Cultura

Panorámicas del desastre

El cineasta exhibe en Lérida fotografías del desastre en NY, así como del accidente nuclear de Fukushima y de paisajes desérticos

GUADALAJARA, JALISCO (12/OCT/2013).- Después de los atentados del 11-S en Nueva York no podía dormir. Las imágenes eran una pesadilla y decidió que tenía que ir, entrar y hacer fotos. El cineasta Wim Wenders se coló como ayudante con el fotógrafo oficial que retrató la Zona Cero para la ciudad de Nueva York. Hizo un fotomontaje de una acreditación y el 8 de noviembre de 2001 paseó por el escenario de los trabajos después del desastre acarreando un voluminoso equipo fotográfico. Estuvo medio día disparando sin parar. Cinco de esas gigantescas panorámicas, de más de tres metros de largo por más de uno y medio de alto, forman parte de la exposición ''Wim Wenders Photographs''. El detalle y el tamaño de las imágenes sobrecogen, los restos de los edificios y las excavadoras parecen tomar vida.

La muestra recoge, además de la serie de la Zona Cero, una selección de ocho fotografías de paisajes desérticos de Australia (de 1988) y del oeste de Estados Unidos. Estas le sirvieron para preparar la película Paris-Texas (1984), uno de los filmes más representativos del director alemán y que le reportó la Palma de Oro del Festival de Cannes. Tres imágenes de paisajes tras el accidente nuclear de Fukushima (2011) completan la exposición. Tal vez las más inquietantes: reflejan el rastro de la radiactividad en forma de un halo de luz que ha dañado el negativo. Todo un recordatorio. La mayoría de las 16 fotografías, que se podrán apreciar en la Fundación Sorigué hasta marzo de 2014.

Si en cine Wenders se ve obligado a estar en la vanguardia de la tecnología digital —el documental de la coreógrafa Pina Bausch lo hizo en 3D y también lo utiliza en la película que ahora está rodando, ''Everyting will be fine''— en fotografía no ha querido pasar de lo analógico. “Es la foto de verdad, la que refleja la realidad. La que no se puede retocar. Tal vez pueda resultar un poco anacrónico, pero es la forma de ser fiel a los lugares”, explicaba el cineasta paseando por la exposición. En el cine se hacen trampas con la realidad, con la fotografía digital también, con la analógica, no, subraya.

El País
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