Cultura

El momento del arte nacional

Se trata de la pieza de la artista mexicana, Teresa Margolles

GUADALAJARA, JALISCO (04/OCT/2013).-Trapear pisos y pintar lienzos con sangre humana fueron algunos de los elementos presentes en la instalación de la artista mexicana Teresa Margolles, en la Bienal de Venecia 2009. La pieza se llama "¿De qué otra cosa podríamos hablar?" y alcanzó una visibilidad internacional que rebasó los circuitos establecidos del arte contemporáneo.

Cuauhtémoc Medina curó aquella exposición que ayudó a desenmascarar algunas falsas creencias sobre el derramamiento de sangre que ocurren actualmente en el país, como que éste era exclusivo del "delirio homicida" de las bandas criminales y que no alcanzaba ni incumbía al resto de la sociedad. Irónicamente y como "una bella anomalía", la instalación tenía forzosamente que poseer el aval del Estado, que en ese entonces mantenía un discurso de confrontación directa hacia la producción, el consumo y el comercio de las drogas.

El estudioso e investigador del arte, actual curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reflexiona que ése y otros proyectos artísticos enmarcados en la crisis de violencia que atraviesa la sociedad dan pie para hablar de un momento de arte nacional a través de múltiples géneros y posturas, algo que considera como una "novedad histórica", sin que ello obligue a que hay una coherencia absoluta entre todo lo que se produce.

"En términos generales, la lógica de hablar de arte nacional es totalmente fallida y ridícula. Solamente es en relación de las cosas trágicas donde quizás haya una cronología que tenga alguna utilidad argumentativa", explica.

Comenta que el periodo histórico que atraviesa el mundo, donde debería cosechar los supuestos beneficios del progreso, del libre mercado y de la estructura de movilidad del capitalismo global, ha desencadenado un reparto de violencia a nivel planetario. México es "uno de los principales teatros de ese capitalismo de catástrofes".

La prohibición al consumo de las drogas está fundamentada en una teología protestante, "de la cual no deberíamos hacernos cargo", explica el también doctor en Historia y Teoría del Arte por la Universidad de Essex, en Gran Bretaña. "En el contexto de una sociedad orientada hacia el lucro, se genera entonces un mundo criminal activísimo y que a su vez provoca una ruptura de cauces que acompaña el hecho de que la modernización neoliberal que hemos vivido, pues ha dejado a la gente degradada y en la calle".

Los ingredientes de capitalismo desenfrenado, prohibicionismo sin motivos y relaciones de género han preparado un coctel explosivo para que se derramen ríos de sangre, expone. Pero la descomposición social y la mirada incómoda, crítica o reflexiva del arte, no son exclusivas de México: "Lo mismo pasa con una parte importante del arte en Medio Oriente que se hace cargo de los conflictos políticos y sociales en torno a su región, y lo mismo sucedió con el arte colombiano en los años 80 y 90, en relación a la crisis de violencia que vivió ese país".

El país, puerto de entrada de este consumo ilícito, enclavado "en una prohibición idiota", en combinación con un proyecto de desarrollo fallido, "ha producido una sociedad tan violentamente desigual y con niveles de violencia intrínseca notabilísimos". Y ante la evasión de la responsabilidad de las mayorías, el arte contemporáneo, una parte importante de la literatura y la cultura, se han hecho cargo de este campo, asegura. "La reacción del manejo puramente policial del problema, la propia actitud de los medios de crear estereotipos que no permiten responsabilizar a la sociedad por lo que ha producido, son formas de cultura evasiva".

Cuauhtémoc Medina, quien participó con una conferencia dentro del Foro Nacional de Arte y Violencia, organizado por dependencias culturales de los tres órdenes de gobierno, intenta redirigir las acusaciones de oportunismo o de seguir una moda que se han hecho contra los artistas contemporáneos, hacia el entendimiento de la relación que tienen sus obras con la temporalidad y con la reflexión de lo que a los mexicanos nos ha tocado vivir.

Para quien se indigne porque se escarba en esta herida, menciona: "Lo molesto de este periodo artístico es lo que esta sociedad se merece (...) la violencia y el arte tienen una larga relación, pero el nivel de idiotez suicida que estamos experimentando es una especie de novedad histórica".

FRASE

"Tenemos una auténtica crisis social, catastrófica. En el contexto de lo que significa la violenta modernización capitalista neoliberal, vemos la falta de honestidad intelectual como si fuera cualquier cosa", Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC.

EL INFORMADOR / BRENDA RAMOS

Síguenos en

Temas

Sigue navegando