Cultura

Marita Terríquez visita los ''pequeños paraísos'' de la infancia

En siete obras, la artista registra cómo la naturaleza consume fincas, víctimas del deterioro y el abandono

GUADALAJARA, JALISCO (01/JUN/2010).- Nostalgia y recuerdos de la infancia fueron el punto de partida para la concepción de las siete “encantadas”, que conforman la exposición Pequeños paraísos malditos, de Marita Terríquez, que se inaugura esta noche en Casa Museo López Portillo.

“Son casas rurales como de la Ribera de Chapala y de Guadalajara, que se encuentran en abandono o en deterioro, en las que quiero hacer constar la influencia de la naturaleza, que se apropia de estos espacios”, comenta la artista plástica que presenta su cuarta exposición individual y que desde pequeña -gracias a su papá- tuvo acercamiento con fincas olvidadas por sus dueños.

Marita Terríquez recuerda cuando era tan sólo una niña y su padre la llevaba a visitar la casa de sus abuelos en la Ribera de Chapala y luego recorrían construcciones que estaban siendo prácticamente comidas por la naturaleza de los jardines.

Desde hace 11 meses, Marita comenzó a trabajar la serie Pequeños paraísos malditos, por la que recibió la beca 2009 del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA).

“Primero voy a los lugares que me interesan y hago fotografías de las fincas, luego en mi taller comienzo a bocetar, juego con los ángulos, las perspectivas y comienzan a tomar forma las imágenes. En algunas obras, añado elementos y personajes anónimos con la intención de darle un toque más lúgubre”, explica Terríquez, egresada de Artes Visuales de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Las obras en acrílico sobre tela muestran casas de finales del siglo XIX con influencia europea y construidas sobre avenida Vallarta, en la colonia Americana. Un par más son registros de la localidad de San Antonio, en Tuxcueca, a donde cada fin de semana Marita Terríquez acudía con su padre “en una aventura de conocer esas casas”. Y otras dos fincas son de la zona de Mezquitán Country y del Panteón de Mezquitán.

Mala hierba, hojarasca, grafiti en los muros -algunos- casi derruidos por la humedad, árboles descuidados y mal crecidos con sus ramas desordenadas que penetran por algunas ventanas carentes de vidrio. Al fondo o en primer plano, un niño disfrazado de conejo juega sobre un caballo de madera entre la maleza. En otro plano, en un ambiente de película de terror luce una piscina sin agua, con su azulejo reventado, sucio y enmohecido, y la naturaleza invadiendo su exterior; al fondo una pareja abandona la escena, mientras un sujeto parece contemplar el vacío sentado a la orilla de la alberca. Arriba, una pareja observa la naturaleza de consumir la finca.

Sobre el título de la muestra plástica, la artista señala que “es jugar con la idea del paraíso donde está lo selvático y se trata de encontrar plantas y animales, pero son lugares donde la naturaleza está creciendo de forma desordenada; entonces son como un punto neutro porque ya no sirven ni para habitarse y tampoco son una área natural, es como si estuvieran en el limbo”.

Pequeños paraísos malditos, de Marita Terríquez

Hoy, inauguración, 20:30 horas

Casa Museo López Portillo. Liceo 177, esquina San Felipe

Temas

Sigue navegando