Cultura
Continúa con éxito muestra de Joaquín Sorolla en el Museo del Prado
Sorolla, pintor español de mayor proyección internacional y figura capital en la historia del arte español
Museo del Prado, en Madrid, España, mantendrá hasta el 6 de septiembre la exposición antológica del pintor español Joaquín Sorolla y Bastida, integrada por obras maestras de este maestro valenciano, fallecido el 10 de agosto de 1923
La exhibición, abierta al público el 26 de mayo pasado, muestra por primera vez en este país, más de un centenar de pinturas de Sorolla, el pintor español de mayor proyección internacional de su tiempo y una figura capital en la historia del arte de su nación.
Se trata de un ambicioso recorrido por lo mejor de su producción pictórica, que incluye los catorce paneles de la Visión de España, pintados para la Hispanic Society of America, llevados a tierras españolas en 2007, por una institución bancaria.
La muestra cuenta con la colaboración de numerosas colecciones privadas e instituciones de todo el mundo, especialmente el Museo Sorolla (Madrid), que aporta a la exposición un conjunto de 14 obras maestras del artista.
Joaquín Sorolla y Bastida fue un fiel representante del luminismo, afamado porque en su obra logró reproducir de forma única la belleza de los paisajes mediterráneos y los quehaceres hispanos.
Nacido en el seno de una familia modesta, el 27 de febrero de 1863, en Valencia, España, quedó huérfano a causa de una epidemia de cólera que atacó la región. Su tía Isabel y su esposo se hicieron cargo del pequeño Joaquín y de su hermana Concha.
Pasados los años, intentaron en vano enseñarle el oficio de la cerrajería, pero pronto adviertieron que su verdadera vocación era la pintura. Entonces lo inscribieron a clases con el escultor Cayetano Capuz y el pintor José Estruch, en la Escuela de Artesanos.
En esta escuela permaneció tres años, tiempo durante el cual realizó varios progresos, dada la facilidad que tenía para dibujar y pintar. En 1879 ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, a la par que trabajaba en el taller de su tío. Una visita al Museo del Prado provocó su admiración por Velázquez y El Greco, a quienes se encargó de estudiar a profundidad.
Fue en la Academia de San Carlos donde conoció a Juan Antonio García, hermano de quien más tarde acabaría siendo su esposa, Clotilde García. En 1880 consiguió una Medalla de Plata por su obra ''Moro acechando la ocasión de su venganza'', en la exposición de la sociedad El Iris.
Comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales de bellas artes, como la de Madrid, en mayo de 1881, donde presentó tres marinas valencianas que no obstante su belleza fueron desdeñadas.
Fue en 1881, en la Exposición Nacional que obtuvo la segunda medalla con la pintura ''El dos de mayo''; obra melodramática y oscura hecha expresamente para la exposición.
Otro logro en su carrera ocurrió en 1885, cuando obtuvo una pensión para estudiar en Roma, gracias a su obra ''El crit del Pelleter''. Allí, mientras trabajaba conoció el arte clásico y renacentista, así como los grandes museos y a otros artistas.
Ese mismo año viajó a París con su amigo el pintor Pedro Gil. Vivió de cerca la pintura impresionista que posteriormente influiría en su obra; ya de regreso a Roma pintó el cuadro religioso ''El entierro de Cristo'', con el que fracasó rotundamente.
Contrajo matrimonio en 1888 con Clotilde García, con quien procreó tres hijos. Vivieron un año más en Italia y un año después se instalaron en Madrid, donde logró fama con sus retratos.
En 1894 regresó a París donde conoció el luminismo, que marcaría su obra posterior. Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea.
La fama internacional llegó con las exposiciones de París (1906) y Nueva York (1909), en las que alcanzó un importante éxito de ventas y de crítica. Valencia lo nombró Hijo Predilecto y Meritorio.
Su estilo luminista es admirado por todos. La luz valenciana, la gente del pueblo y sus actividades protagonizan sus cuadros, en los que la luz y el color son los elementos principales, como bien se aprecia en ''Niños en la playa''.
Entre 1912 y 1919, realizó la obra más importante de su carrera, pues decoró las paredes de la Hispanic Society de Nueva York con 14 paneles de temática regional española, por 150 mil dólares.
Sorolla supo dotar a su pintura de unas trasparencias más propias de la acuarela que del óleo y supo realizar un tipo de impresionismo que entroncaba con la pintura española tradicional.
En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid padeció un ataque de hemiplejía que mermó sus facultades físicas y mentales. Murió en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.
Entre sus obras destacan ''La vuelta a la pesca'', ''La playa de Valencia'', ''Triste herencia'', ''Madre e hija'', ''Pescadora valenciana'' y los retratos de Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, y de Ortega y Gasset.
Conoce el Museo del Prado
CIUDAD DE MÉXICO.- El
La exhibición, abierta al público el 26 de mayo pasado, muestra por primera vez en este país, más de un centenar de pinturas de Sorolla, el pintor español de mayor proyección internacional de su tiempo y una figura capital en la historia del arte de su nación.
Se trata de un ambicioso recorrido por lo mejor de su producción pictórica, que incluye los catorce paneles de la Visión de España, pintados para la Hispanic Society of America, llevados a tierras españolas en 2007, por una institución bancaria.
La muestra cuenta con la colaboración de numerosas colecciones privadas e instituciones de todo el mundo, especialmente el Museo Sorolla (Madrid), que aporta a la exposición un conjunto de 14 obras maestras del artista.
Joaquín Sorolla y Bastida fue un fiel representante del luminismo, afamado porque en su obra logró reproducir de forma única la belleza de los paisajes mediterráneos y los quehaceres hispanos.
Nacido en el seno de una familia modesta, el 27 de febrero de 1863, en Valencia, España, quedó huérfano a causa de una epidemia de cólera que atacó la región. Su tía Isabel y su esposo se hicieron cargo del pequeño Joaquín y de su hermana Concha.
Pasados los años, intentaron en vano enseñarle el oficio de la cerrajería, pero pronto adviertieron que su verdadera vocación era la pintura. Entonces lo inscribieron a clases con el escultor Cayetano Capuz y el pintor José Estruch, en la Escuela de Artesanos.
En esta escuela permaneció tres años, tiempo durante el cual realizó varios progresos, dada la facilidad que tenía para dibujar y pintar. En 1879 ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, a la par que trabajaba en el taller de su tío. Una visita al Museo del Prado provocó su admiración por Velázquez y El Greco, a quienes se encargó de estudiar a profundidad.
Fue en la Academia de San Carlos donde conoció a Juan Antonio García, hermano de quien más tarde acabaría siendo su esposa, Clotilde García. En 1880 consiguió una Medalla de Plata por su obra ''Moro acechando la ocasión de su venganza'', en la exposición de la sociedad El Iris.
Comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales de bellas artes, como la de Madrid, en mayo de 1881, donde presentó tres marinas valencianas que no obstante su belleza fueron desdeñadas.
Fue en 1881, en la Exposición Nacional que obtuvo la segunda medalla con la pintura ''El dos de mayo''; obra melodramática y oscura hecha expresamente para la exposición.
Otro logro en su carrera ocurrió en 1885, cuando obtuvo una pensión para estudiar en Roma, gracias a su obra ''El crit del Pelleter''. Allí, mientras trabajaba conoció el arte clásico y renacentista, así como los grandes museos y a otros artistas.
Ese mismo año viajó a París con su amigo el pintor Pedro Gil. Vivió de cerca la pintura impresionista que posteriormente influiría en su obra; ya de regreso a Roma pintó el cuadro religioso ''El entierro de Cristo'', con el que fracasó rotundamente.
Contrajo matrimonio en 1888 con Clotilde García, con quien procreó tres hijos. Vivieron un año más en Italia y un año después se instalaron en Madrid, donde logró fama con sus retratos.
En 1894 regresó a París donde conoció el luminismo, que marcaría su obra posterior. Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea.
La fama internacional llegó con las exposiciones de París (1906) y Nueva York (1909), en las que alcanzó un importante éxito de ventas y de crítica. Valencia lo nombró Hijo Predilecto y Meritorio.
Su estilo luminista es admirado por todos. La luz valenciana, la gente del pueblo y sus actividades protagonizan sus cuadros, en los que la luz y el color son los elementos principales, como bien se aprecia en ''Niños en la playa''.
Entre 1912 y 1919, realizó la obra más importante de su carrera, pues decoró las paredes de la Hispanic Society de Nueva York con 14 paneles de temática regional española, por 150 mil dólares.
Sorolla supo dotar a su pintura de unas trasparencias más propias de la acuarela que del óleo y supo realizar un tipo de impresionismo que entroncaba con la pintura española tradicional.
En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid padeció un ataque de hemiplejía que mermó sus facultades físicas y mentales. Murió en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.
Entre sus obras destacan ''La vuelta a la pesca'', ''La playa de Valencia'', ''Triste herencia'', ''Madre e hija'', ''Pescadora valenciana'' y los retratos de Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, y de Ortega y Gasset.
Conoce el Museo del Prado
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