Cultura

El 'monus vivendi', según Josel

El monero y artista plástico tapatío presenta 30 grabados y 10 esculturas

GUADALAJARA, JALISCO (03/OCT/2011).- Sus personajes tienen una vida corta. A veces no llegan a las 24 horas, mueren antes con las noticias del día. Josel sabe que ése es el destino de sus obras, de todas las que llegan al papel periódico. Sin embargo, al artista no le preocupa el tiempo porque está acostumbrado a la prisa de los medios impresos y celebra cuando la revista Letras Libres le da dos días para trabajar en una ilustración. Desde hace siete meses se dedicó a un proyecto que lo puso a prueba: la exposición Monus Vivendi.

En esos meses, el monero tapatío realizó 30 cuadros y 10 esculturas para la muestra, que abrirá este jueves 6 de octubre, en Galería Vértice. El trabajo comenzó con una fecha de entrega, la cual parecía lejana hasta que comenzó con el primer cuadro, donde usar el color implicó otro tipo de retos, que le hicieron pensar que no lograría terminar a tiempo. Fueron más de cuatro semanas las dedicadas a la primera obra, lujo imposible de tomarse en los periódicos, pero en esta ocasión valía la pena porque Josel celebra 25 años de trayectoria.

Uno de los primeros pasos en su vida artística fue definir su nombre, pues José Luis García era demasiado grande para aparecer en un cartón y después de varios ejercicios llegó a Josel, quien recuerda que comenzó a trabajar porque sus compañeros de la universidad le dijeron que se solicitaban ilustradores en el desaparecido periódico Siglo 21. Así que fue y lo pusieron a prueba durante un mes. Él leía dos notas rojas y elegía una para ilustrarla, entre el bullicio de la redacción buscaba hacerse de una burbuja para plasmar sus dibujos, pues el reloj seguía su marcha y sólo tenía una hora.  De entonces a la fecha, muchas cosas cambiaron como el desarrollo de sus personajes e incluso ha brincado al cartón político.

Monus Vivendi muestra la faceta de escultor de Josel, quien comenta que es la primera ocasión que trabaja con materiales como el bronce y la plata para sus piezas. Sus cuadros también son distintos a los publicados en los rotativos, pues el collage es uno de los sellos.

De este trabajo, el monero señala que fue una experiencia distinta ver cómo sus personajes pasaban del papel a la tercera dimensión. Las figuras elegidas se tomaron del archivo de Josel, que incluye desde sus primeras ilustraciones hasta las actuales. Además hay una serie dedicada a El Principito, ya que el libro es uno de los favoritos del tapatío.  

Josel tenía ganas de que “las cosas perduren un poco más”. De ahí, el motivo de la muestra, aunque expresa: “No me gusta exponerme”. La exhibición permanecerá hasta el 13 de octubre en el espacio de la calle de Lerdo de Tejada 2418.

— ¿Cómo llegó a los monos que ahora lo identifican?

–— Han sido muchos años de estar definiéndome. En un principio, me gustaba más la ilustración o el diseño gráfico. En la universidad coincidimos, en la misma generación, Trino, Jis, Manuel Falcón, Jabaz…

Todo empezó con una revista, que en aquella época hicimos, Galimatías. Yo le echaba una mano a Jabaz en el diseño. En una de las ediciones había una página en blanco y me dijo ‘haz algo’, me acuerdo que hice mi primera historieta sobre unos puerquitos, luego tomé el tema de la iglesia y la revista daba para eso porque era muy crítica.

Cuando empecé a ver la posibilidad de dedicarme al mono, nunca me despejé del asunto de pegarle cosas, usé el collage como técnica expresiva, entonces vi que funcionaba muy bien.

— ¿Es difícil hacer cartón político?

— Muy difícil. Yo admiro a los cartonistas políticos como a Falcón, mi maestro, y a los que hacen todos los días un cartón, y no sólo es el cartón, sino que tienen una agenda política. Yo no tengo una agenda política.

Es muy especial este trabajo porque te estás fijando en las cosas malas, obviamente los políticos te ayudan muchísimo. Y sí es difícil porque tienes que cuidarte de no caer en una sola noticia o en un solo personaje.

Hay cartonistas políticos excelentes, que aparte son muy buenos dibujantes, y hacen muy buena caricatura.

Voy para cinco años haciendo cinco veces a la semana un cartón, pero lo impresionante es que no se acaban los temas y hay personajes que te facilitan las cosas. Por ejemplo, el sexenio pasado Fox era buenísimo para darte material, además era muy fácil de dibujar.

— ¿Qué otros personajes son fáciles de dibujar?

— Yo no soy buen caricaturista, pero –los personajes- deben tener rasgos muy característicos o exagerados. Salinas con la pelona y las orejotas era fácil. Calderón no me resultó tan fácil al principio, recuerdo que tuve que buscar y buscar hasta llegar al personaje como es ahora y hay otros que son complicadísimos así lo intentes y lo intentes.

Hay maestros caricaturistas que captan el rasgo, que es una cosita de nada, el ojo, la nariz y ahí está el personaje. Por ejemplo, Magú quien en su estilo es totalmente libre y su trazo parece uno mal hecho, es un excelente caricaturista porque son igualitos los personajes, pero hay otros que son más precisos como Naranjo o Helguera, quienes son buenísimos para la caricatura del personaje, pero como uno es más monero hay que buscar el trazo más simple y la exposición es para relajarme de los temas.

— Pertenece a una generación de moneros destacados ¿a qué considera que se debió esta coincidencia?

Sí fue importante y accidental. Después de intentar en muchísimas carreras, terminé en el ITESO, pero yo quería estudiar arquitectura, venía de la UAG. Llegué al ITESO y no había lugar en arquitectura, me dijeron ‘inscríbete a otra carrera y luego te cambias’, así que respondí ‘me voy a comunicación, voy a estar un mes y luego ya veré que pasa’. Falcón nos dio la bienvenida a la universidad y en mi generación estaba Trino, Paco Navarrete y otros; como profesor estaba también  Jabaz. En otras generaciones estaban Alejandro Ochoa y más abajo venía Jis.

Desde ese momento hasta ahorita sigo haciendo proyectos con los mismos moneros e ilustradores, cada quien tiene sus áreas de trabajo, pero nos seguimos viéndonos y juntándonos para hacer proyectos. Algo pasó entonces.

Al mes, decidí quedarme en comunicación.

— Al pertenecer a esta generación, ¿sus compañeros eran su competencia?

— No. A mí no me pasó porque yo no me sentía tan monero. Lo primero que noté es que Trino, Falcón y Jabaz tenían un estilo muy definido y me dije ‘eso va a ser muy importante: Desarrollar un estilo’, me la pasaba en eso. Si ves los primeros trabajos hay una constante, los monos son muy narizones. Ya después del estilo, junto con una técnica, fue lo que empezó a definirme.

 Me fui por el rollo de la ilustración editorial, trabajaba para el periódico en la sección de cultura o policiaca, entonces no fue tanto enfrentarme al mono y ellos –Trino, Falcón y Jabaz- hicieron muy buen equipo y pudieron crecer los tres como moneros.

— ¿Ve nuevas generaciones?

— Hay gente muy talentosa, el problema son los espacios. Ahora, los pocos espacios que puedes encontrar en Guadalajara o en la Ciudad de México ya están tomados por lo que estamos ahorita y los que estaban arriba. Los que vienen empujando empiezan a ver nuevos espacios en lo digital, en internet o en hacer sus blogs o sus páginas para mostrar sus trabajos y esa es una posibilidad, porque así puedes enseñar tu trabajo y mostrarte. Sí hay muchísimos, lo que no hay tanto son moneras, sería padrísimo que hubiera más.


''Calderón no me resultó tan fácil al principio, recuerdo que tuve que buscar y buscar hasta llegar al personaje.''
Josel, monero y artista plástico


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