Cultura
No se puede imponer la democracia a cañonazos: Juan Goytisolo
Para el novelista, aún existe un fanatismo islámico pero también uno occidental
“Le hice caso y encendí el televisión, y cuando vi en directo el choque del avión contra las Torres Gemelas de Nueva York me quedé horrorizado y pensé que estaba viendo una película de ciencia ficción”, relata.
Goytisolo reconoce que se espantó con la imagen, pero no se sorprendió. “Yo fui uno de las personas menos sorprendidas, me sorprendió en sí la monstruosidad del atentado, pero me lo esperaba”, explicó. “En los años 90 tuve la experiencia de hacer tres viajes a Sarajevo y vi el martirio de una ciudad asediada durante tres años y medio, en mitad de la indiferencia y la complicidad de la UNPROFOR (Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas) y de los mandos ingleses y franceses”, recordó. “Pensé que si los asediadores hubieran sido musulmanes y los asediados cristianos, el cerco no hubiera durado ni un mes, y duró tres años y medio”, relató Juan Goytisolo.
“Pero lo que me dolió más fue que precisamente los musulmanes bosnios eran una gente totalmente adaptada a los principios democráticos, que defendían los valores de la civilización occidental europea y que eran víctimas de gente que hablaba de sangre, de raza y de afrentas históricas”, apuntó. “Ver que la comunidad internacional manifestaba una total indiferencia por la suerte de estos musulmanes laicos fue una experiencia terrible”, añadió.
Y a esa dolorosa vivencia se sumó otra: su viaje a Chechenia. “Allí comprobar la matanza que se estaba efectuando de los chechenios exactamente descrita por Tolstoi un siglo y medio antes, fue sobrecogedor. Por eso digo que después de ver todo aquello no imaginar que por todo ello se iba a pagar un precio, era vivir en otro planeta”.
En su opinión, la decisión del ex presidente de Estados Unidos, George Bush, de invadir Irak —con el apoyo de entre otros, el ex presidente español, José María Aznar—, sin el consentimiento de las Naciones Unidas fue “alentar el llamado conflicto de civilizaciones”. “No se puede imponer la democracia a cañonazos. No hay una democratización posible mientras se bombardea a la población”, señala. Y se muestra convencido de que la situación empeorará tanto en Irak como en Afganistán tras la salida de las tropas estadounidenses, prevista para el año que viene. “Volverán a caer en el caos en que ha vivido siempre”, explica.
En el caso de Afganistán recuerda que fue el único país que el Imperio Británico no pudo conquistar en el siglo XIX. “Intentaron entrar y salieron corriendo cuando los soviéticos lo invadieron. Y de nuevo a principios de los 80 ocurrió lo mismo, tuvieron que salir corriendo. Por muy justa que fuera la guerra a diferencia de la de Irak fue meterse en un atolladero”. En su opinión, ahora la única solución posible sería una especie de estado federal en el que las diferentes etnias que lo componen se autogobernaran. “Debería haber una federación de los diferentes grupos étnicos y dejarlos que se eligieran conforme a sus costumbres tribales. No sé cómo lo harían pero eso sería mejor que la situación actual”.
El novelista, que es después del Arcipreste de Hita el primer escritor español en hablar el árabe dialectal del norte de Marruecos, denuncia que en estos últimos diez años desde los atentados del 11 S sigue existiendo un fanatismo islámico muy conocido, “pero también hay un fanatismo occidental como lo prueba la reciente masacre ocurrida en Suecia por un ultraderechista”, apunta en referencia a la matanza de Oslo a cargo del ultraderechista Anders Behring Breivik. “En estos últimos años, igual que en Occidente ha aumentado el odio hacia los musulmanes, en determinados países también ha aumentado el odio hacia Occidente”. Y cita los casos de Afganistán y Pakistán. “En el resto no, y en eso tiene mucho que ver el que las revoluciones árabes han cambiado completamente la situación”, apunta. “Ahora lo que están reivindicando los jóvenes son valores como la dignidad, la libertad, y la democracia que son valores de Occidente. Lo que ha marginado a los grupos radicales de tipo Bin Laden”, explica.
“Han comprendido que sufren una opresión insoportable y han explotado”, dice.
Autor de una vasta obra literaria entre ensayos, novelas, autobiografía, traducciones y ocasionalmente algunos poemas que le han situado como uno de los escritores más influyentes e importantes de las letras hispánicas, asegura que el mundo ha cambiado radicalmente en esta última década.
“Cuando era profesor en Estados Unidos daba clases en Boston e iba a Nueva York, y recuerdo que subíamos al avión y pagábamos el billete como en un autobús”, relata. “Ahora hay que pasar controles, cacheos y todo tipo de interrogatorios. Es un salto atrás que me parece terrible. Ha saltado por los aires la legalidad internacional. Entiendo que haya que cumplir unas normas de seguridad, pero es muy triste que tengamos que vivir en un estado de permanente ansiedad ante el peligro de un acto terrorista”.
Goytisolo también recuerda que hace 10 años “era terrible” leer en el periódico que había un video juego muy de moda en Estados Unidos que se llamaba “Matanza de musulmanes” y que consistía en disparar sobre todas las figuras árabes que aparecían. “Y quien ganaba era quien daba en el blanco de Mahoma, Bin Laden y Alá. Los metían a los tres en el mismo caso”, apunta. “Vivimos en una época en la que los fanatismos crecen en todos lados en todas las religiones y en nombre de todas las ideologías”.
En este sentido apunta que la gente puede soportar un régimen despótico si tiene un nivel de vida decente, o puede vivir con un margen de libertad y en la pobreza. “Pero si vive en la miseria y bajo un régimen despótico, no aguanta mucho. Llega un momento en que estalla, que es lo que ha ocurrido en Túnez y en Egipto”.
Sin embargo, el autor de Paisajes después de la batalla no cree que la religión sea el eje principal de la situación de conflicto que vivimos “aunque muchos traten de promoverlo”.
“Creo que el mundo está llegando al final de un ciclo que es el del capitalismo salvaje, el cual nos está llevando a la ruina. Esto no se puede sostener. Hay ciclos históricos que se cierran porque la realidad no sostiene el modelo político y económico y este modelo político y económico es insostenible. ¿Qué pasará después? No lo sé. Habrá que inventar un fármaco para calmar el nerviosismo de los mercados para ver si nos dejan definitivamente respirar”, comenta el novelista.
Para el intelectual, la única respuesta al desastre que vivimos es a través de una alianza de valores comunes que tienen validez universal. “Valores universales como la democracia, la libertad y la dignidad. A partir de ahí, dejando de lado la especificidad religiosa de cada país, si hay un acuerdo con respecto a estos valores hay que promoverlo”, dice. “Si hubo una democracia cristiana durante medio siglo en Europa, ¿por qué no puede haber un partido musulmán democrático como el que hay en Turquía? Es una salida. Cualquier movimiento musulmán que se declare democrático y lo demuestre en la práctica, merece nuestro apoyo”.
Por último y cuestionado sobre si cree que pueda haber un nuevo 11 de septiembre, responde que en Estados Unidos no por las medidas de seguridad que se han tomado. “Pero sí en otro sitio. Aunque independientemente de esos atentados lo que no hay que olvidar es que hoy en día las matanzas se siguen produciendo diariamente en países como Irak, Pakistán y Afganistán. Vivimos en un mundo infinitivamente peligroso”, concluye.
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