Cultura

Cervantino Alternativo

Trovadores, mimos, payasos, estatuas vivientes y músicos latinoamericanos ofrecen sus productos y servicios culturales

GUANAJUATO, GUANAJUATO.- Con el inicio del 37 Festival Internacional Cervantino (FIC), que en su versión oficial cuenta con el reconocimiento y apoyo de instituciones públicas y privadas, comenzó el "Cervantino alternativo", la otra "Fiesta del espíritu", que invade las calles de Guanajuato.  

Trovadores, mimos, payasos, estatuas vivientes y músicos latinoamericanos que ofrecen sus productos y servicios culturales a quien deambula por las calles y plazas de esta capital, dan al paisaje citadino pinceladas de color, música y alegría que el público premia con una sonrisa, acaso, una moneda.  

En entrevista con Notimex, Segundo Masaquiza, artista indígena ecuatoriano de la región de Tungurahua, expresó su enorme satisfacción por encontrarse, una vez más, dentro de quienes allende las fronteras, han llegado a México para dar a conocer la música andina que él crea junto con su grupo.  

Masaquiza, junto con Fredy J. Masaquiza, José Caizabanda y Tránsito Chanyo, informó que su organización artística se llama Grupo Arte Cultural Salasaca. Hombre sencillo y evidentemente sensible al arte, dijo a nombre de Ecuador, sentirse "agradecido con las personas que hacen este país, México".  

Explicó que la muestra cultural que presenta en el Cervantino consiste básicamente en música que de alguna forma sirve para descansar y relajar la mente. "No aborda temas políticos, sino que hace referencia al propio `yo', pues es música instrumental andina y sudamericana, grabada y en vivo".  

Apostado en la Plaza de la Paz, en el corazón de Guanajuato, el Grupo Arte Cultural Salasaca interpreta durante prácticamente todo el día temas propios y de autores reconocidos. Quienes son sensibles a ese género, oyen, se detienen y compran alguno de los cuatro discos que el grupo ha grabado.  

Hace Sol, el hambre aprieta, la necesidad de ir al baño hace estragos, mil vicisitudes viven y padecen los artistas latinoamericanos.  

Vestido a la usanza de su pueblo, con ropas confeccionadas a base de lana y algodón, el grupo resulta una bonita postal para miles de asistentes que ya se encuentran aquí.  

Respecto al público que los frecuenta, dijo que es receptivo y cálido. "Nos aprecian y aplauden siempre. Les gusta escucharnos en vivo y eventualmente compran alguno de nuestros discos que, de paso vale mencionar, se trata de producciones independientes producto del trabajo constante del grupo".  

Sin embargo, su mayor alegría descansa en "la paz y la tranquilidad que se siente en este festival, porque en Ecuador, durante más de 30 décadas, ningún gobierno ha apoyado a la actividad cultural. Nosotros, como indígenas, somos los dueños y depositarios de la cultura ancestral de nuestras tierras".  

Consecuentemente, dijo, "hemos estado así durante muchos años, trabajando en la calle, con el recurso de vender nuestros materiales como discos, instrumentos musicales andinos y reproducciones en miniatura de otros elementos de nuestra cultura autóctona; la calle es nuestro escenario y mercado".

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