Cultura

Antonio Ortuño es el primero de 'La Fila'

El escritor tapatío presenta hoy 'La fila india' a las 20:00 horas en Expo Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2013).- Sin tregua. No la hay para los lectores, mucho menos para sus personajes. La Fila India, el reciente trabajo de Antonio Ortuño, jala una hebra y deshila una obra que tiene el problema migrante de México como telón de fondo, pero que desgrana las pasiones, los miedos y los hartazgos del grupo de implicados en la investigación de una cruda matanza, un sin sentido de lo humano, en un albergue que “protege” a un grupo de centroamericano en su paso por la República Mexicana para llegar a Estados Unidos.

El libro de Ortuño representó un reto en términos de estilo, de enfoque, en su forma y en el fondo: “Nunca usé una narradora principal femenina antes de esta novela. Fue un reto importante. Para un hombre es más fácil reírse y desmarcarse de las perspectivas de género en el lenguaje que reflexionar sobre ellas. Yo tuve que sentarme, tal cual, a repensar y desmontar muchos automatismos en mi escritura y mi lenguaje. Esta historia, el tono que quería darle, exigían una voz diferente a las que había construido en otros libros. Supongo que el reto es el de toda voz narrativa: que sea verosímil, que no parezca impostada. Trabajé y reescribí mucho. Leí a muchas escritoras. Escuché o traté de escuchar los matices. Y recabé opiniones de lectoras. Creo que no tiene mucho sentido repetir lo que ya se ha escrito antes, sobre todo si ha sido celebrado o aplaudido. Me interesaba arriesgarme y espero que el resultado lo justifique”, dice Antonio para descifrar el sendero que buscó en su novela.

Aunque el periodismo está implícito, no predomina: “El periodismo y la literatura se comunican pero buscan cosas diferentes. Nunca he escrito novelas ‘de periodista’. Lo que me ha dado el periodismo es un trato frecuente con asuntos políticos y sociales espinosos que para cierta parte de la narrativa mexicana, que es un poco autista, pueden pasar de noche. Supongo que tengo tics de ‘periodiquero’. Por ejemplo, me cuesta interesarme por las narraciones intimistas. Y también tics de escritor: me cuesta interesarme por historias narradas de cualquier modo y que esperan que su tema las justifique. Busco eludir ambos extremos y contar asuntos interesantes pero con un lenguaje riguroso y que tome riesgos. La literatura no deja de ser comunicación pero no es solamente comunicación”, sentencia el escritor.
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