Cultura
México propone “arqueología afectiva” en Venecia
El pabellón nacional, dentro de la Bienal, fue abierto ayer con obra de la artista Melanie Smith
El pabellón mexicano, inaugurado ayer en la ciudad de los canales en la sección “Eventi Collaterali”, acoge el proyecto de esta artista inglesa afincada en México desde 1989, en el que se combina pintura e imagen audiovisual.
Un proyecto que es definido como “una suerte de arqueología afectiva sobre la modernidad”, que permite entender, desde otra perspectiva, sus “emplazamientos geoestéticos en las sociedades actuales”.
Asimismo, Cuadrado rojo, rosa imposible es, según sus creadores, “una exploración sobre el marco como límite estético y político en la representación en el arte”.
Video potenciador
Según explicó el curador del pabellón, José Luis Barrios, “es precisamente la búsqueda de cómo desbordar ese marco lo que la lleva al discurso audiovisual” que aparece en la muestra, puesto que “el vídeo tiene esa función de operar la potencialidad de lo pictórico”.
La imagen en movimiento toma de este modo especial relevancia en este trabajo con tres piezas de vídeo, realizadas en colaboración con Rafael Ortega y con las que se pretende explorar tres afecciones propias de la “modernidad heterotópica”: el delirio, la compulsión y la melancolía.
Distribuida en dos niveles diferentes del palacio Rota-Ivancich, la muestra inicia con la pieza Estadio Azteca/proeza maleable, 2010, un vídeo filmado en ese recinto deportivo de la capital de México y en cuyas gradas se puede ver la elaboración de mosaicos ejecutados por tres mil estudiantes mexicanos que recuerdan a los que se ven en los partidos de fútbol.
Sin embargo, en esta ocasión, en lugar de reproducir consignas a favor de un equipo, se reproducen imágenes referidas a la historia del arte como el Cuadrado Rojo de Malevich, así como al imaginario nacionalista mexicano e incluso al imaginario popular de su cultura de masas como el mítico luchador “Santo, el enmascarado de plata”.
Tras este impacto inicial, el espectador se encuentra con la propuesta pictórica de Smith, en un espacio en el que las pinturas se mimetizan con los tapices.
De este modo, explica Barrios, “se intenta jugar con ese tránsito de desbordamiento del marco, como desbordamiento de la historia, como desbordamiento del sentido, del significado”.
La muestra concluye como empezó, con la imagen en movimiento de las piezas Xilitila: Desmontaje 1 y Bulto.
En el primero, se exhibe la naturaleza exuberante del paisaje mexicano y se cuestionan los límites imaginarios entre las prácticas modernas y contemporáneas del arte, desmontando los mecanismos de construcción surrealista del paisaje de Las Pozas en Xilitila que Edward James realizó entre 1962 y 1984.
En el Bulto, en cambio, la artista muestra un fardo que es transportado de un lugar al otro pero al que es imposible encontrar una ubicación definitiva, puesto que allí donde es colocado siempre molesta.
Filmado en lugares emblemáticos de Lima (Perú), según Barrios el bulto representa “una especie de compulsión” y esta pieza puede ser considerada como “una metáfora psicoanalítica de la necesidad de ser moderno que existe en el mundo”.
ACERCA DEL PROYECTO BULTO
“Partiendo de la existencia de un “bulto” cuyo origen y composición permanece indefinido, este proyecto consiste en la producción de un film en el cual la mirada de la artista -intensamente ligada a imágenes urbanas que representan las condiciones de vida de la metrópoli mexicana- se traslada al funcionamiento de Lima, ciudad que, si bien comparte diversas características con la gran urbe mexicana, revela condiciones históricas y políticas particulares a través de sus dinámicas cotidianas. El tránsito de este objeto por la ciudad es aleatorio y recorrerá locaciones que se caracterizan por su diversidad socioeconómica o por su referencia asociada a hechos acontecidos durante diversos momentos de la historia reciente del Perú. La escena que da inicio a este periplo hace referencia a la secuencia del embotellamiento vehicular en la película Weekend (1967) de Jean-Luc Godard.
El simbolismo del “bulto” es incierto y mutable, alude a tantos contenidos como el espectador pueda atribuirle, los cuales se desprenden no sólo a partir del contexto limeño sino más ampliamente de las dinámicas comunes a las grandes ciudades de países en vías de desarrollo, pero también de las condiciones de una sociedad específica o incluso al bagaje de un individuo en particular.” Museo de Arte de Lima.
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