Cultura
La primavera sorprende a sitios arqueológicos
El Equinoccio convocó a miles de personas en las dos principales ruinas prehispánicas de Jalisco
Otra razón fue el gran número de visitantes en las zonas arqueológicas de Jalisco como Guachimontones (Teuchitlán) y El Ixtépete (Zapopan) que sorprendió a organizadores y arqueólogos.
Durante el fin de semana, tan sólo en Guachimontones el número de visitantes batió récord, la cifra llegó a los 32 mil, cantidad que no se había alcanzado en otros años.
Los investigadores hoy analizarán los daños provocados en los sitios por los asistentes y falta de vigilancia, así lo anunció el equipo de arqueólogos que trabaja en la zona ubicada en el municipio de la Región Valles.
Los paseantes de los círculos
Miles de personas recorrieron el sito arqueológico Guachimontones con un motivo “cargarse de energía positiva”. En la zona, las actividades que reunieron a un mayor número de personas eran tres: la presentación del grupo de danza prehispánica, Guadalupana Azteca, los paseos comentados por jóvenes especialistas en la historia de la zona y las curaciones de los chamanes.
El programa encuentro Equinoccio Guachimontones 2010 anunciaba una gran cantidad de actividades como conferencias, rituales, degustaciones y más, muchas de las cuales no se cumplieron, pero la más importante sí se llevó a cabo los dos días, el sábado fue a las 17:00 horas, y ayer al al mediodía, la ceremonia “Permiso a la madre Tierra”, que consistió en una serie de oraciones a los puntos cardinales y una danza.
A los turistas que llegaron al sitio en automóvil, no tenían permitido subir hasta el estacionamiento, que está enfrente del edificio del Centro Interpretativo Guachimontones, la orden era parar unos metros antes. La tarifa por choque fue de 60 pesos, la cantidad resultante en los dos días llegará al Ayuntamiento de Teuchitlán, una parte será empleada para los trabajos de restauración en las ruinas prehispánicas.
Antes de llegar a las estructuras arqueológicas estaba un espacio destinado a las personas que decidieron acampar, después algunos puestos ofrecían collares, blusas de manta, aretes y demás productos.
Ya en el sito, era necesario registrarse. Algunos paseantes avanzaban y otros se cobijan en las sombras de los árboles y unos escalaban las estructuras.
Dos chamanes brindan sus servicios e invocaban a los “antiguos dioses”. Una de oyentes a la charla del “curandero” fue María Guadalupe Barajas, quien visitó el sitio hace ocho meses y regresó a “recibir la Primavera porque nos llena de energía y buena vibra. Nos gustó sus explicaciones, te enseñan admirar a los antepasados”.
El propósito de recibir energía positiva fue los que convocó a más de 32 mil personas tan sólo en Guachimontones.
EL INFORMADOR/ Mayra Torres de la O
El Ixtépete se convirtió en un hormiguero humano
Salvador Y Maldonado
Danzantes ataviados con sus penachos multicolores. Gente adulta, jóvenes y niños vestidos de blanco. Aficionados de la astronomía. Vendedores de artesanías ligadas a motivos prehispánicos. Estos fueron algunos de los protagonistas de la llegada de la primavera en el contexto de la corriente actual que revalora las fechas astronómicas y que se dejó sentir en la Zona Arqueológica El Ixtépete, en el poniente zapopano.
El tórrido impacto del sol a plomo no desalentó la concentración de quienes por diversos motivos ahí se dieron cita en las descuidadas ruinas de la prolongación de la avenida Mariano Otero. Cada asistente vivió el momento con su punto de vista propio, desde quienes enfatizaron el fenómeno con un enfoque astronómico, hasta quienes lo valoraron con una concepción mística con matices y acentos variados.
Cerca de la entrada de Mariano Otero, estuvo el Grupo Astronómico Orión y uno de sus integrantes: Alfonso González, destacó que esta fecha se presta para que la sociedad recapacite en el reto de las energías verdes, como es el caso de la energía solar que debe ser aprovechada al máximo para depender lo menos de los combustibles fósiles que provocan el efecto invernadero y con ello el calentamiento global. Ya junto a la pirámide del Ixtépete se dieron unas conferencias bajo la candente insolación.
Los danzantes fueron sin duda protagonistas de primer orden en el Ixtépete. Raúl Zepeda del Grupo Xallistli Ceremonial, afirmó que en las fechas importantes “la danza es parte del balance cósmico y su movimiento es fruto de la relación entre el universo y nuestra tierra madre. Es el momento de honrar y reconocer toda creación en unidad y armonía”.
Como el día se prestó para un desgaste notable por el efecto de la radiación solar, el lugar estuvo visitado también por vendedores de alimentos y bebidas, desde tacos de varios guisos, hasta por quienes vendieron aguas frescas y refrescos, además de vendedores de las artesanías de los llamados tianguis culturales de la zona conurbada.
Guerreros de la luz
Por: Ricardo Ibarra
Ya brotaron las estrellas y todavía hay personas que aterrizan en la velación que con motivo del equinoccio organizan en Temazcal Mazatepec, un centro ritual asentado en las praderas de San Isidro Mazatepec, al poniente de la Zona Metropolitana de Guadalajara, en los linderos del bosque La Primavera.
Una niña toma la mano izquierda de los recién llegados y les amarra un lazo color violeta, al tiempo que enuncia tres palabras: armonía, amor y paz. La sigue un hombre con el colorido traje ceremonial de los huicholes. Trae trenzada a su larga cabellera una pluma de águila. De uno de los morrales que cuelgan de sus hombros extrae otra pulsera. La agita y adquiere su propia luz fluorescente. La coloca también en la muñeca izquierda del visitante y le desea que encuentre esa noche su propia luz, su camino hacia la iluminación.
Él, Oscar Arvizu, es el dirigente de la velada. Toma asiento en una piel de venado, frente al fuego formado por gruesos leños y se dirige a las cerca de 40 personalidades que circundan la hoguera. Advierte que la ceremonia que inicia esa noche del 20 de marzo, culminará al día siguiente con el temazcal, entre las cuatro y cinco de la madrugada. “Quien quiera dormir es mejor que me avise desde ahorita”, anticipa. Nadie dice yo.
La timidez de los participantes, procedentes de Australia, Inglaterra, Estados Unidos, distintas regiones de México, y por supuesto, de Guadalajara, se rinde con el transcurso de la luna, los tés, el café de olla, el discurso profundo y humorista del guía y el masivo trance de la danza.
Explica el anfitrión que el episodio que inicia con el equinoccio de primavera es un tiempo para sembrar. Esa noche, todos los que ahí están sembrarán “luz en sus mentes”; por eso la pulsera luminiscente y por eso el lazo, para no olvidar el compromiso que en esa velada harían frente al fuego, con la incineración de tabaco.
La velada termina tras “cuatro puertas” de cantos y reflexiones en el temazcal. Abrazos y bendiciones, bajo el primer sol de primavera. Ahora todos son "guerreros de la luz".
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