Cultura

'La reja no es la culpable': modificaciones al Ex Convento del Carmen

Los ciudadanos sin hogar fueron la razón principal por la que se tomó la decisión de desmontar el cancel anterior y recolocar uno más grande

GUADALAJARA, JALISCO (23/NOV/2015).- Treinta pasos (de piernas largas) son los que separan a la nueva reja del Ex Convento del Carmen del lugar en el que se ubicaba la anterior verja. Mes tras mes, el Ex Convento y sus circunstancias le han “ofrecido” a la opinión pública motivos para tuitear o feisbuquear críticas, no precisamente sobre las exposiciones y actividades artísticas que se realizan en el lugar, sino más bien para señalar los desatinos: el mes pasado con el caso de plagio/apropiación en el Salón de Octubre; noviembre con la reubicación de la reja y una fiesta en el interior (no es la primera vez que sucede).

La escultura del artista Alejandro Colunga, “Silla pato”, se ve ligeramente beneficiada por la reubicación de la reja: antes estaba a unos metros de su parte frontal, en uno de los lados del patio. Otra de las esculturas que habitan al aire libre en el Ex Convento también vio modificado su entorno: “El ángel”, ubicado a un costado de la antigua puerta (desde hace muchos años clausurada). Desde el punto de vista estético, al contrario de la “Silla pato”, “El ángel” no ganó, pues la nueva estructura de hierro obstaculiza su visibilidad desde lejos. Más allá de su apariencia a la distancia, ha cambiado la manera en que las personas interactúan con el entorno y la obra misma: “El Ángel” ya no le hace dulce compañía a los noctámbulos habituales del centro que pernoctaban a su alrededor. Para los olfatos sensibles, la pieza en bronce de Miguel Miramontes ahora respira un aire más libre, ya sin los vestigios de los fluidos corporales que más de alguna vez se derramaron en su cercanía.

Nuevas “caras”


A lo largo de los años, el Ex Convento ha tenido otras modificaciones: ahí están los testigos, testimonio de las antiguas columnas que daban la bienvenida ya hace muchos años. Otro cambio reciente y que pasó inadvertido para muchos fue el ciclopuerto que se removió. La ausencia de un lugar para estacionar las bicicletas obliga a los ciclistas a intentar encadenar sus vehículos en la flamante y costosa reja. Los elementos de seguridad encargados de resguardar el lugar recomiendan que mejor se amarre la bici a uno de los árboles en el patio del Ex Convento: “Acá afuera se las roban”, recomienda una señora al pasar; “es mejor allá dentro”, afirma el guardia.

El origen y las reacciones


Los ciudadanos sin hogar fueron la razón principal por la que se tomó la decisión de desmontar el cancel anterior y recolocar uno más grande en la entrada del Ex Convento (con trabajos de albañilería que sumado al costo de material ascendieron a más de cien mil pesos). Cualquier peatón observador habrá notado que al caer la noche se veían una o dos cobijas, ya fuera en la penumbra debajo del ángel o en la vieja puerta del lugar. La intención de remover a los sin techo provocó la restricción que propone la reja: “El Ángel”; ahora solitario, ya no tiene "roomies".

Pero la reja no es la culpable, parafraseando a la popular canción. ¿Y sale sobrando… es decir: es menor el flujo de interesados en los contenidos dentro del Ex Convento? Ante el cuestionamiento de si hay menos visitas con la reja puesta, el personal comentó que no han notado un descenso en el número de gente que llega para observar las exposiciones. Presentaciones, funciones y talleres también mantienen su asistencia normal. Inclusos en las funciones gratuitas en la explanada del lugar (ahora cercada por la reja), la gente ocupa todas las sillas. El domingo pasado, un colectivo de mimos se presentó frente a medio centenar de personas, en su mayoría familias que paseaban por la Vía RecreActiva en la contigua Avenida Juárez. Para estos usuarios del espacio administrado por la Secretaría de Cultura, la presencia o ausencia de una reja no es restricción para pasar.

La pregunta

Las salas del segundo piso albergan la muestra “Visualizar”. En la última sección del recorrido, el visitante hallará una pantalla, una microimpresora y un teclado. La propuesta interactiva es escribir una pregunta y esperar la impresión. Siempre habrá muchas preguntas, pero la duda que inunda a muchos es: ¿dónde duermen ahora los ex inquilinos del Ex Convento?
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