Homenaje al icono de la pluma y el pincel
A partir de hoy, la exposición 'La época de Caloca en los 100 años de EL INFORMADOR' llega a PALCCO como parte de los festejos del primer centenario de esta casa editorial
GUADALAJARA, JALISCO (07/SEP/2017).- “Mi esposa me pregunta que cuándo voy a dejar de pintar y yo le respondo que cuando me muera”, así con esa pasión habla uno de los cartonistas más importantes de Jalisco, Rodolfo Caloca, quien por 30 años estuvo a cargo de crear los cartones editoriales de EL INFORMADOR —de 1976 al 2007—.
Ganador del “Despertador Americano” del Premio Jalisco de Periodismo 2007 e impulsor de PINGO, una de las secciones del diario para el público infantil, el caricaturista será homenajeado con la exposición “La época de Caloca en los 100 años de EL INFORMADOR”, la cual podrá ser visitada, a partir de hoy, en el Museo de la Radio y la Televisión del Palacio de la Cultura y la Comunicación (PALCCO). La exhibición mostrará una compilación de gran parte de su ejercicio gráfico y periodístico, y permanecerá abierta al público por dos meses —hasta el 7 de noviembre—.
“Para mí es un honor que me tomen en cuenta. Realmente es maravilloso el que le reconozcan a uno su trabajo. Duré colaborando en EL INFORMADOR durante más de 30 años, fue la época más hermosa que pudo haber para mí… Era muy especial. Estaba bajo las ordenes de don Jorge Álvarez del Castillo”, comparte don Rodolfo en entrevista.
Aficionado del equipo Atlas de Guadalajara, Rodolfo Caloca recuerda que se hizo un apasionado del futbol tras realizar cartones de este deporte, un día fue con su esposa al Estadio Jalisco y ahí decidió que el Atlas sería su equipo, así lo cuenta mientras en su casa muestra parte de su acervo como caricaturista, pero también como pintor.
Y es que ahora que ya se retiró del ejercicio del periodismo, pasa sus días dibujando y pintando desde su casa. A Caloca le gusta plasmar paisajes de los viajes que ha realizado a Europa con su familia, pero también hace sus propias versiones de obras maestras como “Las Meninas”, tiene cuadros hechos por él mismo de grandes artistas como Salvador Dalí y Rembrandt, así como muros llenos de pinturas de sus hijos y esposa. Además, es admirador de la belleza femenina y tiene cuadros de mujeres en las distintas expresiones del arte y la estética.
Caloca es originario de la Ciudad de México, nació un 29 de diciembre de 1939, y en unos meses estará por cumplir 78 años. Tiene 57 años de casado, su esposa se llama Elena y tiene cinco hijos: Judith, Elenita, Carlos (Q. D. E. P.), Tere y Adriana. Su formación profesional ha sido la escuela de la vida, pero siempre ha estado cercano a la creatividad, las viñetas y la pintura. Antes de dedicarse a su oficio, reconoce que primero estuvo llamado por la arquitectura, pero como esto no se dio, lo más cercano que tuvo fue el dibujo, el lápiz, la pluma y la acuarela, desde entonces han sido sus más grandes aliados.
Radicó en Guadalajara desde joven, su papá murió cuando tenía 13 años y él y su mamá encontraron en la Perla Tapatía un hogar. En la Ciudad de México, sus primeros acercamientos al oficio creativo fueron en el Museo Nacional de Antropología e Historia y después en “Cine Mundial” —un diario de la Ciudad de México—. Señala que cuando le publicaron sus primeros cartones estaba muy contento por la hazaña; sin embargo, no se los pagaron. Ya inmerso en el periodismo, recuerda que primero laboró en El Sol de Guadalajara, cuando éste estaba a cargo Juan Barón; posteriormente, se sumó a EL INFORMADOR donde don Jorge Álvarez del Castillo le pagaba 500 pesos (de ese entonces) por cartón. De esa época recuerda que estuvo a punto de irse a vivir a Toluca, pero le hablaron para entrevistarse con don Jorge y se quedó por más de 30 años en las filas de este periódico, el cual este 5 de octubre cumplirá su primer centenario de existencia.
“Don Jorge nos ayudaba a todos. Hacía yo cartones deportivos, después él me dijo: ‘hágame un cartón para la página editorial’, pues se lo hice, y me respondió: ‘¿Usted cree que yo voy a publicar eso?’ y así me trajo varias semanas, a la última ya me dijo (después de casi 100 cartones), ‘ya ve, qué le costaba’… Así fui creciendo”. Comparte que don Jorge le pedía que en los cartones sobre política o el sentir de la sociedad, estos tenían por encomienda señalar, pero nunca ofender, “a veces se me pasaba la mano y nunca pedí disculpas, aunque él me lo decía”.
La obra de Caloca, que siempre está firmada y/o acompañada de un perrito, ha sido parte de las exposiciones de la Cámara de Comercio en años anteriores. Recuerda don Rodolfo que él ha estado influenciado por grandes maestros, como Freyre. “Todos los cartones son bonitos, y todos lo que hacen cartones yo los felicito. No hay mejor maestro que el que se tiene al lado. En todos los trabajos yo me he sentido a gusto y contento, se trata de seguirle”.
Amigos y colegas
Pablo Becerra, encargado del departamento de diseño de EL INFORMADOR y amigo de Caloca, recuerda que de 1997 a 1999, Rodolfo trabajó de tiempo completo en el proceso del rediseño del periódico, hasta que sufrió un derrame cerebral el 3 de agosto de 1999. “Y en menos de cuatro meses se sobrepuso a la enfermedad para retomar la publicación de su cartón en la página Editorial, el 27 de noviembre”.
¡ASISTE!
“La época de Caloca en los 100 años de EL INFORMADOR”
L: Museo de la Radio y la Televisión del Palacio de la Cultura y la Comunicación (PALCCO)
H: Martes a sábado de 10:00 am a 17:00 pm y los domingos de 10:00 am a 15:00 pm.
P: $40 pesos entrada general y $20 pesos para niños, estudiantes, maestros y personas de la tercera edad.