación, pues una de las alumnas le comentó a Cristina Martínez que en los últimos días habían matado a dos muchachas en Miravalle. Para Susana Romo el resultado de la presentación fue positivo: "Fue un experiencia conmovedora y significativa con los espectadores... El texto es muy lindo y muy fuerte".
"No hay forma de transformar más que haciendo comunidad, el teatro está para aportar al diálogo. Hay que contagiar la rabia, pero también hay que contagiar la esperanza", comentó Susana Romo, mientras que Teófilo Guerrero agregó "El teatro no alecciona, no resuelve, pone el tema para que hablemos".
Clément Lavabre hizo la musicalización para acentúa las atmósferas, con un udu (un instrumento africano de percusión), el harpa de boca vietnamita, además de grabaciones. Oz Jiménez es el director adjunto. Alan Gutiérrez es el productor.
EL DATO
Sábados (19:00 horas) y domingos (18:00 horas), a partir del 8 de noviembre, presentaciones todo el mes. Boletos en taquilla: 100 pesos general, 80 pesos con descuento a estudiantes, tercera edad y maestros.
EL INFORMADOR / JORGE PÉREZ
En las actuaciones están Cristina Martínez, Rubí Pérez y Julieta Hernández. Al fondo del escenario se encuentra Clément Lavabre, quien musicaliza.
La obra de teatro tiene su base en “Hasta el viento puede cambiar de piel”, una novela Luis Armenta Malpica. Los jóvenes de Rizomateatro se acercaron con Romo y Guerrero para trabajar Soñé que éramos amigos, que toca el tema de las desapariciones de mujeres, un tema "Lamentablemente pertinente, nadie quisiera que en nuestro país se viviera lo que se está viviendo", comentó Gabriela Escatel, coordinadora de teatro de Secretaría de Cultura. La puesta contó con el apoyo de Proyecta.
Nano Cano (de Centro-Centro) fue el encargado del diseño de la escenografía, que en momentos incluye fotografías de las mujeres desaparecidas o que fueron asesinadas en crímenes catalogados como feminicidios. En la obra hay una constante fusión de recursos pasajes cantados, coreografías y sombras: "Buscamos encontrar el lenguaje adecuado para hablar al público al que nos dirigimos, jóvenes en este caso", comentó Susana Romo. El vestuario buscó una apariencia neutral para poder representar a los niños y al mismo tiempo tener otros discursos.
La historia sucede en un pueblo donde las mujeres desaparecen. Los niños son los que comienzan a hacer la investigación para resolver esa duda de en dónde están las mujeres que desaparecen. La puesta en escena es un híbrido en el lenguaje, que tiene guiños al teatro documental, el teatro de sombras. Las mujeres en la novela tienen ciertas capacidades especiales, como presagiar el futuro o leer la mente.
La pieza está enfocada para todo público, pero en especial para los adolescentes. El preestreno fue en la Preparatoria 6, con el objetivo de sensibilizar a los jóvenes sobre la situación de las desapariciones. Para la compañía fue grato que los preparatorianos ya tenían conocimiento de la materia, además de la preocupación, pues una de las alumnas le comentó a Cristina Martínez que en los últimos días habían matado a dos muchachas en Miravalle. Para Susana Romo el resultado de la presentación fue positivo: "Fue un experiencia conmovedora y significativa con los espectadores... El texto es muy lindo y muy fuerte".
"No hay forma de transformar más que haciendo comunidad, el teatro está para aportar al diálogo. Hay que contagiar la rabia, pero también hay que contagiar la esperanza", comentó Susana Romo, mientras que Teófilo Guerrero agregó "El teatro no alecciona, no resuelve, pone el tema para que hablemos".
Clément Lavabre hizo la musicalización para acentúa las atmósferas, con un udu (un instrumento africano de percusión), el harpa de boca vietnamita, además de grabaciones. Oz Jiménez es el director adjunto. Alan Gutiérrez es el productor.
EL DATO
Sábados (19:00 horas) y domingos (18:00 horas), a partir del 8 de noviembre, presentaciones todo el mes. Boletos en taquilla: 100 pesos general, 80 pesos con descuento a estudiantes, tercera edad y maestros.
EL INFORMADOR / JORGE PÉREZ
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