Cultura
El ser humano es destructivo porque no está en paz consigo mismo: Safranski
El filósofo alemán Rüdiger Safranski charlará hoy sobre su obra en un acto titulado 'El enigma del Mal'
Además de sus ensayos El Mal (2000) y ¿Cuánta globalización podemos soportar? (2004), Tusquets Editores ha publicado cerca de 15 títulos del filósofo que forma parte de la delegación alemana presente en la FIL. Hoy a las 17:30 horas, Safranski charlará sobre su obra con el intelectual mexicano José María Pérez Gay en un acto titulado: El enigma del mal.
A unas horas de dicho encuentro, Safranski ofreció al INFORMADOR la siguiente entrevista:
¿Cuál es la pertinencia de una reflexión sobre el mal en el presente?
Yo más bien diría, ¿qué es lo que no tiene que ver? El mal es un tema sobre el que siempre hemos reflexionado porque el mal existe por los mismos seres humanos. Y existe en diferentes niveles: el individual, el social y a nivel religioso. Aquí en México existe el problema de la injusticia social, que es un problema del mal. Por un lado, hay en México una economía muy rica, pero los beneficios no llegan a todos y esto no es natural, es un aspecto malo de la sociedad. La realidad está llena de aspectos del mal, tomemos la guerra contra las drogas: está caracterizada por mucha crueldad, si esto no es el mal, ¿qué es?
¿Cómo cree que una reflexión filosófica puede ayudarnos a afrontar los problemas sociales, por ejemplo el problema del narcotráfico en México?
Las reflexiones filosóficas no pueden ayudar directamente. Lo que ayuda es pensar sobre las raíces del problema. Porque sí que debe de haber una lucha social y política contra estos fenómenos, pero detrás debe de haber ideas. Y para llegar a estas ideas, a los conceptos detrás de esta lucha, las reflexiones filosóficas son una condición necesaria. Hay un actuar y hay una reflexión. La reflexión es la condición para el actuar, pero no puede sustituirlo. Pero un actuar sin reflexión es ineficiente.
En una sociedad global que es cada vez es menos religiosa, ¿en dónde podemos encontrar la representación del bien? La precondición del bien se encuentra en cada persona. No necesitamos elaborar una gran teoría para el bien y la justicia porque
está dentro de nosotros, así como tampoco necesitamos una gran teoría para darnos cuenta que aquí hay injusticias, es casi algo como un instinto. Entonces, solamente necesitamos este instinto del bien que nos orienta, y la libertad es necesaria para poder actuar. Ese sentir, esa conciencia de la justicia, o de que algo cruel es malo, no es un evento de la religión. Lo único que hicieron las religiones es intensificar este sentir.
Habla usted de una libertad necesaria para elegir entre el bien y el mal. En occidente parece haber triunfado una meta narrativa de que somos sociedades libres y democráticas ¿qué tanto cree usted que esto es así?
Depende a dónde dirigimos la mirada. Siempre hay que ver muy precisamente de qué libertades hablamos y cuáles son los efectos de la libertad. Por ejemplo en Alemania, cuando Hitler fue vencido en 1945 por las potencias aliadas, sí hubo una liberación política. En todo el bloque del este de Europa también se liberaron del estalinismo y del socialismo autoritario. Las personas lograron una libertad que podía vivirse. Ahora, desde 1990 aproximadamente, existe una libertad del neoliberalismo, lo que quiere decir que hay un libre movimiento del capital. Eso también es una libertad, pero a la vez ha conducido a la desgracia para muchas personas. La libertad siempre ha sido un gran objetivo para las personas desde hace siglos, pero la cuestión es con qué se llena concretamente esa libertad. La libertad no lo es todo, pero todo es nada sin libertad.
Hace unos días circuló la noticia de que un experto alemán en la cultura maya afirmó que no se acabará el mundo en 2012, ¿cómo ve usted esta expectativa global del fin de los tiempos?
El apocalipsis es una idea humana muy antigua ¿Por qué? Porque todos tenemos un fin, vamos a morir. También la humanidad va a morir. Ahora brilla el sol, pero en un momento dado va a dejar de brillar, se va a enfriar el planeta y el planeta va a morir. Así que vista de una forma absoluta, el apocalipsis es una idea loca pero correcta. En la Biblia dice que Dios mandó el diluvio y hoy en día la idea del apocalipsis gira en torno a la forma en que nosotros hemos tratado al planeta. La idea existe con o sin Dios. Y no necesitamos las fantasías, ya hemos vivido apocalipsis reales a lo largo de nuestra historia: la primera en Europa en 1340 cuando fue la gran peste y murieron dos terceras partes de la población en Europa central. La segunda, cuando los europeos vinieron a América Latina y la población indígena fue exterminada en su mayoría. Y en la Europa del siglo XX, con dos guerras mundiales. Si esos no son Apocalipsis ¿qué son?
Habría que distinguir entre los factores de la naturaleza y el de los seres humanos que mutuamente se eliminan, y ese es el verdadero desafío para el mal. La energía destructiva es inherente en el ser humano y es impresionante. Por eso las civilizaciones necesitan cierto orden y esa es la tarea de la política: controlar esa capacidad del humano de destruirse mutuamente. Mi tesis es que el ser humano es tan destructivo porque no está en paz consigo mismo. Siempre se habla de lo global y lo colectivo, pero el problema radica en uno. Por ejemplo, el nazismo asesinó a 6 millones de judíos y mucha gente lo apoyó activa o pasivamente, simplemente porque envidiaban a la elite judía. De su envidia surgió ese impulso, no de asesinar, pero sí de tolerar el asesinato. Entonces todo radica en el individuo.
Una teoría menos radical afirma que en el 2012 habrá un cambio de conciencia, ¿será que existe un deseo de que esto suceda?
Los cambios de conciencia siempre son buenos, porque en general nos dominan ideas bastante tontas. Pero que si esto vaya a suceder precisamente en 2012, no lo sé. Una cosa se podría decir: lo que sí va a haber en 2012 es una gran crisis económica afectando principalmente a Europa, pero también a Estados Unidos. Tal vez a México no tanto, entonces aquí podrían surgir mejores oportunidades.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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