Cultura
Nicolás Pradilla: diseñador de ideas
El taller de Ediciones Económicas es un proyecto que surge como respuesta a la digitalización de libros en auge actualmente
Y tampoco es que los libros electrónicos estén ganando mucho terreno en términos comerciales: la gente que compra libros sigue comprando libros, pero los libros impresos como los conocemos están redefiniéndose.
En ese contexto me parece interesante adoptar un sistema de este tipo. Por un lado es explorar sus posibilidades técnicas, y por el otro lado es empezar a generar una serie de productos que sean consecuentes con ese sistema y con la situación actual del libro.
Como no es un proyecto comercial de entrada, no estamos pensando en términos de hacer productos vendibles. De hecho pensamos un poco al revés: en hacer justo lo que nos viene en gana, tanto en términos gráficos como de selección de contenidos, que muchas veces es algo que en tu chamba comercial no haces.
Tiene que ver con darle la vuelta a la actividad de hacer libros, y por eso de pronto somos muy reacios a publicar cuento o poesía, porque igual ya hay mucha gente que lo está haciendo. Aquí buscamos más bien desarrollar cosas que tal vez no están tan directamente relacionadas con cuestiones editoriales, sino con intereses personales que toman forma dentro de un soporte así: como libro.
Taller de Ediciones Económicas
Estudié una cosa que ya no existe que se llamaba Comunicación Gráfica en la Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Era una de estas cosas como hijas de los setenta, como cuando instauraron la carrera de ciencias de la comunicación.
Ahí todavía no estaba tan clavado con el diseño editorial, pero me gustaban las revistas y trabajé haciendo diseño y dirección de arte en varias revistas independientes. En el 2006, yo y otras 2 personas montamos una empresita de servicios editoriales (dn3 editores), y desde entonces me clavé más en hacer libros.
Cuando armé esta oficina me estaba saliendo del DF. Me salí de la ciudad y me fui a vivir al norte profundo: a Ensenada. En realidad nunca tuve una chamba ahí, siempre trabajé para dn3, hasta que empecé a hacer un periódico gratuito de divulgación de cultura, para chavos de secundaria y prepa. Desde entonces me interesé en empezar a hacer algo editorial de manera independiente.
Cuando me vine a vivir a Guadalajara –hace dos años— trabajé en Estándar, un proyecto dentro del cual quería armar una especie de fondo editorial que por muchas razones tuvo que esperar permanentemente. Después conocí a Gabriela Castañeda y resultó que ella también quería montar una editorial en algún momento.
Coincidió con que estaba abierta la convocatoria de PECDA de 2010 y metimos el proyecto de Taller de Ediciones Económicas, que tenía que ver con la publicación de libros de artistas. Nos dieron el apoyo y empezamos a ver el tema del sistema de impresión.
Yo ya le tenía ganas a este sistema de baja escala o small press, y empezamos a buscar una duplicadora Risograph, o máquina risográfica, que es una especie de mimeógrafo moderno. Estéticamente es igualita a una fotocopiadora, pero a diferencia de ésta –que trabaja con tóner y con procesos térmicos— la risográfica trabaja con tinta. Las hojas no se doblan y como el papel pasa directo, permite utilizar papeles más gruesos o más delgados.
Es una tecnología que se utilizaba mucho en iglesias y escuelas donde hacían folletos, o exámenes. El sistema nos gustaba por características estéticas, y porque, trabajándolo de manera adecuada y no siendo tan ambiciosos, resulta económico.
Industria en transformación
Lo que está pasando ahora en la industria editorial es que, ante los grandes holdings que ya son dueños de la mayoría de las editoriales, están surgiendo muchos proyectos que operan un poco como el Taller de Ediciones Económicas: que son auto-iniciados y que no pelan por redes de distribución muy grandes.
Aunque tampoco creo que sean proyectos demasiado longevos, porque –por lo general— para los pequeños editores no es negocio hacer libros. Casi siempre lo hacen por mero capricho. Y yo creo que la industria se va a terminar polarizando en ese sentido: vas a tener el gran negocio editorial, que muy probablemente esté enfocado a cuestiones digitales, y por el otro lado, esta parte más arcaica y artesanal.
Yo no creo que los libros desaparezcan, simplemente se van a hacer mucho menos. Todas Las cosas que son de uso y deshecho se van a digitalizar y listo, pero habrá muchas otras que se sigan haciendo impresas. Si acaso, los libros desaparecerán en el momento en que haya un problema de desabasto de celulosa.
Lo digital me interesa en el sentido del alcance que tiene; es mucho más práctico. Pero también soy muy consciente de ese tipo de intereses son muy cíclicos. Y si de pronto uno está interesado en hacer cosas impresas, justamente porque está abrumado por la cuestión digital, es muy probable que después te pase otra cosa en el sentido opuesto. Y no lo veo mal. Al final, las personas nos aburrimos muy rápido de las cosas. Son ciclos.
Varios frentes saludables
Personalmente prefiero combinar con proyectos comerciales, y así no condicionas lo que te interesa hacer en términos creativos.
Yo creo que la motivación común en mis proyectos es el juego: las posibilidades que te da en términos de conocer cosas nuevas. En muchos casos también ha tenido que ver con divulgación y difusión. Si no, no hubiera tenido un sello de música o no estaría publicando cosas, y creo que a la vez tiene que ver con el interés de romper con estos cotos de legitimación, ya sea en ciudades o núcleos particulares.
Volviendo al tema del DF, no sólo es centralizado sino que además tiene unos cotos de poder muy específicos en muchas áreas. Entonces siempre me ha parecido muy saludable abrir otros frentes. En ese sentido sí me interesa la difusión y la divulgación de cosas que hacen otras personas.”
PROYECTO
En el origen, el libro de papel
El Taller de Ediciones Económicas es un proyecto que surge como respuesta a la digitalización de libros en auge actualmente, como una forma de reflexionar sobre el fenómeno.
El taller ha impreso libros de artistas y ha retomado sistemas de impresión casi en desuso masivo.
FRASE
"Al final, el proyecto es un capricho, pero también es una especie de bandera política en muchos sentidos: una reacción ante la vida digitalizada "
Nicolás Pradilla,
diseñador editorial
Close up
Nicolás Pradilla (ciudad de México, 1978) es diseñador, editor y gestor independiente. Llegó a Guadalajara hace dos años y desde entonces se involucró con la vida cultural de la ciudad: fue uno de los socios fundadores del desaparecido centro Estándar, donde era responsable de la programación de música en vivo, talleres y exposiciones.
Actualmente dirige –junto a Gabriela Castañeda— el Taller de Ediciones Económicas, un proyecto editorial apoyado primero por el Programa de Estímulos a la Creación y el Desarrollo Artístico (PECDA), y ahora, por la fundación Jumex.
En la ciudad de México trabajó en el diseño y la dirección de arte de varias revistas independientes de arte y cultura, como Caviar Izquierda, Wow, y At/Syber. Entre los clientes para los que ha trabajado como diseñador se encuentran el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego y el Palacio de Bellas Artes.
En 2002 fundó el sello discográfico independiente Soundsister Records, que dirigió hasta su final en 2007. Aunque no se considera a sí mismo un músico, también ha participado en diversos proyectos sonoros. Actualmente es bajista en Accidentes.
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