Cultura
Obras donadas por Jorge Pérez llegan a museo
''Siempre quise dejarle la colección a un museo, para que la gente pudiera en el futuro verla'', explica el multimillonario ligado desde hace décadas a este museo
"Para mí darle mi obra al museo era muy importante, porque no hay gran ciudad en el mundo que no tenga un gran museo", explicó el presidente de The Related Group, una de las firmas inmobiliarias que están detrás del renovado diseño urbanístico de Miami.
Hace unos meses este empresario nacido en Colombia de padres cubanos, anunció que donaría 40 millones de dólares en dinero y obras de arte al museo, que, a cambio, pasará a llamarse Museo de Arte Pérez de Miami cuando se traslade a su nueva sede, diseñada por Herzog & de Meuron.
La última exposición que se llevará a cabo en su sede actual se inaugurará el jueves y será "Frame of Reference", que compila obras de arte latinoamericano donadas por Pérez de su colección personal.
"Los papagayos" (1987) de Beatriz González, "La table blanche" (1939) de Wifredo Lam, "Crucifixión" (1938) de Roberto Matta, "Still Life" (1908) de Diego Rivera o "Construcción con dos máscaras" (1949) de Joaquín Torres García son algunas de las piezas más destacadas de esta muestra, abierta al público hasta junio.
El empresario llegó a Estados Unidos en 1968 para estudiar en la universidad y "por cuestiones de la vida", decidió quedarse. "Para mí el arte era una forma de conservar mis raíces latinoamericanas", porque "me sentía, y me siento, muy orgulloso de ser latinoamericano; muy consciente de mi herencia", explica en una entrevista en su imponente despacho con vistas al río y la bahía de Miami.
Así, "todos los años iba a las subastas de Christie's y Sotheby's en mayo y noviembre. Era una forma de mantener el contacto con mi tierra y con los artistas latinoamericanos que en mi opinión representaban la forma de vivir y de expresarse en Latinoamérica".
Pérez comenzó comprando el arte latinoamericano "clásico" del que siempre le hablaba su madre: "Diego Rivera, Frida Khalo, Tamayo, Torres García, Figari, Quinquela Martín, Mata, Lam,...".
Con el paso del tiempo, Pérez fue "conociendo artistas latinoamericanos más jóvenes que vivían aquí" o se iba a ferias y galerías de México, Argentina y Colombia para comprar obras que en algunos casos ahora abarrotan las oficinas de Related, en su día la mayor promotora de apartamentos de Estados Unidos.
"Siempre quise dejarle la colección a un museo, para que la gente pudiera en el futuro verla", explica un hombre que ligado desde hace décadas a este museo ("Lo he visto crecer, cambiar y evolucionar") y promete que seguirá "dándole dinero al museo", ya que es su manera de mostrar su compromiso con Miami.
Para él esta ciudad es "la más inclusiva. Aquí casi todos venimos de algún otro sitio". Sin embargo, esto también es un problema, explica, porque "no tenemos una sociedad con lealtad duradera hacia la ciudad", ya que todos "llegaron hace poco y el latinoamericano en especial no tiene la tradición de donar a lugares púbicos".
"En América Latina, como en Europa, es más habitual que de las cuestiones públicas se encarguen la Iglesia, el Gobierno o la monarquía, mientras que en Estados Unidos las donaciones particulares tienen un peso mayor en el mantenimiento de museos u hospitales", apunta.
Este problema se pasará, a su entender, con las nuevas generaciones hispanas, que "sí emularán las costumbres estadounidenses y empezarán a dar, porque este será realmente su país".
Pérez describe con sorpresa cuando al unirse al Giving Pledge de Bill Gates (por el que los millonarios se comprometen a donar al menos la mitad de sus fortunas a causas benéficas) "no había ningún latino entre los 79 firmantes" de entonces.
"Los que hemos tenido la suerte de haber ganado mucho dinero creo que tenemos la obligación de devolver. Si no hubiera sido por esta ciudad yo no hubiera podido ser lo que soy", argumenta el empresario, que no entiende muy bien por qué se criticó tanto en su día que el museo aceptara llevar su apellido.
"Me sorprendió. Creo que hubo prejuicios y celos", afirma Pérez, quien recuerda además que casi todos los grandes recintos de Miami (así como de muchos otros lugares) llevan un apellido en su nombre y se pregunta si habría generado la misma reacción si el suyo fuera Smith.
Pese a ese episodio, "casi nunca" ha sufrido por prejuicios: "A mí este país me ha tratado de una forma increíble, nunca he sentido que no me hayan dado un proyecto o que no me hayan admitido en algún lugar por ser latino".
"De hecho, creo que es el país más abierto del mundo, donde tú vales por lo que creas y no por quién es tu familia. Claro que hay prejuicios, pero ha cambiado mucho", añade el empresario, cuyo socio y mejor amigo desde hace 34 años, recuerda, es un judío de Nueva York.
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