Cultura
“Los arquitectos somos una especie muy apasionada”
Mark Wood, quien encabezó la creación de la carrera en el Tec de Monterrey, repasa los tres lustros de vida de la misma
Fue a principios de 1996 cuando Mark Wood, egresado y ya entonces académico del TEC de Monterrey, fue reclutado “para encabezar el proyecto de abrir arquitectura en Guadalajara”. Contactado por Nemesio Maisterra, también ex alumno de dicha universidad, Wood volvió a su ciudad natal para completar la meta de alumnos y preparar todo lo necesario para “echar a andar la carrera desde ceros”.
Hoy, a quince años de eso, recuerda: “Buscamos el material bibliográfico, los espacios en el campus, logramos tener un laboratorio de cómputo, salones para talleres y un par más para las clases, y con eso empezamos: 41 alumnos y cuatro profesores”.
El cuarteto de docentes fundadores (Leticia Arista, Raúl Juárez, Alfredo Varela y Ricardo Agraz) asistió a un curso inductivo dictado por maestros de Monterrey y con eso “tuvimos un buen arranque el 5 de agosto de 1996”.
Sin castillos en el aire
Wood cuenta que del alumnado inicial, una significativa cantidad provino de los alumnos de preparatoria de la misma universidad y muchos otros vinieron de otros estados de la República que veían al TEC como su opción para estudiar. “Me acuerdo de haber dado pláticas en prepas de otras escuelas y plantearles varios argumentos. Uno era –porque había el prejuicio de que el TEC era muy ingenieril- decirles que sí era una realidad en el sentido de que los íbamos a preparar para no hacer castillos en el aire sino darles realmente una formación técnica con temas estructurales sobre la manera en que se hace un edificio más allá de lo estético o lo artístico”.
Otra de sus premisas de diferenciación respecto a otras carreras de arquitectura fue el tema administrativo, “ya que también les damos esa base”, pero de igual manera “la parte de formación en historia, estética y artística de manera muy fuerte”. Para el artífice de dicho plan de estudios, el soporte de los maestros fue de gran importancia. “Ellos hicieron de los talleres un lugar al que venía mucha gente a brindar conocimiento o a hablar de cosas más allá de la técnica o de lo propiamente arquitectónico”. Así fue como personajes como la escritora Carmen Villoro, o bien arquitectos de la talla del austriaco Wolf Prix, el finado Salvador de Alba Martín o el artista plástico Pepín Hernández Laos, y otras actividades como ciclos cinematográficos relacionados con la disciplina y congresos “complementaron la carrera con una visión más amplia, más cultural y nos permitió asumir que sí tenemos esta formación ingenieril y administrativa –que vienen a ser fortalezas- pero al mismo tiempo una visión humanística y completa de la arquitectura”.
Luego de tres generaciones en las que el alumnado fue creciendo en cantidad, Mark Wood fue enviado por la institución a hacerse cargo como rector general del campus Mazatlán, y posteriormente los de Hermosillo y León. Actualmente cursa un doctorado en sustentabilidad y emprendimiento en la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos.
Ahora, en su visita al campus Guadalajara y con una perspectiva de tres lustros, el fundador de Arquitectura del TEC la ve como a un hijo que ha crecido. “Los arquitectos somos una especie muy apasionada en todo, en cómo ejecutamos y cómo concebimos la arquitectura, entonces a veces hay conflictos fuertes de opinión, de visiones, pero creo que la escuela ha ido consolidándose bien. El número de alumnos ha crecido (370), la primera generación se graduó en 2001 y muchas más han ido saliendo”.
El director más longevo
Carlos Rodríguez Bernal, quien ha sido el director de la carrera de Arquitectura en el TEC más longevo del campus Guadalajara (2001-2005) cuenta que él tomó la estafeta a cargo de 120 alumnos y la dejó con 300. Durante su gestión, la universidad local fue sede de la Cátedra Luis Barragán, llevó a cabo talleres verticales, acreditó la escuela ante la Asociación de Instituciones de la Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana y el Consejo Mexicano para la Acreditación de la Educación, “pero también los alumnos empezaron a dar frutos”. Rodríguez Bernal señala que el estudiante Omar González Rocha ganó segundo lugar en el concurso “Alberto J. Pani” en 2003, con lo cual “empezamos a hacer currícula”.
Para él, que es señalado como el director consolidador de la carrera, “se nota el perfil del Tec. Es gente muy orientada al trabajo, son chamberos, dedicados”.
Profesor de 15 años
Raúl Juárez Pérez Lete es a su vez el maestro que ha estado desde aquel 1996 a la fecha. Él dice que además de enriquecedor, ha sido gratificante puesto que así como la carrera ha ido cambiando en el tiempo, “también uno va creciendo y no eres el mismo 15 años después”.
Para el también titular del despacho LEAP, el sello particular de un egresado TEC de arquitectura es la “fuerte cultura emprendedora (que llevan), la formación de valores, de participación ciudadana, no digo que los demás egresados no la tengan, pero aquí son temas explícitos en la misión misma de la universidad”.
En cuanto al ya significativo volumen de arquitectos que han salido a la práctica, Juárez Pérez Lete indica que “es el entorno en general de la arquitectura el que se ha beneficiado con la apertura de la escuela del TEC porque ya tienen presencia en la comunidad y ya han marcado diferencias con lo que antes había”; en tanto que en materia institucional “ahora la oferta académica es más diversa y eso abre competencia generando que todas busquen diferenciarse con niveles académicos incrementados”.
Ana Guerrerosantos
''Lo enriquecedor ha sido tener profesores como Juan Carlos Name, Paolino Di Vece, Elías Rizo, Jorge García Juárez, Antonio Riggen, Jesús Rábago, Enrique Nafarrate, Rafael Horta… ha sido una buena historia a través de los años .''
Mark Wood, fundador de la carrera de Arquitectura del Tec de Monterrey.
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