Cultura

Eclecticismo sonoro con la Orquesta de Cámara Blas Galindo

La apertura de la temporada 2009 de la Orquesta de Cámara Blas Galindo se distinguió por la inclusión de música contemporánea

GUADALAJARA, JALISCO.- Las 19 sillas azules expuestas en el escenario del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara -que enmarca la temporada 2009 de la Orquesta de Cámara Blas Galindo- poco a poco fueron ocupadas por los miembros de la agrupación, quienes vestidos en tonalidades oscuras fueron tomando uno a uno sus instrumentos.

En punto de las 20:40 horas hizo su entrada el director de la orquesta Guillermo Salvador, quien después de guiñar el ojo a una de las asistentes, se puso sus lentes, hizo una señal a los músicos, y comenzaron a tocar.
Aunque no era parte del programa, Zarabanda del compositor inglés Benjamin Britten fue la primera pieza que interpretaron.

Los lentos movimientos de Salvador eran acompañados por una música tranquila y emotiva, que deleitaba a los asistentes en demasía.  De pronto los brazos del director cobraron un ritmo más intenso, y la melodía se tornó dramática,  para después de unos instantes finalizar con la tranquilidad de unas cuerdas.
Después de unos emotivos aplausos, Guillermo Salvador salió por unos minutos del escenario. Cinco nuevos músicos hicieron acto de presencia entre ellos la flautista veracruzana Guinette Navarro, quien fungió como solista.

Valse Arte Nouveau de Kowaleski, fue ejecutada con maestría. Las armonías de las cuerdas y del piano jugaban con los sonidos de la flauta. Al terminar la flautista sonreía emocionada.
La velada continuó con el Concierto para Flauta de Juan Pablo Moncayo, donde además de la flauta destacó el chelo, que eran acompañados por un grupo de violines in crescendo. 

El Andante para flauta y orquesta de Mozart fue la pieza en la que Guinette Navarro más lució. La gente miraba fijamente al escenario disfrutando de un ritmo trepidante y eufórico. Fueron muchos los aplausos, Guillermo Salvador dio un beso a la solista, quien salió escoltada del escenario por los integrantes de la orquesta, y vino un breve intermedio.

El regreso de la orquesta estuvo marcado con música moderna. Sonidos de campana emulados por una máquina fueron el preámbulo  musical al que se sumaron los demás instrumentos, que durante todo el tema siguieron el mismo patrón y crearon atmósferas intimistas.

 “Creo que Debussy en una ocasión dijo que si la música se explica deja de ser música”, dijo en voz alta Guillermo Salvador, quien puso pausa al concierto, y descifró el por qué de las interpretaciones que tocaron previamente ante un público atento a sus palabras.

El cierre vino con Broma musical K. 522 de Mozart, cargada de disonancias y armonías mal resueltas, tal como la compuso el genio austríaco. La interpretación arrancó las risas de los conocedores, y dio pie a ciertas bromas entre el director y los músicos. Después del ejercicio lúdico vinieron los aplausos y la velada terminó.  
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