Cultura

La idea de ser una promesa me da muchísimo miedo: Guadalupe Nettel

Una narradora cómoda con el papel de contar lo que pasa

GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2011).- Guadalupe Nettel (Ciudad de México, 1973), supo que quería ser narradora cuando comenzó a escribir historias en las que los protagonistas eran sus compañeros de clase que paseaban por países remotos donde les sucedían toda clase de calamidades. Una vez que la pequeña escritora en potencia venció su miedo de compartirlos y observó las reacciones, supo que se sentía muy cómoda con el papel de contar lo que pasa.

“Así fue como poco a poco adquirí un lugar dentro de la escuela. No había dejado de ser marginal, pero esa marginalidad ya no era opresiva”, dice Nettel en las primeras páginas de su segunda novela El Cuerpo en que Nací (Anagrama, 2011), una historia inspirada en la infancia de la autora en la que son factores decisivos el contexto ultra liberal de los años setenta y un defecto de nacimiento en un ojo con el que la protagonista tiene que lidiar.

-El periodo de tu vida que cuentas corresponde sobre todo a tu niñez y adolescencia, ¿por qué eliges este en particular?
Cuando yo nací, como cuento desde la primera página, tenía todo este problema de no ver, de que la vista se tenía que desarrollar, y toda la infancia se dio alrededor de eso. Entonces era como una infancia particular que estaba muy determinada por ese problema y con la expectativa y la promesa de una operación que me iba a devolver a la normalidad. Entonces empieza con el nacimiento y termina con el momento esperado durante toda la infancia que era el de la operación, porque en ese momento era como un ciclo que se cerraba.

-Toda la narración está dirigida a una psicoanalista, la Dra. Sazlavski ¿esto es solo un recurso literario o en efecto ha sido una parte de tu vida?
El psicoanálisis tenía que estar forzosamente en ese libro porque en mi vida ha estado muy presente. Mi papá estudió y ejerció como psicoanalista un tiempo, y en esta cosa un poco loca de los años setenta a mi me llevaron a terapia por primera vez a los siete años. Y al mismo tiempo siento que el psicoanálisis ha venido a reemplazar el papel que tenían antes los confesionarios, cuando uno se encerraba con el sacerdote detrás de esta cortinita a contar su intimidad. Ahora la gente ha dejado de hacer esa práctica, hasta los que son religiosos, y ese papel que antes tenía el confesionario se ha desplazado al consultorio del psicoanalista, entonces de alguna manera era un buen pretexto como para sincerarse. Por otro lado también es un guiño hacia un autor que a mí me gusta mucho, Philip Roth, que tiene un personaje que no habla pero al que él le hace preguntas como las que yo le hago a esta mujer.

-¿Consideras que este ejercicio autobiográfico es también es como una terapia?
Creo que no solo el autobiográfico sino toda escritura literaria, sea ficción o no, es un ejercicio de liberación de muchísimos traumas y conflictos. La literatura se nutre de todos los traumas de infancia, de adolescencia y de edad adulta del escritor, y por eso es algo tan vivo porque tienen toda la víscera palpitante del autor que pone todo su pathos, todo su sufrimiento, sus neurosis etc., y por eso uno puede razonar e identificarse de esa manera. Entonces es una forma de desahogarse y de liberarse como podría ser una terapia perfectamente, pero no solamente la autobiográfica, sino toda escritura. Y la que no tiene toda esta carga neurótica y vivencial para mí no es buena literatura.

-Al final de El Cuerpo en que nací, haces referencia a la reacción contrariada de tu madre hacia tu autobiografía, ¿cómo lo tomó el resto de tu familia?
Es cierto que es complicado. Cuando uno está escribiendo su propia vida uno pensaría que tiene derecho porque le pertenece. Pero te das cuenta que no te pertenece sólo a ti tu vida o tu historia, sino a mucha otra gente con la que estamos implicados. Entonces por un lado era legítimo que yo estuviera escribiendo sobre mi vida, pero por otro lado era como si me estuviera robando vivencias de otras personas. Y se puso complicado, por eso quise añadir la parte de cómo reaccionaban y fue divertido para mí, pero para ellos no tanto. Y sobre todo que era mi propia versión, no se puede decir que haya sido la realidad lo que yo estaba contando. Por eso dije muchas veces: ‘esto que estoy contando no es la realidad, es mi propia versión’, y por lo tanto es ficción de alguna manera.

-Muchos te consideran como una de las promesas de la literatura mexicana, ¿cómo te hace sentir esto?
La verdad es que un poco incómoda porque me da miedo y nervios que estén esperando algo de mí. Siempre me ha dado miedo eso. Lo cuento bastante en este libro pero siempre me ha gustado estar un poquito como al margen y que se fijen en otra gente que estar en el centro del huracán o con los reflectores encima. Me asusta, no me siento cómoda con esa posición. Las expectativas de los demás sobre mí, ya sean de una pareja, de mis padres, de profesores o de quien sea, me dan cierta incomodidad. Preferiría que la gente nada más considerara lo que hay, que estar esperando algo. La idea de ser una promesa me da muchísimo miedo.

PARA SABER
Guadalupe Nettel presentará su novela ''El Cuerpo en que Nací'', al lado de los escritores Jorge Volpi y Marcos Giralt Torrente. La cita es el martes 29 de noviembre a las 17:00 horas en el salón D del área internacional.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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